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expansión a las 24 horas tras el tratamiento fue del 28, el 16, el 14

y el 11% en los grupos placebo, 40, 80 y 160

m

g/kg, respectivamente

(

p

<

0,05 entre los grupos de tratamiento y el placebo). El porcen-

taje de casos mortales fue del 29, el 18, el 18 y el 19%, respectiva-

mente (

p=

0,05 entre los grupos de tratamiento y el placebo). La

puntuación del deterioro a los 90 días también fue mejor en los

grupos de tratamiento activo que en el del placebo. En un estudio

de seguimiento (placebo, 40 y 80

m

g/kg) no se pudo demostrar el

efecto favorable del frVIIa comparado con el placeb

o 106 .

Seguridad

De las más de 170.000 dosis estándar de frVIIa administradas tras

su aprobación (casi todas a pacientes con hemofilia e inhibidores),

sólo se han notificado unos pocos casos trombóticos (

<

1:11.300

) 79 .

También se han notificado complicaciones trombóticas en el tra-

tamiento con frVIIa en pacientes sin inhibidores del factor VIII o

IX. En un ensayo clínico sobre frVIIa (90

m

g/kg) antes y después

de cirugía menor o de procedimientos dentales en pacientes con

deficiencia del factor XII se produjo un accidente cerebrovascular

agudo con fallecimiento de la person

a 107 .

El último de los 10 pa-

cientes incluidos en un ensayo abierto con incremento de dosis

para evitar la recidiva tras una hemorragia subaracnoidea, desarro-

lló una trombosis de la arteria cerebral media después de recibir

frVIIa

108 .

En una población de pacientes traumatizados de alto

riesgo, 3 de 40 (7,5%) pacientes considerados con alto riesgo de

trombosis desarrollaron complicaciones trombóticas después de

recibir frVII

a 109 .

Si bien los efectos adversos graves y los episodios de trom-

bosis se han distribuido homogéneamente entre los grupos de

tratamiento o placebo en varios estudios clínicos aleatorizados

de gran tamaño de pacientes sometidos a prostatectomía

radica

l 87 ,

traumatismos

96 ,

hemorragia gastrointestinal alt

a 101

o

hepatectomía parcia

l 107 ,

no fue así en los episodios de trombosis

de estudios clínicos sobre pacientes con ictus hemorrágic

o 107 .

El

número total de episodios fue de 2 (2%), 7 (6%), 4 (5%) y 10

(10%) en los grupos placebo, 40, 80 y 160

m

g/kg, respectivamente.

La mayoría de ellos fueron de tipo arterial, como ictus trombó-

tico e infarto de miocardio. Se desconoce si estos acontecimien-

tos adversos se deben al frVIIa o se deben a la propia población

de riesgo, algo que habrá que determinar en un estudio clínico

de seguimiento.

En un resumen de episodios trombóticos notificados a la

FDA entre marzo de 1999 y diciembre de 2004 se incluyeron 151 episodios en indicaciones no aprobadas

110 ,

con trombosis venosa

profunda (42), accidentes cerebrovasculares (39), infarto de mio-

cardio agudo (34), tromboembolia de pulmón (32), trombosis

arterial (26) y coagulación de dispositivos (10). En el 38% de los

casos se habían utilizado simultáneamente otros agentes hemostá-

sicos. En 36 (72%) de las 50 muertes notificadas se mencionó el

frVIIa como causa probable. Los autores concluyeron que es nece-

sario efectuar estudios clínicos aleatorizados para demostrar la

seguridad y eficacia del frVIIa en indicaciones no aprobadas. En

otra publicación posterior se analizaron los datos de seguridad de

13 estudios clínicos en pacientes tratados con frVIIa por cirrosis,

traumatismo o inversión del tratamiento anticoagulant

e 111 .

Los

autores describieron episodios de trombosis en el 5,3% de los casos

tratados con placebo comparado con el 6,0% entre los que recibie-

ron frVIIa (

p=

0,57).

En estudios pareados de pacientes sometidos a cirugía car-

díac

a 87,88

y en una revisión sistemátic

a 112

no se encontraron dife-

rencias en cuadros adversos graves en pacientes tratados con

frVIIa. Nosotros hemos notificado el fallecimiento de un paciente

por una trombosis tras la administración de complejo concentrado

de protrombina activada, que también había recibido dos dosis de

frVIIa más de 6 horas antes, mientras era mantenido con oxigena-

ción mediante membrana extracorpóre

a 113 .

Debido a esta experien-

cia,recomendamosquelospacientesnodebieranrecibirtratamiento

combinado con complejo concentrado de protrombina activada y

frVIIa.

Según estos datos publicados, los concentrados de factor

activado deben usarse con precaución en los pacientes con hiper-

coagulabilidad conocida (p. ej., antecedentes de complicaciones

trombóticas, trastornos trombóticos establecidos, como el factor V

Leiden, síndrome antifosfolípido) o que tengan una hemorragia

excesiva en el marco de una coagulación intravascular diseminada

u otros estados de activación generalizada del sistema hemostático

(p. ej., tras cirugía cardíaca, pacientes con oxigenación de mem-

brana extracorpórea o con dispositivos de asistencia ventricular)

basados en la posibilidad de desarrollar trombosis intravasculares

localizadas o sistémicas.

En resumen, la posología, momento y seguridad del frVIIa

aún deben ser definidos en esta población de pacientes variados y

es necesario desarrollar estudios prospectivos formales. Se han

desarrollado algunas recomendaciones basadas en el consenso del

uso del frVIIa en indicaciones no aprobada

s 114 .

La decisión de usar

y cuándo el frVIIa en pacientes con hemorragia no controlada

sigue dependiendo de cada médico en colaboración con los comités

de farmacoterapia o transfusiones de su hospita

l 115 .

Medicina sin transfusiones

Algunos pacientes se oponen a recibir sangre o hemoderivados

como parte de su tratamiento médico. Muchos de ellos son testi-

gos de Jehová y rechazan la transfusión de sangre de otra persona

basándose en la interpretación estricta de textos del Antiguo y

Nuevo Testamento que se refieren a la santidad de la sangr

e 116 .

Este

grupo religioso tiene actualmente más de 6 millones de seguidores

activos y 14 millones de asociados en todo el mundo y sus publi-

caciones se traducen a más de 200 lenguas distintas. En la década

de 1980, se comenzaron los programas de medicina sin sangre a

petición de pacientes testigos de Jehová que querían hospitales

donde pudieran recibir los mejores cuidados médicos respetando

su deseo de evitar transfusiones de sangre alogénica

116 .

Recientemente, una proporción considerable de la población

estadounidense, independientemente de su educación religiosa, ha

manifestado su preocupación sobre la seguridad de las transfusio-

nes sanguíneas. Una encuesta telefónica encontró que sólo el 61%

de los encuestados creía que el suministro de sangre en Estados

Unidos era seguro y el 33% dijo que rechazarían las transfusiones

de sangre en caso de ser hospitalizado

s 7 .

En la década anterior, la

preocupación social sobre los problemas con el suministro de

sangre y la escasez de disponibilidad de donantes voluntarios han

conducido también al desarrollo de centros de medicina sin

sangre.

La medicina y la cirugía sin sangre se definen como un trabajo

de equipo «que reduce la pérdida de sangre y utiliza las mejores

alternativas disponibles al tratamiento de transfusión alogénica, a la

vez que se centra en proporcionar la mejor asistencia médica posible

a todos los pacientes

» 1 .

Los objetivos de un programa de medicina

sin sangre deberían incluir «el liderazgo de la medicina sin sangre

dentro de la institución y la defensa de los pacientes que no acepten

la transfusión

» 117 .

Todos los médicos deberían darse cuenta de que

una filosofía de tratamiento sanguíneo que incorpore evitar trans-

fusiones de sangre innecesarias a todos los pacientes es apropiada,

incluso en el caso de que no exista un centro de medicina sin sangre

dentro de sus institucione

s 1 .

Los principios quirúrgicos y anestésicos

generales del tratamiento sin sangre se detallan en la

tabla 47-8 118

.

1556

Control de la anestesia

III