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en un cuadro mixto de meningoencefalitis, aunque debería estar

ausente en la encefalitis aislada. Otros identificadores acompa-

ñantes puede ser exantema vesicular asociado al zóster (aunque

su ausencia no excluye la posibilidad de zóster), la parálisis bila-

teral típica de la enfermedad del Nilo occidental, parotiditis si se

sospecha infección por el virus de la parotiditis y, por supuesto,

la hiperactividad, la hidrofobia y el espasmo faríngeo de la rabia.

La enfermedad del Nilo occidental está aumentando rápidamente

de incidencia desde 62 casos en 1999 hasta 4.219 en 2006, y parece

estar agrupándose en estados rurale

s 198 .

Hay un gran número

de causas no víricas y no infecciosas de encefalitis que puede

complicar el diagnóstico. Las mismas incluyen vasculitis, lupus

eritematoso sistémico, accidente cerebrovascular, infecciones por

rickettsias y parásitos, y meningitis inducida por fármacos (p. ej.,

IgG). Es necesaria una evaluación cuidadosa de los datos clínicos,

la anamnesis y los datos de laboratorio. Se debe extraer LCR para

realizar una reacción en cadena de la polimerasa del ADN vírico,

además de los estudios habituales de bioquímica, cultivo y

recuento celular. La RM es útil para identificar la desmielinización

y el edema que pueden ser difíciles de ver en la TC. Las serologías

son útiles para el diagnóstico de infección por el virus de Epstein-

Barr, de la parotiditis y de la enfermedad del Nilo occidental,

como causas de encefalitis. Se recomienda obtener muestras

pareadas para permitir una comparación posterior si la PCR del

LCR no es útil. Se consideraba que la biopsia cerebral era el

método de referencia, aunque actualmente es una opción de

último recurso después de que la PCR y el cultivo del LCR y la

serología hayan sido negativos.

El virus del herpes simple de tipo 1 se asocia a mala evolu-

ción sino se trata rápidamente, y se recomienda un ciclo de aciclo-

vir intravenoso tan pronto como se hayan extraído las muestras.

El patógeno no se puede identificar la mayoría de las veces,

y la evolución habitualmente depende de la clasificación de los

datos clínicos, de modo que las convulsiones intratables y el edema

cerebral se asocian a mal pronóstico. Las convulsiones autolimita-

das habitualmente indican recuperación rápida.

Muerte cerebral

Tiene una importancia crucial que el médico conozca los princi-

pios del diagnóstico de la muerte cerebral y que los pueda aplicar

con diligencia y sin compromiso (v. cap. 88). Hay muchos casos

lamentables de mal conocimiento que lleva a una exploración

imperfecta, un error diagnóstico y un sufrimiento importante para

todas las partes implicadas.

La declaración de muerte cerebral inicialmente se codificaba

por los criterios de Harvard, con una modificación posterior para

permitir la diferenciación entre muerte cerebral y muerte de todo

el sistema nervioso, incluyendo la médula espina

l 199 .

Esto posterior-

mente se amplió para incluir el diagnóstico de muerte del tronco

encefálico como equivalente a muerte de todo el encéfal

o 200 .

Todos estos diagnósticos se basan en una exploración clínica

sólida de la función del sistema nervioso, la exploración de la

respuesta refleja del encéfalo y de los pares craneales a estímulos

variables de hipercapnia, dolor, luz, cambio de temperatura y

cambio postural del oído medio, y detección de los reflejos de

parpadeo, tos y náusea. Debe haber mecanismos claros sobre la

causa de la disfunción neurológica. Como con la utilización de la

GCS, la exploración se debe realizar en circunstancias de oxigena-

ción y perfusión sistémicas adecuadas. Se deben evitar los factores

de confusión como hipotermia y deterioro metabólico/endocrino,

y se debe evitar, corregir o eliminar el uso persistente de sedantes y

bloqueantes neuromusculares. Dos médicos independientes deben

realizar dos pruebas, y al menos uno de ellos debe tener formación

en neurología, neurocirugía o cuidados neurocríticos. El tiempo

transcurrido entre las pruebas es menos importante para el diag-

nóstico que la oportunidad de empezar a comunicarse con la

familia y prepararla. Una de las pruebas debe incluir un ensayo de

apnea realizado adecuadamente en presencia del médico, con con-

firmación de cambios congruentes de la Pco

2

. Si por cualquier

motivo no se puede realizar alguna de las pruebas de forma segura,

o a satisfacción de cualquiera de los médicos, entonces se debe

realizar una prueba confirmatoria de flujo sanguíneo cerebral.

El hospital debe tener un protocolo institucional autorizado

para la realización de estas pruebas y debe disponer de mecanismos

para la revisión y la mejora de la calidad.

Consideraciones éticas

Con frecuencia se plantean problemas éticos en el entorno de la

UCI neurológica. Lamentablemente, igual que la mortalidad que se

ha descrito previamente, hay una morbilidad significativa que

altera la vida, en la medida en que muchos pacientes y sus familias

no desearían un tratamiento intensiv

o 201 .

Puede ser un concepto

difícil de aceptar por el médico, cuyo objetivo es curar y preservar

la vida. Sin embargo, el imperativo ético en la cultura occidental es

mantener la autonomía del individuo (junto a los principios de no

maleficencia, beneficencia y justicia), y esto se ha ampliado a la

toma de decisiones en asistencia sanitaria. Esto puede llevar a inco-

modidad en la toma de decisiones y la comunicación con el equipo

sanitario, que pueden tener diferentes opiniones sobre los objeti-

vos, y desde aquí al paciente y sus familiares que, una vez más,

pueden pensar de forma muy diferente.

Hay diversas estrategias que pueden evitar o minimizar estas

dificultades:

El pronóstico se debe establecer de acuerdo con los mejores

datos disponibles. Esto puede suponer la planificación y la

discusión entre los miembros del equipo antes de la reunión

con las familias. Se debe evitar la anécdota personal, aun

cuando se solicite.

La relación con el equipo debe ser abierta y colegiada, con

respeto mutuo al principio de la discusión abierta. Esto evita

la percepción errónea de los objetivos y las actitudes y

permite una comunicación más homogénea con las familias,

que con frecuencia se sienten molestas por la disonancia

entre los miembros del equipo de la UCI.

La presencia de voluntades anticipadas tiene importantes

ventajas, y la unidad de cuidados neurocríticos debe tener

un protocolo de ingreso que incluya pedir a todos los pacien-

tes conscientes y competentes que se plantee que se conoz-

can sus actitudes o deseos.

Las conferencias frecuentes con la familia/paciente permiten

la comunicación del pronóstico cuando proceda y dan la

oportunidad de corregir cualquier error conceptual, además

de la educación progresiva de la familia sobre los problemas

previstos.

Debe haber mecanismos institucionales internos para plan-

tear problemas y realizar revisiones. Esto con frecuencia se

facilita por la presencia de un comité de ética institucional,

que puede examinar los problemas, favorecer la discusión

educativa y ayudar a alcanzar el consenso.

Toda la toma de decisiones se debe documentar de forma

cuidadosa y completa.

Las órdenes para la limitación o la retirada de la asistencia

se deben escribir de forma explícita y se deben utilizar pro-

tocolos institucionales siempre que sea posible.

Cuidados neurocríticos

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Sección VII

Cuidados críticos

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