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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

El dolor del hombro es refractario a la analgesia epidural

torácica y requiere fármacos antiinflamatorios con o sin opioi-

des. Este dolor suele ser transitorio y a menudo se resuelve por

completo hacia el segundo día del postoperatorio. Se han des-

crito varios casos del uso de bloqueos nerviosos para tratar el

hombro doloroso postoracotomía. La infiltración del nervio

frénico y el bloqueo del plexo braquial interescalénic

o 266

han

tenido un cierto éxito, pero conllevan un riesgo de causar una

disfunción diafragmática.

Neuralgia postoracotomía y dolor crónico en la incisión

La transición de los síndromes de dolor agudo, asociados con la

cirugía torácica, a otros de tipo crónico, como la neuralgia posto-

racotomía, puede evitarse en parte con pautas analgésicas que blo-

quean de forma profiláctica los nervios y desensibilizan las

terminaciones nerviosas periféricas y las células del asta posterior

que se han lesionado por la cirugía (

fig. 49-58 )

.

Tratamiento de los pacientes tolerantes a los opioides

Los pacientes tolerantes a los opioides que requieren cirugía torá-

cica plantean unas dificultades significativas. Los pacientes pueden

estar usando opioides prescritos por un médico para el dolor rela-

cionado con su proceso patológico o por otros síndromes doloro-

sos crónicos. Los consumidores activos de opioides o los que están

en un programa de rehabilitación, que reciben metadona diaria,

también se incluyen en este grupo. Siempre que sea posible, los

pacientes deberían tomar su analgesia o la metadona habitual antes

de la intervención; de lo contrario se deben administrar opioides

de sustitución. Las dosis de opioides necesarias para producir una

analgesia postoperatoria adecuada son mayores.

El método óptimo consiste en utilizar un régimen analgésico

multimodal. Se debe hacer una elección sobre el método para

administrar la mayor dosis de opioides, bien por vía sistémica o a

través de una solución epidural. Esta mayor dosis se puede admi-

nistrar en la solución epidural o se pueden utilizar concentraciones

estándar de opioides en la solución epidural con un opioide sisté-

mico adicional. De Leon-Casasol

a 267

ha descrito que las dosis epi-

durales mayores de opioides pueden reducir la aparición de

abstinencia a opioides en la mayoría de los pacientes. Lo más fre-

cuente es que el paciente reciba una concentración estándar o

ligeramente aumentada de opioides en la infusión epidural y un

opioide sistémico adicional para minimizar la aparición de dicha

abstinencia. Un método cómodo de administrar el fármaco en los

pacientes que no puedan tomar de inmediato medicación oral

consiste en usar parches transdérmicos de fentanilo. Los opioides

sistémicos pueden administrarse en infusión intravenosa continua

o por vía oral.

Las técnicas analgésicas controladas por el paciente suelen

ser difíciles de regular en estos pacientes, y lo mejor es utilizar

pautas posológicas fijas que se modifican a demanda. En última

instancia, tras el ajuste de la dosis, el paciente puede recibir

tanto una mayor dosis de opioide epidural y una cantidad mayor

de opioide sistémico que antes de la intervención sin unos

efectos secundarios significativos. Los pacientes en quienes la

analgesia epidural con bupivacaína-morfina es inadecuada

pueden responder si se les cambia a bupivacaína-sufentanil

o 268 .

Los pacientes que están en programas de rehabilitación por

drogadicción con metadona pueden ser reacios a modificar su

dosis de metadona en el período perioperatorio, después de

haberse esforzado por lograr una dosis estable en el pasado.

Suelen poder tomar su dosis completa de metadona durante

todo el período perioperatorio.

Los tratamientos complementarios que pueden considerarse

en estos pacientes son la adición de epinefrina (5

m

g/ml) a la solu-

ción de infusión epidural y de infusiones intravenosas continuas de

ketamina en dosis baj

a 269 .

Todos los pacientes con tolerancia a los

opioides requieren un ajuste frecuente de las dosis de analgésicos.

A pesar de ello, las mínimas escalas de dolor alcanzables suelen ser

de 4–5/10 con los movimientos. Los pacientes tolerantes a los opioi-

des tienen una necesidad más prolongada de analgésicos en el

postoperatorio que los pacientes que no han tomado opioides.

Figura 49-57

 Radiografía de tórax postoperatoria de un paciente que refería

dolor en el hombro izquierdo tras una lobectomía izquierda por VATS.

Este dolor se debía a la irritación de la pleura parietal apical por un drenaje

de tórax que se insertó demasiado lejos en el hemitórax. El dolor se resolvió

cuando el drenaje torácico se retiró en parte.

Figura 49-58

 Comparación de los efectos de tres pautas analgésicas

distintas sobre el porcentaje de pacientes que refieren dolor en la incisión a

los 2 y 6 meses tras una toracotomía. Pre-AET, pacientes tratados con una

infusión epidural torácica de anestésico local y opioide antes, durante y

después de la cirugía; Post-AET, grupo de pacientes en quienes la AET sólo se

usó en el postoperatorio; ACP-i.v., grupo de pacientes que recibieron

analgesia con opioides intravenosos controlada por el paciente. El uso de

AET, iniciada antes de la incisión quirúrgica, se asoció a menos dolor a corto

y largo plazo que la ACP-i.v. (*=

P

<

0,05).

(Basada en datos de Sentürk M,

Ozcan PE, Talu GK y cols.: The effects of three different analgesia techniques

on long-term postthoracotomy pain.

Anesth Analg

94:11, 2002.)