esfuerzos de la reanimación resultan ineficaces, el fenómeno
inicial que precipitó la parada debe evaluarse por si existen
lesiones mecánicas o metabólicas (o ambas) que puedan ser
corregidas. Entre las posibles razones del fracaso de la reani-
mación se incluyen el neumotórax/hemotórax a tensión, la
rotura de vasos principales, el taponamiento cardíaco, la
hipovolemia profunda, los trastornos metabólicos intensos,
la ingestión de tóxicos y la hipotermia. Un paciente con una
temperatura central de menos de 30 °C puede parecer
muerto o no responder al tratamiento farmacológico; debe
ser recalentado como parte de la reanimación. Puede ser
necesario abrir el tórax y bañar el corazón en agua caliente
para aumentar su temperatura lo suficiente como para que
pueda responder al tratamiento farmacológico. Un paciente
hipotérmico sólo puede ser declarado muerto si no muestra
actividad eléctrica alguna en el ECG y tiene una temperatura
central de al menos 30 °C, o si es imposible calentar al
paciente hasta los 30 °C mediante métodos agresivos como
la diálisis peritoneal.
Se pueden producir complicaciones iatrogénicas que pueden
hacer que la reanimación fracase. Entre estas complicaciones se
encuentran los neumotórax traumáticos que se producen al intentar
canular vasos, el taponamiento cardíaco relacionado con la admi-
nistración de inyecciones intracardíacas, la rotura esplénica o hepá-
tica en relación con el masaje cardíaco cerrado, los neumotórax
debidos a la ventilación con presión positiva excesiva y la colocación
del TET en el esófago. Como los pacientes con parada o dificultad
cardiorrespiratoria tienen excelentes posibilidades de recuperarse
por completo con una reanimación eficaz, la rapidez, una dirección
ordenada, la cooperación de todo el personal y una evaluación
continua de la eficacia de la reanimación son claves. El objetivo de
los esfuerzos de reanimación es mantener el cerebro con vida, y la
rápida instauración y mantenimiento de la ventilación y del masaje
cardíaco aumentan las probabilidades de lograr dicho objetivo.
Apoyo a los padres y familiares
En las unidades de cuidados intensivos se plantean numerosas
situaciones de tensión que son inevitables. En una UCIP, la dificul-
tad que supone tratar con la enfermedad o la muerte de un niño a
menudo tiende a hacer aún mayor esta tensión. Para proporcionar
apoyo al personal de la UCI, a los niños y a las familias de forma
adecuada, deben analizarse y entenderse estos problemas. El per-
sonal de la UCI se ve expuesto a extremos de frustración y éxito, y
esta exposición tiene un impacto psicológico y emocional sobre
todo el mundo. Es necesario disponer de sistemas de apoyo para
los pacientes, sus padres y el personal.
Los pacientes pediátricos van desde lactantes prematuros
hasta adultos, y ante cada enfermo se debe adoptar una estrategia
apropiada para su edad. Las enfermedades, los procedimientos y el
tratamiento deben ser comentados con el paciente cuando sea
apropiado; los niños han de participar en los cuidados que se les
prestan teniendo en cuenta las limitaciones que impone su edad,
la sedación y sus discapacidades. Los padres de un niño crítica-
mente enfermo a menudo progresan a través de las etapas del dolor
descritas por Kübler-Ross
302 .Su interacción con el personal de la
UCI y con sus hijos se ve dramáticamente influida por el carácter
de su reacción de pena. Además, la UCI puede ser un ambiente
muy confuso. El ritmo frenético y el elevado número de médicos
y enfermeras a menudo hacen que los padres perciban una falta de
control y de dirección. Las UCI resultan asimismo ambientes muy
intimidantes y aislados. Se suelen encontrar geográficamente sepa-
radas, con un personal al cargo distinto del resto, un nivel tecno-
lógico que no se ve en otras zonas del hospital y una terminología
de números y abreviaturas que a veces hace que las conversaciones
no se puedan entender. Por todos estos factores es difícil para un
padre mantener su papel. Con demasiada frecuencia, los padres
asumen un papel ausente o pasivo, enfadado y crítico, o el de un
padre que quiere asumir la función del médico. A algunos es impo-
sible reconducirlos hacia una actitud más constructiva, pero con
frecuencia una explicación cuidadosa de los procedimientos ope-
rativos de la UCI y una utilización generosa de los servicios sociales
y religiosos pueden ayudar a los padres a mantener sus papeles
como tales. Otros miembros de la familia, en especial los hermanos
del paciente, deben ser también tenidos en cuenta. Muchos padres
necesitan ayuda y ánimo antes de que puedan implicar a sus otros
hijos en los sucesos que tienen lugar en el hospital. Se debe animar
a los hermanos a que visiten al hermano enfermo y éstos deben ser
apoyados por parte del personal de la UCI.
Agradecimientos
Partes de este capítulo han sido tomadas de la excelente exposición
de este tema realizada por el Dr. Daniel Kovarik en la última
edición de este texto.
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Anestesia pediátrica
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