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Capítulo

259 Rinitis alérgica y sinusitis

1627

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en la superficie por el aeroalérgeno. Como en todas las respuestas inmunitarias

mediadas por anticuerpos, la exposición inicial al antígeno da lugar a la secreción

por el linfocito B de anticuerpos IgM con afinidad baja. La exposición posterior

al alérgeno, en los sujetos con una predisposición génica, lleva a una respues-

ta inmunitaria secundaria caracterizada por el cambio de isotipo a la IgE. La

liberación resultante de anticuerpos IgE a la circulación no produce síntomas

alérgicos. Sólo tras la unión de los anticuerpos IgE a sus receptores de afinidad

alta situados en los basófilos y los mastocitos los síntomas aparecen con las

exposiciones posteriores al alérgeno. Se necesita el entrecruzado de alrededor

de 300 receptores de IgE y células para estimular la desgranulación; por tanto, a

menudo se necesitan varias estaciones de alergia antes de que haya un número

suficiente de moléculas de IgE específicas frente al alérgeno sobre la superficie

del mastocito para provocar su desgranulación. Esto significa que la aparición

de la RA sintomática es por tanto un proceso largo, que generalmente exige al

menos tres o cuatro exposiciones. Como resultado, la RAE no suele observarse

en los niños hasta que tienen unos 4 años de edad. De forma análoga, en los

adultos pueden no aparecer respuestas sintomáticas a los alérgenos locales hasta

unos 4 años después de trasladarse a una región. La RAP, sin embargo, puede

aparecer mucho antes.

Al cabo de unos minutos de la exposición al alérgeno, los mastocitos sensibilizados

con IgE se desgranulan y liberanmediadores preformados y recién sintetizados, como

histamina, proteasas (triptasa y quimasa), leucotrienos cisteinílicos, prostaglandinas

y citocinas. Algunos de estos mediadores producen los síntomas característicos

de la fase temprana de la RA, sobre todo los estornudos, el prurito, la rinorrea y,

hasta cierto punto, la congestión. Otros mediadores estimulan la infiltración de la

mucosa nasal por células inflamatorias, incluidos basófilos, eosinófilos, neutrófilos,

otros mastocitos y células mononucleares. Esta infiltración de células inflamatorias

y la consiguiente liberación de una onda secundaria de mediadores mantienen la

reacción inflamatoria y producen la respuesta de fase tardía de laRA. Esta respuesta

inflamatoria de instauración lenta se caracteriza sobre todo por congestión nasal.

La inflamaciónque aparece a lo largode una estaciónde alergia se asocia a un incremento

aproximado de unas 10 veces del número de mastocitos presentes en el epitelio nasal

y el tejido submucoso. Esto refleja la migración de mastocitos preexistentes al interior

del epitelio y la diferenciación y llegada de nuevos mastocitos bajo la influencia de

factores de crecimiento citocínicos. En el curso de la estimulación continua con

alérgenos, estos mastocitos también muestran una mayor

imprimación

que refleja

el aumento del número de receptores para la IgE y de IgE unida a la superficie, así

como la potenciación de las vías de transducción de la señal. A medida que progresa

la estación del alérgeno, es necesaria menor cantidad de alérgeno para activar la des-

granulación del mastocito.

Activación de la célula presentadora de antígeno

y del linfocito T cooperador

Además de su interacción con los mastocitos, los alérgenos se comportan como otros

antígenos extraños y son procesados y presentados por las células presentadoras

de antígeno a los linfocitos T cooperadores (T

H

). La activación de estas células presen-

tadoras de antígeno, como las células mononucleares fagocitarias, los linfocitos B y

en especial las células dendríticas, es una fuente importante de citocinas, en especial

de las asociadas a la inmunidad innata como la interleucina (IL) 1, la IL-6 y el factor de

necrosis tumoral

a

(TNF-

a

). Con el desarrollo de la inflamación alérgica se aprecia

una mayor presencia de linfocitos B que expresan inmunoglobulinas de superficie

específicas frente al alérgeno y de células dendríticas que expresan IgE en su superficie.

Estos anticuerpos pueden funcionar como receptores que «capturan» el alérgeno y

aumentan la eficacia de estas células en el procesamiento del antígeno. Los linfocitos T

recién activados tienden a parecerse a los linfocitos T

H

2, caracterizados por la pro-

ducción de IL-4, IL-5, IL-9, IL-13 y de factor estimulante de colonias de granulocitos

y macrófagos (GM-CSF). Estas citocinas también son componentes importantes

de la respuesta inflamatoria en la RA y contribuyen a aumentar la producción, el

reclutamiento y la activación de eosinófilos, mastocitos y basófilos. Un ambiente rico

en IL-4 e IL-13 dirige el cambio al isotipo IgE y contribuye a una mayor producción

de IgE específica frente al alérgeno.

Como resultado de estos procesos inflamatorios, a lo largo del curso de la

exposición al alérgeno la rinitis evoluciona y se hace más dependiente de los

mediadores asociados a la infiltración por eosinófilos, basófilos, neutrófilos, células

mononucleares y linfocitos T

H

, así como de un número cada vez mayor de masto-

citos imprimados. Los síntomas de la rinitis aguda como los estornudos, el prurito

y la rinorrea reflejan en gran medida la liberación de mediadores vasoactivos, en

especial histamina. Pero a medida que la RAE o la RAP persisten, estas células

infiltrantes siguen produciendo citocinas y otros mediadores inflamatorios que

llevan a la hipersecreción de moco, el edema tisular, la hiperplasia de las células

caliciformes y la lesión tisular, que se convierten en fuentes primarias de los

síntomas de alergia del paciente. Como la intervención de la histamina disminuye a

medida que laRAprogresa (se expone más adelante) los antihistamínicos pierden

eficacia.

Los eosinófilos son un componente importante de la inflamación que aparece en

laRAP. Los eosinófilos liberan una amplia variedad de mediadores proinflamatorios,

como los leucotrienos cisteinílicos (leucotrienos C

4

, D

4

y E

4

), la proteína catiónica

del eosinófilo, la peroxidasa del eosinófilo, la proteína principal básica, la IL-3, la

IL-5, el GM-CSF y el factor activador de las plaquetas. Los mediadores derivados del

eosinófilo son componentes importantes de la respuesta alérgica crónica y producen

muchos de los síntomas de la RA, en especial la congestión nasal. La evolución

natural de la RA es hacia un empeoramiento inexorable de los síntomas durante

varias semanas en presencia de una exposición continua al alérgeno. Los síntomas no

adquieren a menudo su máxima expresión hasta mucho después de que se alcancen

concentraciones máximas de pólenes y persisten después de que los recuentos de

polen se hayan reducido. Estas observaciones reflejan la franja temporal del inicio de

la inflamación nasal y la lesión tisular. La llegada de eosinófilos a la mucosa nasal se co-

rrelaciona con el desarrollo y la progresión de los síntomas. En resumen, la evolución

natural de la RA representa una evolución desde un proceso agudo mediado sobre

todo por el mastocito que responde a los antihistamínicos a un proceso inflamatorio

crónico, que está mediado sobre todo por los eosinófilos y responde mucho menos

a los antihistamínicos.

Manifestaciones clínicas

El diagnóstico de la RA se basa en la presencia de estornudos, que son a menudo

paroxísticos; rinorrea de secreciones transparentes acuosas; congestión nasal; y

prurito en las fosas nasales y el paladar. Estos síntomas se asocian generalmente a la

conjuntivitis alérgicamanifestada por prurito ocular, lagrimeo e inyección conjuntival.

La conjuntivitis intensa es menos frecuente en la RAP que en la RAE. La mejor

explicación para esta diferencia es que los granos de polen afectan a los ojos cuando

son

empujados

a su interior. Los alérgenos de interior tienenmenos probabilidades de

ser empujados al interior de los ojos porque el aire está relativamente calmado. Los

aeroalérgenos de interior llegan a la nariz a través de la respiración.

Lo que se ha apreciado menos es que laRAes una enfermedad sistémica asociada

a los linfocitos T activados circulantes y a las células mononucleares fagocitarias. La

activación de estas células se demuestra por su producción de citocinas asociadas a la

inmunidad innata como la IL-1, el TNF-

a

y la IL-6. Estas citocinas son responsables

del letargo, la astenia, las artralgias y las mialgias que acompañan con frecuencia a la

RA. Estos síntomas sistémicos, que son a menudo la principal queja de los alérgicos,

contribuyen a una menor calidad de vida y son a menudo lo suficientemente intensos

como para dificultar las actividades normales, como el trabajo o la escuela. Aunque la

fiebre no se considera una manifestación de laRA, resulta enigmático que el término

profano de este trastorno sea fiebre del heno, un nombre que refleja la naturaleza gripal

pronunciada de esta enfermedad.

Diagnóstico

LaRAes sobre todo un diagnóstico clínico basado en los síntomas y en la exposición.

Es un trastorno génico complejo y los pacientes afectados tienen generalmente ante-

cedentes familiares. Los mediadores vasoactivos inducen las secreciones glandulares

y la permeabilidad vascular junto con la ingurgitación de los sinusoides venosos

de capacitancia. Así pues, la exploración física revela una mucosa nasal cianótica y

tumefacta con secreciones transparentes. Las extensiones (tinción de Hansel) de

las secreciones nasales raramente son necesarias, pero cuando se realizan suelen

mostrar eosinófilos.

El diagnóstico de la RA se confirma demostrando anticuerpos IgE específicos

reactivos frente al alérgeno relevante mediante pruebas cutáneas de la alergia o

inmunoanálisis de IgE positivos. Además de confirmar el diagnóstico deRA, la iden-

tificación del alérgeno desencadenante específico es fundamental para la instauración

de las medidas ambientales adecuadas. Las pruebas cutáneas intraepidérmicas son

seguras, específicas y rápidas y la prueba diagnóstica de elección para identificar

los alérgenos relevantes. Una prueba intradérmica positiva en presencia de una

prueba intraepidérmica negativa es a menudo un falso resultado positivo. Por tanto,

rara vez se indican las pruebas intradérmicas y se asocian con reacciones sistémicas

potencialmente mortales. Si las pruebas intraepidérmicas no está disponibles o no

se pueden realizar (p. ej., pacientes con eccema o dermografismo, pacientes que

toman antihistamínicos, antieméticos o antipsicóticos), una alternativa adecuada

son los inmunoanálisis de IgE. Al igual que con las pruebas intraepidérmicas, los

inmunoanálisis de IgE positivos se correlacionan con los síntomas producidos por

la exposición natural, establecen el diagnóstico de RA y puede formar la base del

tratamiento ambiental; por tanto estos ensayos deberían usarse extensamente por

los médicos de asistencia primaria que tratan a pacientes con RA. Sin embargo, un

inmunoanálisis de IgE negativo con una fuerte sospecha clínica indica la necesidad

de derivar al paciente al especialista.

Diagnóstico diferencial

En la

tabla 259-2

se muestran otras causas de rinitis y en la

figura 259-1

el enfoque

del paciente con estornudos y rinorrea.