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la necesidad de esterilidad pueden hacer que sea necesario colocar

electrodos de forma no estándar. Estas desviaciones deben conside-

rarse cuando se interpretan las RES basales y las subsiguientes. En el

caso de los PEM, los electrodos de estimulación también se disponen

según el sistema 10-20 de colocación de electrodos, aunque en esta

ocasión sobre la corteza motora. Los electrodos de registro pueden

estar aplicados sobre la columna vertebral, nervio periférico y (con

mayor frecuencia) sobre el músculo inervado.

Los cambios intraoperatorios en las respuestas evocadas,

como la disminución de la amplitud, el aumento de la latencia o la

pérdida total de la onda, pueden ser el resultado de una transgresión

quirúrgica, como por ejemplo la colocación de un retractor o una

isquemia, o pueden reflejar cambios sistémicos, como variaciones

en la administración de agentes anestésicos, cambios en la tempe-

ratura o hipoperfusión. Cuando se detectan estos cambios y se con-

sidera que son significativos, el cirujano o el anestesiólogo puede

realizar los cambios pertinentes para evitar o aminorar el daño a la

vía monitorizada (y probablemente a las estructuras nerviosas sub-

yacentes). Las intervenciones del anestesiólogo están dirigidas a

mejorar la perfusión hacia el tejido nervioso en situación de riesgo

e incluyen el aumento de la presión sanguínea arterial, especial-

mente si se está realizando una hipotensión inducida o si la presión

del paciente ha descendido por debajo del nivel preoperatorio; una

transfusión,si existe una anemia significativa;expansiónde volumen;

aumento del gasto cardíaco; y normalización de las presiones par-

ciales arteriales de los gases sanguíneos si estuviera indicada. Las

alteraciones en las potenciales respuestas evocadas tras la colocación

de un retractor durante una craneotomía o tras compresión del

aporte sanguíneo a la médula espinal desde una tracción de la

columna espinal permiten rápidamente al cirujano y al anestesió-

logo realizar los cambios apropiados del procedimiento quirúrgico

y del manejo anestésico que puedan prevenir o minimizar cualquier

déficit neurológico postoperatorio

( fig. 36-8

).

No están claramente definidos los límites de tolerancia para

el grado de cambio en las señales de la respuesta evocada o la dura-

ción de la pérdida completa de la onda antes de que se produzca una

disfunción neurológica permanente, y este problema es especial-

mente cierto para los PEM transcraneales. Esta ambigüedad es habi-

tual entre las monitorizaciones intraoperatorias. Aunque sabemos

que el aumento en la frecuencia y en la duración del descenso del

ST durante la cirugía de revascularización coronaria se asocia a un

aumento del riesgo de infarto perioperatorio, los límites exactos del

grado y de la duración del descenso del ST no existen, y probable-

mente varían significativamente de un paciente a otro. Las monito-

rizaciones neurológicas pueden presentar el mismo problema.

Muchos centros que utilizan la monitorización intraoperato-

ria de las RES definen los descensos en la amplitud del 50% o más

desde los valores basales asociados con una prolongación de la

latencia en menos del 10% como cambios de las RES clínicamente

significativos. Cuando no se corrigen, estos cambios están relacio-

nados, en las series clínicas y en las descripciones de casos, con el

inicio de déficits neurológicos nuevos postoperatorios. En conse-

cuencia,dichos cambios son investigados de inmediato.Sin embargo,

en la práctica cualquier cambio en las RES directamente vinculado

con un acontecimiento quirúrgico se considera clínicamente signi-

ficativo, incluso si la magnitud del cambio es inferior a la que se

acaba de describir. Es menos probable que los cambios de la RES

que no progresan a una pérdida completa de la onda se asocien con

un nuevo déficit neurológico postoperatorio de cierta importancia.

La pérdida intraoperatoria completa de la onda, sin que haya recu-

peración, se asocia a una alta probabilidad de que exista un nuevo

déficit mayor. Si la RES se recupera de manera espontánea o después

1252

Control de la anestesia

III

Figura 36-8

 Potenciales evocados somatosensitivos durante la colocación de un clip en un aneurisma. Las

flechas

indican las respuestas generadas por la

corteza en riesgo. Se muestran los trazados basales, después de la colocación del retractor, después de la retirada del retractor y durante la recuperación. El

cambio inicial de la respuesta evocada se produjo 4 minutos después de la colocación del retractor. Obsérvese la pérdida de voltaje de la respuesta evocada

cortical producida por una compresión inadvertida de la arteria cerebral media.