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Se han descrito alteraciones del ecocardiograma en hasta el

8% de los pacientes con HSA, principalmente en pacientes con

sangre en las cisternas basales, acompañados con frecuencia por

hipotensión y edema pulmonar, y se asocian a una mala situación

neurológica. Se ha descrito un patrón típico de inversión simétrica

de la onda T y prolongación grave de QTc, aunque se han obser-

vado múltiples patrones electrocardiográfico

s 157 .

El fenómeno de aturdimiento miocárdico neurógeno es una

entidad clínica definida que puede producir una limitación grave

de la contractilidad cardíaca. Sin embargo, es una situación rever-

sible, al contrario que el infarto de miocardio, y tiene un buen perfil

de recuperación. Las alteraciones funcionales evidentes empiezan

a resolverse en 72 horas, pero cuando el aturdimiento es grave

puede estar indicado el tratamiento endovascular y no el trata-

miento quirúrgico (si el aneurisma es adecuado). La disfunción

cardíaca puede complicar y limitar las opciones terapéuticas activas

del vasoespasmo y puede hacer que la angioplastia mecánica tem-

prana sea más adecuad

a 158 .

Tiene similitudes morfológicas, epide-

miológicas y funcionales con la miocardiopatía de Tako-tsubo, que

es una disminución transitoria y aguda debida a una hiperactividad

simpática en mujeres posmenopáusica

s 159

que también se ha des-

crito en la HSA. Las troponinas están elevadas con frecuencia en

la HSA aguda. Se desconoce si esta liberación de troponinas repre-

senta una lesión cardíaca franca o una «fuga miocárdica», y clíni-

camente no parece tener significado pronóstic

o 160 .

Es interesante

señalar que se implicó al polimorfismo de los receptores adrenér-

gicos en el aturdimiento miocárdico, en el que diferentes genotipos

de receptores se asociaban a un aumento de la sensibilidad de la

liberación de catecolaminas, que a su vez se asocia a un aumento

de 3 a 4,8 veces del riesgo de lesión y disfunción cardíaca

161 .

En la

tabla 84-9

se presenta una estrategia típica de trata-

miento cardiovascular.

Disfunción respiratoria

La lesión pulmonar es una complicación frecuente en la evolución

clínica de los pacientes con HSA, de modo que cerca del 17% de

los pacientes tiene disfunción grave. Se asocia a mala evolución

neurológic

a 162

. La transfusión se ha asociado a aumento del riesgo

de lesión pulmonar, que a su vez afecta a la mortalida

d 163 .

Se puede

producir también edema pulmonar agudo en pacientes con HSA

de grado desfavorable, y puede ser neurogénico o cardiogénico.

Trastornos endocrinos y metabólicos

Se ha identificado que la hiperglucemia es un factor de riesgo de

mala evolución, especialmente en la HS

A 164,165

. Sin embargo, no se

ha demostrado que el control intensivo de la glucosa sea útil en la

HSA; y en otros contextos de cuidados clínicos (p. ej., control

intraoperatorio en pacientes cardíacos) se asoció a peor evolu-

ció

n 166 .

Como en la lesión cerebral traumática, tampoco hay base

para el uso de los corticoide

s 167 .

Se observa hiponatremia en el 30% al 40% de los pacientes

con HS

A 168 .

El mecanismo más frecuente es un síndrome de

pérdida de sal cerebral en el que se excreta sodio activamente desde

el cuerpo a concentraciones elevadas y hay una diuresis acompa-

ñante a pesar de la hiponatremi

a 169 .

Berendes y cols. demostraron un aumento de la liberación

del péptido natriurético cerebral (BNP), que en aquel momento se

pensó que procedía exclusivamente del cerebr

o 170 .

A la vista de los

nuevos datos sobre el ventrículo como fuente principal de produc-

ción del BNP, no está claro si el BNP se origina por un ventrículo

sometido a presión en el momento de la hemorragia y se asocia a

descarga simpática, o si se origina en un cerebro que experimenta

estados de perfusión anómala de áreas homeostáticas. La hipona-

tremia también se asocia a infarto cerebra

l 171 ,

de acuerdo con la

observación clínica de que la hiponatremia predice el inicio del

vasoespasmo en aproximadamente 24 hora

s 172 .

Se ha implicado al síndrome de secreción inadecuada de

hormona antidiurética (SIADH) en algunos casos de hiponatre-

mia, y aunque la opinión predominante es que hay síndrome de

pérdida de sal cerebral, sigue habiendo discusione

s 173

. La distinción

es crucial a la vista de las grandes diferencias del tratamiento. El

síndrome de pérdida de sal cerebral puede llevar a la indicación

de aporte de sodio y líquidos, mientras que en el SIADH puede

estar indicada la restricción de líquidos, que puede agravar el

vasoespasmo. La situación es aún más compleja por la considera-

ción de que la propia carga de volumen inducirá natriuresis

174 .

En

la

figura 84-8

se presenta un algoritmo propuesto para resolver la

incertidumbre diagnóstica.

Alimentación y nutrición

La HSA induce una profunda respuesta de estrés, en la que el

estado hipercatabólico se relaciona con la gravedad de la agresión

neurológica. El gasto energético en reposo puede alcanzar un

máximo del 172% del valor normal el día 10 después de la hemo-

rragia. Esto, junto a la tendencia a tener cefalea, náuseas y vómitos,

lleva a una hipoalbuminemia relativa que puede empeorar la ten-

dencia a la hipovolemi

a 175 .

Accidente cerebrovascular isquémico

El accidente cerebrovascular es la tercera causa de muerte en los

Estados Unidos después de las cardiopatías y el cáncer, y es una im­

portantecausadediscapacidad,conaproximadamente700.000casos

al añ

o 176 .

La privación de oxígeno y nutrientes hacia el encéfalo más

allá de los umbrales combinados de gravedad y tiempo inducirá la

muerte celular en el tejido neuronal. En la oclusión completa esto

2678

Cuidados críticos

VII

Tabla 84-9

 Estrategias propuestas de tratamiento cardiovascular en la

hemorragia subaracnoidea

Generales

1. Tratar la hipertensión en aneurismas no corregidos (con nicardipino

asociado hasta una TA sistólica

<

140 mmHg).

2. Mantener la euvolemia profilácticamente; la hipervolemia profiláctica no

es útil.

3. Nimodipino (y posiblemente estatinas).

Inestabilidad cardiovascular

 1. Los objetivos de presión arterial y gasto cardíaco se modificarán

cuando el aneurisma esté corregido.

 2. ECG.

Si es anómalo: prolongación de QTc, cambios del segmento ST; medir

troponinas.

Si las troponinas están elevadas: ecocardiografía.

 3. Realizar ecocardiografía si hay hipotensión manifiesta o sospecha de

insuficiencia cardíaca.

 4. Monitorizar gasto cardíaco (p. ej., LiDCO, PICCO, PABC).

 5. Soporte con dobutamina para mantener el gasto cardíaco y

norepinefrina para mantener la presión arterial.

 6. Plantearse la utilización de

coil

tan pronto como se pueda llevar a cabo.

 7. Reservar el cateterismo coronario a los déficits aislados del movimiento

parietal y la elevación de las troponinas (

coil

primero si es posible).

 8. Evitar los

b

-bloqueantes salvo que haya arteriopatía coronaria activa.

 9. Vasoespasmo: tratar con euvolemia/hipervolemia leve, presores y

monitorización del gasto cardíaco: ajustar los objetivos según lo

indiquen las pruebas de perfusión.

10. Transfusión: mantener el hematocrito en más del 25%. Evitar el uso de

sangre almacenada si es posible.