Prólogo a la edición española
xvii
Prólogo a la edición española
xvii
Entre los profesionales de la medicina, al pronunciar los nombres
de «Harrison», «Davis», «Nelson», «Novak», «Braunwald», entre
otros, inmediatamente los asociamos con los tratados de medicina
interna, cirugía, pediatría, ginecología y cardiología. Independien-
temente de nuestra especialidad, estos textos de medicina son los
de referencia, se actualizan periódicamente y están disponibles en
nuestros servicios asistenciales para primeras consultas de temas
específicos relacionados con áreas implicadas en la especialidad
que practicamos. Probablemente, la farmacología de Goodman y
Gilman sea el libro que en el lenguaje coloquial reciba el máximo
galardón, al denominarlo los farmacólogos «La Biblia».
El tratado de
Anestesia
de R. D. Miller se incluye entre estos
libros médicos universales imprescindibles en la vida de los profe-
sionales especialistas en anestesia. Es la obra de referencia por
antonomasia de la especialidad.
El
Diccionario del uso del español
de María Moliner, en la
definición de especialidad, menciona la especialidad médica. Este
hecho nos da una idea de la importancia que ésta ha adquirido en
el lenguaje habitual, hasta el punto de que cualquier enfermo sabe
lo que significa un especialista y con frecuencia busca específica-
mente sus servicios.
Rosen define la aparición de una especialidad como: «La
actividad médica organizada en torno a unos focos de interés, los
cuales se delimitan y se organizan». Para poder estudiar el fenó-
meno de la especialización, debemos valorar los factores que
generan estos focos de interés y los requerimientos estructurales
que nos permiten definirlos.
Según López Piñero, el proceso normal de constitución de
una especialidad médica suele desarrollarse en dos fases. En la
primera se produce la autonomía de un área de la ciencia y de
la técnica médica, que pasa a ser monopolio de un subgrupo pro-
fesional especializado. En la segunda, dicho subgrupo instituciona-
liza su mecanismo de socialización de nuevos miembros mediante
organizaciones docentes y titulaciones especializadas, así como su
organización interna, a través de asociaciones y sociedades especi-
ficas. Como resultado final, la especialidad dispone, además, de
instituciones científicas y asistenciales (cátedras, institutos, libros,
revistas, salas y hospitales, etc.).
La perspectiva histórica, razón de una especialidad como la
anestesiología
(medicina perioperatoria, anestesia quirúrgica,
recuperación postoperatoria, cuidados críticos, urgencias intra- y
extrahospitalarias, tratamiento del dolor, etc.), está expuesta en el
capitulo inicial de este tratado. Julián Marías, el discípulo de
Ortega y Gasset, incide en este aspecto al afirmar: «Si queremos
manejar los conceptos con alguna precisión, tenemos que
historiarlos».
Los pioneros de la anestesia fueron Henry Hill Hickman,
Horace Wells, W. T. G. Morton, Humphry Davy y Crawford W.
Long. El primero, Hickman, asfixiaba a los animales hasta un
estado de insensibilidad por anhídrido carbónico. Fue el primero
que se aproximó al concepto de anestesia quirúrgica, pero empleó
un agente no deseado. Wells vio la posibilidad de utilizar gases
para la anestesia. Al tercero, Morton, se le debe el honor de la
introducción de la anestesia con la suficiente publicidad para su
difusión por el mundo. El cuarto fue Davy, químico y fisiólogo,
que trabajó en Bristol y descubrió las propiedades analgésicas del
óxido nitroso por inhalación, que podía ser utilizado en anestesia
quirúrgica. Por último, Long, médico general en Jefferson, Georgia,
realizó algunas demostraciones con el óxido nitroso en 1842. El
uso de éter se extendió rápidamente tras la exitosa aplicación de
Morton. En España, en febrero de 1848, Diego de Argumosa lo
utilizó en Madrid. En enero de 1847, James Simpson lo usó en
Edimburgo. En diciembre de 1846 lo utilizaron Robinson y Liston
en Londres.
Dando un salto histórico, me interesa resaltar la figura de
Ralph M. Waters, que en 1919 publicó su famoso artículo defen-
diendo la profesionalización de la anestesia «Why the professional
anesthetists». Realizó trabajos de investigación sobre los trastornos
del ritmo y la combinación de halogenados y adrenalina, la farma-
cología del ciclopropano y la toxicidad del cloroformo. Diseñó tubos
endotraqueales, palas de laringoscopios, absorbedores de dióxido
de carbono y vaporizadores. Los cuatro objetivos fundamentales de
Ralph M.Waters al crear el Departamento Universitario de Aneste-
sia en la Universidad de Madison, Wisconsin, en 1927 eran:
– Proporcionar los cuidados anestésicos óptimos a los
enfermos.
– Enseñar a los estudiantes de Medicina los fundamentos de
la anestesia clínica de manera didáctica.
– Introducir a los residentes de anestesia en el arte y la ciencia
de la anestesia.
– Investigar en colaboración con los departamentos de Cien-
cias Básicas de la facultad.
Los residentes de Waters tuvieron muchísima importancia
en la anestesiología posterior a la Segunda Guerra Mundial al
seguir uno de sus dictámenes «To teach other doctors to go out
and teach».
R. D. Miller, profesor y jefe del Departamento de Anestesia
y Cuidados Perioperatorios, profesor de Farmacología Molecular y
Celular de la Universidad de California, en San Francisco, ha coor-
dinado esta guía, que incluye desde los fundamentos de la anestesia