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Prólogo a la edición española

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Prólogo a la edición española

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Entre los profesionales de la medicina, al pronunciar los nombres

de «Harrison», «Davis», «Nelson», «Novak», «Braunwald», entre

otros, inmediatamente los asociamos con los tratados de medicina

interna, cirugía, pediatría, ginecología y cardiología. Independien-

temente de nuestra especialidad, estos textos de medicina son los

de referencia, se actualizan periódicamente y están disponibles en

nuestros servicios asistenciales para primeras consultas de temas

específicos relacionados con áreas implicadas en la especialidad

que practicamos. Probablemente, la farmacología de Goodman y

Gilman sea el libro que en el lenguaje coloquial reciba el máximo

galardón, al denominarlo los farmacólogos «La Biblia».

El tratado de

Anestesia

de R. D. Miller se incluye entre estos

libros médicos universales imprescindibles en la vida de los profe-

sionales especialistas en anestesia. Es la obra de referencia por

antonomasia de la especialidad.

El

Diccionario del uso del español

de María Moliner, en la

definición de especialidad, menciona la especialidad médica. Este

hecho nos da una idea de la importancia que ésta ha adquirido en

el lenguaje habitual, hasta el punto de que cualquier enfermo sabe

lo que significa un especialista y con frecuencia busca específica-

mente sus servicios.

Rosen define la aparición de una especialidad como: «La

actividad médica organizada en torno a unos focos de interés, los

cuales se delimitan y se organizan». Para poder estudiar el fenó-

meno de la especialización, debemos valorar los factores que

generan estos focos de interés y los requerimientos estructurales

que nos permiten definirlos.

Según López Piñero, el proceso normal de constitución de

una especialidad médica suele desarrollarse en dos fases. En la

primera se produce la autonomía de un área de la ciencia y de

la técnica médica, que pasa a ser monopolio de un subgrupo pro-

fesional especializado. En la segunda, dicho subgrupo instituciona-

liza su mecanismo de socialización de nuevos miembros mediante

organizaciones docentes y titulaciones especializadas, así como su

organización interna, a través de asociaciones y sociedades especi-

ficas. Como resultado final, la especialidad dispone, además, de

instituciones científicas y asistenciales (cátedras, institutos, libros,

revistas, salas y hospitales, etc.).

La perspectiva histórica, razón de una especialidad como la

anestesiología

(medicina perioperatoria, anestesia quirúrgica,

recuperación postoperatoria, cuidados críticos, urgencias intra- y

extrahospitalarias, tratamiento del dolor, etc.), está expuesta en el

capitulo inicial de este tratado. Julián Marías, el discípulo de

Ortega y Gasset, incide en este aspecto al afirmar: «Si queremos

manejar los conceptos con alguna precisión, tenemos que

historiarlos».

Los pioneros de la anestesia fueron Henry Hill Hickman,

Horace Wells, W. T. G. Morton, Humphry Davy y Crawford W.

Long. El primero, Hickman, asfixiaba a los animales hasta un

estado de insensibilidad por anhídrido carbónico. Fue el primero

que se aproximó al concepto de anestesia quirúrgica, pero empleó

un agente no deseado. Wells vio la posibilidad de utilizar gases

para la anestesia. Al tercero, Morton, se le debe el honor de la

introducción de la anestesia con la suficiente publicidad para su

difusión por el mundo. El cuarto fue Davy, químico y fisiólogo,

que trabajó en Bristol y descubrió las propiedades analgésicas del

óxido nitroso por inhalación, que podía ser utilizado en anestesia

quirúrgica. Por último, Long, médico general en Jefferson, Georgia,

realizó algunas demostraciones con el óxido nitroso en 1842. El

uso de éter se extendió rápidamente tras la exitosa aplicación de

Morton. En España, en febrero de 1848, Diego de Argumosa lo

utilizó en Madrid. En enero de 1847, James Simpson lo usó en

Edimburgo. En diciembre de 1846 lo utilizaron Robinson y Liston

en Londres.

Dando un salto histórico, me interesa resaltar la figura de

Ralph M. Waters, que en 1919 publicó su famoso artículo defen-

diendo la profesionalización de la anestesia «Why the professional

anesthetists». Realizó trabajos de investigación sobre los trastornos

del ritmo y la combinación de halogenados y adrenalina, la farma-

cología del ciclopropano y la toxicidad del cloroformo. Diseñó tubos

endotraqueales, palas de laringoscopios, absorbedores de dióxido

de carbono y vaporizadores. Los cuatro objetivos fundamentales de

Ralph M.Waters al crear el Departamento Universitario de Aneste-

sia en la Universidad de Madison, Wisconsin, en 1927 eran:

– Proporcionar los cuidados anestésicos óptimos a los

enfermos.

– Enseñar a los estudiantes de Medicina los fundamentos de

la anestesia clínica de manera didáctica.

– Introducir a los residentes de anestesia en el arte y la ciencia

de la anestesia.

– Investigar en colaboración con los departamentos de Cien-

cias Básicas de la facultad.

Los residentes de Waters tuvieron muchísima importancia

en la anestesiología posterior a la Segunda Guerra Mundial al

seguir uno de sus dictámenes «To teach other doctors to go out

and teach».

R. D. Miller, profesor y jefe del Departamento de Anestesia

y Cuidados Perioperatorios, profesor de Farmacología Molecular y

Celular de la Universidad de California, en San Francisco, ha coor-

dinado esta guía, que incluye desde los fundamentos de la anestesia