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Capítulo

258 Enfermedades por inmunodeficiencias primarias

1620

Pistas procedentes del microorganismo patógeno

causal y del sistema orgánico afectado

Los sistemas orgánicos afectados por la infección y la identidad de los microor-

ganismos patógenos aislados proporcionan pistas sobre la naturaleza del posible

defecto. Un paciente que acude con linfadenitis o abscesos recidivantes causados

por microorganismos gramnegativos de baja virulencia como

Escherichia coli, Se-

rratia

o

Klebsiella

puede tener una alteración en la función del fagocito (cap. 172).

Las infecciones por microorganismos patógenos inusuales como

Staphylococcus

epidermidis

o el género

Pseudomonas,

en especial

Burkholderia cepacia,

también

sugieren un trastorno fagocítico. Otra presentación característica de los pacientes

con un defecto de la fagocitosis es el antecedente de infecciones cutáneas recidivantes

por microorganismos que expresan catalasa de la especie

Staphylococcus aureus,

una

observación que subraya la importancia de una fagocitosis eficaz y una lisis intrace-

lular mediada por el superóxido en el control de estas infecciones. El antecedente

de un desprendimiento tardío del cordón umbilical de más de 6 a 8 semanas o una

mala cicatrización de las heridas indica el diagnóstico de un defecto en la adhesión

del leucocito. La adenitis supurativa es frecuente en los pacientes con enfermedad

granulomatosa crónica y puede ser un indicio importante en el diagnóstico cuando

se recuperan bacterias gramnegativas de los tejidos. La gingivoestomatitis y las

erosiones dentales son características en los pacientes con un defecto de la célula

fagocítica como el déficit de la adhesión del leucocito (cap. 172). Las úlceras orales

recidivantes son características de los pacientes con neutropenia cíclica (cap. 170).

Los defectos en los componentes tardíos del complemento, C5 a C9 (cap. 49), se

asocian a las infecciones por especies de

Neisseria,

como la meningitis causada por

Neisseria meningitidis

o la artritis séptica causada por

Neisseria gonorrhoeae.

Los

pacientes con déficit de C3 pueden debutar con una septicemia abrumadora, en

especial por microorganismos gramnegativos; esta observación es compatible con

la función importante del complemento, en particular C3b, en la opsonización y la

facilitación de la fagocitosis.

Las alteraciones del linfocito B suelen llevar a infecciones sinopulmonares reci-

divantes que se deben con frecuencia a bacterias encapsuladas, como

Streptococcus

pneumoniae

o

Haemophilus influenzae.

Es importante explorar la faringe y las cavidades

nasales en busca de signos de sinusitis como el empedrado de la pared posterior de

la faringe, el drenaje posnasal o la secreción nasal purulenta. Los tímpanos pueden

aparecer con cicatrices y desfigurados como resultado de la infección recidivante o

crónica del oído medio. Los crepitantes en la auscultación del tórax pueden indicar

la presencia de bronquiectasias como complicación de infecciones pulmonares

recidivantes. Las acropaquias apuntan a enfermedades pulmonares significativas.

Una manifestación característica de los pacientes con agammaglobulinemia ligada

al X (ALX) es una predisposición inusual a la meningoencefalitis vírica causada por

enterovirus (p. ej., virus coxsackie, virus ECHO). Los síntomas digestivos crónicos

causados por

Giardia lamblia

se relacionan probablemente con la alteración de la

inmunidad mucosa y la falta de inmunoglobulina (Ig) A secretoria. El crecimiento

bacteriano excesivo en el intestino delgado y las infecciones por

Yersinia

y

Campy-

lobacter

pueden provocar síntomas digestivos; la diarrea y en ocasiones la mala

absorción pueden ser los síntomas de presentación frecuentes en los pacientes con

inmunodeficiencia variable común (IDCV).

Los linfocitos T son fundamentales no sólo para controlar las infecciones por virus,

hongos, micobacterias y protozoos sino también para proporcionar señales cruciales

de ayuda a los linfocitos B para que produzcan inmunoglobulinas. La candidiasis mu-

cosa extensa indica un defecto del linfocito T. Los pacientes con defectos inmunitarios

celulares presentan a menudo infecciones oportunistas por microorganismos como

Mycobacterium avium intracellulare

y

Pneumocystis jiroveci.

Sistema linfático en pacientes con inmunodeficiencias

La exploración del sistema linfático en busca de hepatoesplenomegalia y de la pre-

sencia o falta de tejido linfático es un aspecto importante de la exploración física

en un paciente con sospecha de inmunodeficiencia (cap. 171). Los pacientes con

inmunodeficiencia combinada grave (IDCG) o con ALX de la lactancia no tienen

tejido linfático palpable ni amígdalas visibles. Sin embargo, la presencia de tejido

linfático puede llevar a confusión: los pacientes adultos con IDCV o con deficiencia

de IgA pueden tener un tejido linfático aumentado de tamaño e incluso una hepatoes-

plenomegalia. Eso se debe a que el sistema reticuloendotelial sufre una hiperplasia

sin los anticuerpos opsonizantes.

Inmunodeficiencia y autoinmunidad

Los déficits de los primeros componentes del complemento, comoC4 yC2, amenudo

se presentan en la adultez como una enfermedad autoinmunitaria asociada que se

manifiesta al principio como una artritis, con frecuencia junto a una vasculitis dérmica.

Puede haber un exantema lúpico con títulos bajos de anticuerpos antinucleares o sin

ellos en los déficits de los primeros componentes de la vía clásica del complemento.

Los pacientes con algunas inmunodeficiencias primarias debutan conmanifestaciones

de autoinmunidad que afectan a los sistemas hematopoyéticos o a otros sistemas

orgánicos. Por ejemplo, el diagnóstico de IDCV puede venir precedido por una

anemia hemolítica autoinmunitaria (cap. 163).

Inmunodeficiencia y enfermedades digestivas

Muchos pacientes con enfermedades por inmunodeficiencia primaria tienen

síntomas y observaciones clínicas referidos al tubo digestivo. En un estudio de

248 pacientes con IDCV, el 21% tenía una afectación digestiva significativa. La

hepatopatía aparece en un 12% adicional. El crecimiento excesivo de bacterias en

el intestino delgado, como las infecciones por

Yersinia

y

Campylobacter,

las infesta-

ciones parasitarias por microorganismos tales como

G. lamblia

y la enteritis vírica

crónica causada por enterovirus y citomegalovirus son relativamente frecuentes

en los pacientes con defectos de los linfocitos B o T. La incidencia de intolerancia

a la lactosa es alta en los pacientes con inmunodeficiencia. De forma similar, a

menudo los pacientes con deficiencia de IgA debutan con manifestaciones gas-

trointestinales.

Inmunodeficiencia y antecedentes familiares

Unos antecedentes familiares detallados en los pacientes con sospecha de inmuno-

deficiencia pueden añadir una información valiosa. Numerosas inmunodeficiencias

están ligadas al X; por tanto, el antecedente de familiares varones de la línea materna

con infecciones inusuales frecuentes o que fallecieron al principio de la lactancia debe

sugerir al médico la posibilidad de una forma de inmunodeficiencia ligada al X. En

estos casos hay que esperar que la madre sea una portadora, aunque la frecuencia de

mutaciones nuevas en los trastornos ligados al X es significativa; por lo tanto, la falta

de antecedentes familiares no puede excluir este patrón de herencia. La IDCV y el

déficit de IgA son trastornos familiares y a menudo ocurren cuando otros miembros

de la familia padecen enfermedades autoinmunitarias.

Defectos en el sistema inmunitario innato:

déficit del complemento y del fagocito

Déficit de las proteínas del complemento

Definición

El sistema del complemento (C) es importante en la defensa del huésped y está

compuesto de un sistema complejo de proteínas plasmáticas y receptores de superficie

(cap. 49). Las funciones importantes del sistema del complemento son la opsoniza-

ción para potenciar la fagocitosis, la eliminación de inmunocomplejos, la inducción

de la respuesta inmunitaria humoral y la eliminación de células apoptósicas.

Epidemiología

Aproximadamente el 5% de los pacientes con una inmunodeficiencia primaria tiene

un déficit del complemento. Aunque raro, el déficit de C2 es el más frecuente de las

enfermedades de los primeros componentes del sistema del complemento; ocurre

en 1:10.000 blancos. El déficit de C6 es el más frecuente de los componentes tardíos

del complemento. La frecuencia de déficit del complemento en casos esporádicos de

infección sistémica por meningococos se ha calculado en el 15%. En los pacientes

con enfermedades recidivantes por meningococos, la prevalencia es tan alta como

del 40%.

Manifestaciones clínicas

Estos trastornos suelen heredarse de forma autosómica codominante; los progenitores

de los pacientes tienen la mitad de las concentraciones normales del componente del

complemento implicado y el paciente tiene una falta completa del componente en cues-

tión. Los déficits del complemento pueden dividirse ampliamente en los de los primeros

componentes de la vía clásica del complemento (C1, C2 yC4), los de los componentes

de la vía alternativa del complemento (factores B, Dy P), los de las proteínas ligadoras de

manosa y sus proteasas asociadas (MASP-1 yMASP-2), los de los componentes tardíos

del complemento (C5, C6, C7, C8 yC9). Las personas que carecendeC3 comparten las

características de los déficits de los primeros y últimos componentes del complemento.

Los pacientes que carecen de los primeros componentes del complemento presentan a

menudo enfermedades reumáticas en la vida adulta. Estos pacientes presentan amenudo

lasmanifestaciones típicas del lupus eritematoso sistémico, salvo por que amenudo son

seronegativos, es decir, que carecen de anticuerpos contra el ADN y hay un título bajo

de anticuerpos antinucleares. Los sujetos con un déficit de C2 pueden tener un lupus

eritematoso sistémico o un lupus discoide. Otros trastornos reumatológicos asociados

a los déficits de los primeros componentes del complemento son la dermatomiositis,

la esclerodermia, las vasculitis y la glomerulonefritis membranoproliferativa. El déficit

homocigótico del factor H, una proteína reguladora del complemento, puede mani­

festarse en forma de síndrome hemolítico-urémico (cap. 175). Además, los déficit

de los componentes tardíos del complemento en ocasiones se asocian a vasculitis u

otras enfermedades parecidas al lupus. Con menor frecuencia los pacientes con déficit

de los componentes tardíos del complemento sufren un síndrome de Raynaud, una

esclerodermia o una dermatomiositis.