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El funcionamiento agudo de esta tecnología ha sido validado

frente a la tomografía computarizada (TC) con xenón estable en

pacientes con traumatismos craneales, y funcionó bien en un

amplio rango de valores de FSC en un modelo ovino de hipercap-

nia, hiperventilación y parada cardíac

a 22 .

Usada clínicamente de

forma continuada, la sonda ha mostrado algunas desviaciones y

recalibrados a intervalos regulare

s 23 .

Con el fin de evitar un daño

tisular térmico, la medición se suspende de manera automática si

el termistor pasivo mide una temperatura cerebral de 39,1 °C.

Puesto que la fiebre es una complicación frecuente, en particular

en el caso de pacientes con una patología cerebral grave, la incapa-

cidad para la monitorización durante un episodio febril puede

constituir una verdadera limitación de esta técnica.

Monitorización de la presión parcial de oxígeno tisular.

La monitorización localizada de la Po

2

tisular se basa en un electrodo

sensible al oxígeno que fue descrito por primera vez por Clar

k 24 .

La

difusión de las moléculas de oxígeno a través de una membrana

permeable al oxígeno en el interior de una solución electrolítica

provoca una corriente eléctrica que es proporcional a la Po

2

. Los

electrodos basados en catéteres actualmente disponibles proporcio-

nan unas condiciones estables de registro durante períodos de

tiempo prolongados. Al igual que las sondas para el FSC regional, se

colocan en el interior de la sustancia blanca subcortical.

La mayoría de los datos sobre los niveles de oxígeno tisular

cerebral (P

Br

o

2

) se obtienen de estudios de pacientes con trauma-

tismo craneal. La comparación con la TC mediante xenón estable

para valorar el FSC muestra que hay una buena correlación entre la

P

Br

o

2

y el FS

C 25,26

. Del mismo modo, la evolución en el tiempo de

los cambios producidos en la P

Br

o

2

después de un daño traumático

cerebral se asemeja a la del FS

C 27,28

. Las críticas a esta técnica man-

tienen que los valores de P

Br

o

2

están influidos en gran parte por la

presión parcial de oxígeno arterial (Pao

2

) y son meramente un indi-

cador elaborado sobre la calidad de la ventilación del paciente. Esta

visión está respaldada por la observación de que el aumento de la

fracción de oxígeno inspirado (Fio

2

) incrementa la P

Br

o

2

, aunque

probablemente represente una simplificación excesiv

a 29

. Estudios

simultáneos mediante microdiálisis han mostrado que el aumento

de Fio

2

no sólo aumenta la P

Br

o

2

, sino que también disminuye los

niveles de lactato tisular, lo que sugiere que hay una verdadera

mejoría en el entorno metabólico del propio tejido cerebra

l 30,31

.

Monitores de la función del sistema nervioso

Las modalidades de monitorización que más se utilizan son el electro-

encefalograma (EEG), las respuestas evocadas sensitivas (RES), las

respuestas evocadas motoras y el electromiograma (EMG). El EEG es

un registro de superficie de la suma de los potenciales postsinápticos

excitadores e inhibidores que son generados de manera espontánea

por las células piramidales en la corteza cerebral. Las señales son muy

pequeñas y cada electrodo de registro sólo recoge información gene-

rada directamente por debajo del mismo. Por lo general, la monitori-

zación con el EEG se dirige a uno omás de cuatro usos perioperatorios.

En primer lugar, el EEG se utiliza para identificar un flujo sanguíneo

cerebral inadecuado hacia la corteza cerebral, producido por una

reducción del mismo que ha sido inducida ya sea por la cirugía o la

anestesia, o bien por retracción sobre el tejido cerebral. En segundo

lugar, el EEG puede utilizarse para guiar una reducción del metabo-

lismo cerebral inducida por anestésicos ya sea como anticipación a

una pérdida de FSC o bien en el tratamiento del aumento de la presión

intracraneal, cuando se desea obtener una reducción del FSC y del

volumen sanguíneo. En tercer lugar, el EEG puede emplearse para

predecir el pronóstico neurológico tras un daño cerebral. Por último,

el EEG puede utilizarse para calibrar la profundidad del estado anes-

tésico de un paciente sometido a una anestesia general (v. cap. 29).

Una experiencia de más de 50 años en la monitorización del

EEG ha llevado a muchas correlaciones conocidas de patrones EEG

con estados clínicos normales y patológicos de la corteza cerebral.

El electroencefalografista puede identificar de manera precisa el

estado de vigilia, inconsciencia, actividad epiléptica, fases del sueño

y coma. En ausencia de cambios significativos en la técnica anesté-

sica, el electroencefalografista también puede identificar con preci-

sión si hay un suministro inadecuado de oxígeno al cerebro (ya sea

por hipoxemia o por isquemia). El uso de análisis computarizados

de alta velocidad y de métodos estadísticos ha permitido que se

lleguen a comprender mejor, salvo escasas excepciones, los patrones

electroencefalográficos sin solución de continuidad entre la vigilia

y la anestesia profunda. Además, los avances alcanzados en las téc-

nicas de computación han permitido la manipulación matemática

a velocidades elevadas de la señal electroencefalográfica para pre-

sentar los datos de una manera más adecuada a los propósitos de la

monitorización quirúrgica o anestésica continuada.

Los potenciales evocados son la actividad eléctrica que se

genera como respuesta a un estímulo sensitivo o motor. Las medi-

ciones de las respuestas evocadas se pueden efectuar a lo largo de

múltiples puntos de la vía nerviosa involucrada. Las respuestas

evocadas suelen ser más pequeñas que otra actividad eléctrica

generada en tejidos cercanos (como el músculo o el cerebro) y son

ensombrecidas fácilmente por otras señales biológicas. En el caso

de las RES son necesarios el muestreo repetido y sofisticadas téc-

nicas electrónicas de sumación y de promediación para extraer la

señal del potencial evocado de las señales biológicas de fondo. Las

respuestas evocadas motoras suelen ser mayores y habitualmente

no requieren promediación.

Las RES son los potenciales evocados que más se monitori-

zan en el quirófano. A lo largo de las dos últimas décadas se han

llevado a cabo numerosas investigaciones sobre el uso intraopera-

torio de los potenciales evocados motores (PEM). Aunque el uso

rutinario mediante monitorización de los PEM no está muy exten-

dido, cada vez es más frecuente. Existen tres tipos básicos de res-

puestas evocadas sensitivas: potenciales evocados somatosensitivos

(PESS), potenciales evocados auditivos del tronco encefálico

(PEATE) y potenciales evocados visuales (PEV).

El PESS se produce mediante la estimulación eléctrica de un

nervio periférico (o, excepcionalmente, craneal). Las respuestas

pueden registrarse proximalmente sobre el nervio periférico esti-

mulado, la médula espinal y la corteza cerebral. Las respuestas

registradas valoran la función del nervio periférico, las columnas

posteriores y laterales de la médula espinal, una pequeña porción

del tronco del encéfalo, el núcleo ventral posterolateral del tálamo,

las radiaciones tálamo-corticales y una porción de la corteza sen-

sitiva. El PEATE se produce habitualmente mediante una serie de

sonidos fuertes y rápidos aplicados de manera directa al conducto

auditivo externo. Las respuestas se suelen registrar desde electro-

dos colocados en el cuero cabelludo, aunque también pueden rea-

lizarse registros más directos e invasivos desde las estructuras y

nervios auditivos. Los PEATE valoran la función del propio aparato

acústico, del VIII nervio craneal, del núcleo coclear y de una parte

relativamente pequeña del tronco del encéfalo rostral, el tubérculo

cuadrigémino inferior y la corteza auditiva. El PEV está producido

por la estimulación de la retina mediante un flash. Los registros se

obtienen desde electrodos colocados en la corteza y valoran las vías

visuales desde el nervio óptico hasta la corteza occipital.

La forma más común de generar las respuestas de los PEM es

mediante la aplicación transcraneal de un tren de estímulos eléctri-

cos, y las respuestas se registran en varios puntos a lo largo de la

columna espinal, el nervio periférico y el músculo inervado. Los

estímulos eléctricos para activar los tractos motores también pueden

aplicarse en el nivel de la médula espinal, aunque este método de

estimulación es controvertido (v. más adelante), dado que la investi-

gación sugiere que la respuesta, tal y como se registra actualmente,

Monitorización neurológica

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Sección III

Control de la anestesia

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