Table of Contents Table of Contents
Previous Page  1243 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 1243 / 2894 Next Page
Page Background

36

Monitorización neurológica

Christoph N. Seubert y Michael E. Mahla

Puntos clave

1243

  1.

Existen cuatro principios claves que rigen la

monitorización neurológica intraoperatoria.

  2.

La vía nerviosa con riesgo de lesión durante el

procedimiento quirúrgico debe ser accesible a la

monitorización.

  3.

Si se detecta alguna evidencia de lesión sobre la vía,

debe existir alguna intervención posible.

  4.

Si se detectan cambios en la monitorización neurológica,

y no se puede realizar ninguna intervención, a pesar de

que la monitorización puede tener valor pronóstico no

tiene el potencial de proporcionar un beneficio directo al

paciente para detectar de forma precoz un daño

neurológico inminente.

  5.

La monitorización debe aportar datos fiables y reproducibles.

  6.

Existen pocos estudios prospectivos aleatorizados que

evalúen la eficacia de las modalidades de monitorización

neurológica.

  7.

A partir de la experiencia clínica y de los estudios no

aleatorizados han surgido patrones de práctica para el

uso de la monitorización neurológica.

  8.

Existen procedimientos para los que se recomienda la

monitorización y ésta se utiliza en la mayoría de los

centros.

  9.

Existen procedimientos para los que se utiliza con

frecuencia la monitorización en algunos centros, aunque

no en otros.

10.

Existen procedimientos para los que no hay una

experiencia clínica clara o evidencia que indique

que la monitorización tiene algún tipo de utilidad

(uso experimental).

11.

Existen procedimientos para los que la monitorización se

utiliza de forma selectiva en pacientes que, según se

cree, tienen un riesgo superior al normal de sufrir una

lesión neurológica intraoperatoria.

©

2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos

La monitorización neurológica en el contexto de los cuidados anes-

tésicos para un paciente abarca un amplio abanico de técnicas, pro-

cedimientos diversos y varios contextos intraoperatorios o, incluso,

postoperatorios. Las técnicas para la monitorización se engloban en

dos grandes categorías: técnicas para valorar la integridad metabó-

lica del sistema nervioso, que de forma característica, suponen

determinaciones globales o bien determinaciones regionales del

flujo sanguíneo o de la oxigenación, o técnicas para valorar la inte-

gridad funcional que también pueden ser globales o estar centradas

en componentes anatómicos específicos del sistema nervioso.

Todos los procedimientos y ámbitos en los que se aplica habi-

tualmente la monitorización neurológica comparten la característica

de que los cambios en los parámetros monitorizados pueden ser

corregidos ominimizados ya sea modificando el abordaje quirúrgico

o bien manipulando los parámetros bajo el control del anestesiólogo.

Los procedimientos monitorizados oscilan desde aquellos procedi-

mientos en los que la monitorización dicta el abordaje quirúrgico,

como la localización del área motora durante la cirugía tumoral o la

exploración neurológica durante una craneotomía en un paciente

«despierto», hasta procedimientos que por su naturaleza colocan a

partes del sistema nervioso en una situación de riesgo aumentado.

Enmuchos procedimientos que requierenmonitorización neu-

rológica, la diana quirúrgica sobrepasa el sitio de acción de los fárma-

cos que recibe el paciente. El anestesiólogo y el cirujano tienen que ser

conscientes no sólo de las limitaciones inherentes a las técnicas indi-

viduales de monitorización, sino también de los factores no quirúrgi-

cos que influyen en los resultados de la monitorización. Lo ideal sería

que el abordaje de la monitorización anticipara los factores no quirúr-

gicos mediante el aporte de un cierto grado de redundancia que ayude

a distinguir entre una intrusión quirúrgica y un evento sistémico.

En algunos procedimientos, la monitorización neurológica

es un marcador de la calidad de la asistencia y se utiliza de forma

rutinaria porque los datos pronóstico respaldan su uso. Como

ejemplos se pueden citar la corrección de la escoliosis y la resección

de neurinomas vestibulares. Con mayor frecuencia, el abordaje de

la monitorización se basa en convenciones locales y en expectativas

quirúrgicas. En este último caso, la utilidad de la monitorización

depende aun más de una buena comprensión de las capacidades

técnicas y de las limitaciones por parte de los anestesiólogos y

cirujanos, y de su mutua colaboración para permitir una acción

correctiva en el caso de que haya señales de cambio o bien para

prevenir falsas alarmas que interrumpan la cirugía.

Este capítulo aborda en primer lugar las modalidades indi-

viduales de monitorización de forma aislada, de modo que el clínico

pueda apreciar los puntos fuertes y los puntos débiles inherentes a

cada una de ellas. Las secciones siguientes aplican la información

mediante la descripción de abordajes apropiados en diferentes

ámbitos clínicos que combinan e integran las técnicas individuales

para optimizar el pronóstico neurológico de los pacientes. El capí-

tulo termina con un breve comentario sobre la utilidad actual de