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Control de la anestesia

III

la monitorización neurológica, y dónde se necesita más trabajo

para determinar si la monitorización neurológica puede desempe-

ñar un papel en pacientes quirúrgicos en el futuro.

Modalidades de monitorización

Monitores de suficiencia del flujo sanguíneo

del sistema nervioso

La suficiencia del flujo sanguíneo cerebral (FSC) puede monitori-

zarse a través de dos métodos fundamentales. El primer método

valora el propio flujo sanguíneo mediante la asunción implícita de

que el flujo «normal» aporta de una forma adecuada las necesida-

des metabólicas del cerebro. El segundo abordaje valora el sumi-

nistro de oxígeno, ya sea local o globalmente, con la asunción

implícita de que los valores «normales» en el lugar de medición

reflejan un aporte sanguíneo adecuado a todo el sistema nervioso

central (SNC). Con el fin de ilustrar las limitaciones impuestas por

este tipo de asunciones implícitas, examinemos el FSC global o

hemisférico en el contexto del proceso patológico de un paciente.

En el cerebro normal,unos valores de FSC hemisférico de unos

50ml/100g/min reflejan un adecuado suministro de oxígeno para el

mantenimiento de la integridad estructural y la función.Valores infe-

riores a 20-25ml/100g/min se asocian primero a un fallo de la

función, y a un nuevo descenso con daño estructura

l 1 .

En pacientes

neuroquirúrgicos, la integridad estructural y la función pueden estar

alteradas por el proceso patológico y por los anestésicos, los cuales

pueden tener un impacto en la interpretación del FSC medido. Un

FSC de 40ml/100g/min en un paciente en coma barbitúrico tras la

resección de una malformación arteriovenosa puede ser indicativo

de hiperemia (porque la demanda metabólica es muy baja), mientras

que el mismo FSC en un paciente con una lesión por una masa puede

reflejar un descenso modesto en la presión de perfusión cerebral

secundario a un aumento de la presión intracraneal.

Técnicas (no invasivas) de monitorización del flujo

sanguíneo global

Compuestos trazadores intravasculares.

 Lamedicióndirecta

del FSC es posible determinando la cinética de la impregnación o del

lavado, o de ambos, de un compuesto trazador inerte, un método que

fue descrito por primera vez por Kety y Schmid

t 2 .

La técnica de

medición que más se utiliza conlleva la administración de un isótopo

radiactivo de xenón (

133

Xe), seguida de la medición del lavado de la

radiactividad con detectores gamma situados sobre áreas cerebrales

específicas. En función del número de detectores, este método puede

proporcionar una resolución espacial de 4cm. En un cerebro normal,

puede extrapolarse el flujo a distintas profundidades desde el lavado

precoz, que debería reflejar una perfusión elevada de la sustancia gris

cortical; y el lavado tardío, a partir de una perfusión baja de la sus-

tancia blanca más profunda.

Los inconvenientes de este método consisten en que hay que

exponer al paciente a compuestos radiactivos y en que hay que colocar

un equipo detector externo, potencialmente engorroso, que puede

interferir con la propia cirugía si se trata de una cirugía intracraneal.

Se pueden perder áreas focales de hipoperfusión debido a un flujo

adecuado subyacente o supraadyacente, un fenómeno descrito como

«ver a través

» 3 .

A pesar de estos defectos, se ha utilizado el lavado con

133

Xe en algunos de los principales centros para la monitorización

intraoperatoria durante intervenciones como la endarterectomía

carotíde

a 4-8 .

Modernas variaciones del mismo concepto incluyen las

determinaciones del tiempo medio de tránsito de los agentes de con-

traste intravascular durante la neuroimagen para determinar el flujo

sanguíneo loco-regiona

l 7,8

o una técnica de indicador doble para

determinar el FSC globa

l 9

. Todas estas técnicas comparten la limita-

ción de que proporcionan una instantánea del FSC en el tiempo en

vez de una monitorización continua.

Ecografía Doppler transcraneal.

 La ecografía Doppler trans-

craneal (DTC) es una técnica que infiere el FSC a partir de las

medidas de la velocidad del flujo sanguíneo en las grandes arterias

cerebrales conductoras. La sonda de DTC transmite los pulsos de

las ondas sónicas a través del hueso temporal fino,como una variante

de la técnica Doppler de onda pulsada con la que los anestesiólogos

pueden estar familiarizados a partir de la ecocardiografía. Cuando

estas ondas sónicas son reflejadas en los eritrocitos de vuelta hacia

la sonda de DTC, la velocidad de las ondas de sonido reflejadas varía

porque los propios eritrocitos están en movimiento hacia la sonda

o alejándose de ella. Este fenómeno, descrito como «desplazamiento

Doppler», está directamente relacionado con la velocidad y la direc-

ción del flujo de los eritrocitos. El flujo sanguíneo es más rápido

durante la sístole y en el centro de un vaso, y más lento en la diástole

y cerca de la pared del vaso. El DTC registra un espectro de veloci-

dades del flujo, cuyo aspecto recuerda a la forma del trazado de la

onda arterial. Estos conceptos se ilustran en la

figura 36-1

.

Intraoperatoriamente las mediciones del DTC se realizan

más y con mayor facilidad mediante la monitorización continua de

la arteria cerebral media con el fin de detectar cambios significativos

en la velocidad del flujo o bien detectar la presencia de partículas

de émbolos. Como estudio diagnóstico, además de la arteria cerebral

media, pueden explorarse a través de la ventana ósea temporal las

arterias cerebral anterior, comunicante anterior, cerebral posterior y

comunicante posterior. Las arterias basilar, oftálmica y carótida

interna también pueden ser exploradas a través del agujero magno

(sonda de DTC en la parte posterior del cuello en flexión) (arteria

basilar), del párpado cerrado (con una energía sónica reducida)

(arteria oftálmica) y cerca del ángulo de la mandíbula (arteria caró-

tida interna). Una limitación importante del DTC es el hecho de que

la mayor parte de la exploración se realiza a través del hueso tem-

poral, que puede ser lo suficientemente grueso como para imposi-

bilitar una exploración adecuada en el 10-20% de los paciente

s 10,11

.

Se han de hacer dos aseveraciones, intuitivas y plausibles pero

no probadas, para que la velocidad del flujo sanguíneo medida

mediante DTC pueda tener una relación directa con el FSC. La

primera es que la velocidad del flujo sanguíneo está directamente

relacionada con el flujo sanguíneo sólo si el diámetro de la arteria

donde se mide la velocidad del flujo y la medición del ángulo de la

sonda Doppler permanecen constantes.Desde el punto de vista prác-

tico, la dificultad de esta afirmación reside en encontrar una forma

de fijar la sonda de DTC de modo que se prevengan desplazamientos

o movimientos durante la monitorización. La segunda aseveración

requiere que el FSC en las arterias basales cerebrales esté relacionado

directamente con el FSC cortical. Puesto que la monitorización DTC

se realiza principalmente utilizando la arteria cerebral media, esta

asunción puede ser incorrecta si el flujo sanguíneo colateral a través

de colaterales leptomeníngeas desde los territorios de las arterias

cerebrales anterior y posterior es adecuado. Aunque estas dos asun-

ciones limitan la utilidad del DTC a una monitorización única del

FSC, los cambios en la velocidad del flujo que se observan en las

aplicaciones típicas (que se comentan más adelante) son lo suficien-

temente grandes como para aportar información clínicamente útil.

Aún más importante es el hecho de que el DTC es la única

técnica de monitorización neurológica continua que proporciona

un aviso precoz de la hiperperfusión y del número de émbolos que

recibe el cerebro durante varias fases de una intervención. Dada su

ecogenicidad elevada, los émbolos se muestran en el espectro del

DTC como señales transitorias de intensidad elevada (HITS, por

sus siglas en inglés) (v.

fig. 36-1

) y se identifican fácilmente como

pitidos o chasquidos breves dentro de la actividad de base de los

sonidos Doppler.