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Anestésicos locales

Charles B. Berde y Gary R. Strichartz

Puntos clave

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1.

Los anestésicos locales boquean los canales de sodio

dependientes de voltaje y por tanto interrumpen el inicio

y la propagación de los impulsos en los axones. Poseen

una gran variedad de acciones biológicas, deseables e

indeseables.

2.

Los anestésicos locales disponibles en la actualidad

pertenecen a dos clases: el grupo de los aminoésteres

y el grupo de las aminoamidas.

3.

La baja potencia y la falta de especificidad de los

anestésicos locales disponibles se deben en parte

a la muy baja especificidad estructural en su punto

de fijación en el canal de sodio. La mayoría de sus

propiedades derivan del requisito de que han de ser

muy solubles y difundir rápidamente a través de las

fases acuosas y lipídicas de las membranas biológicas.

4.

La protonación reversible del grupo amina terciaria es la

responsable de que los anestésicos locales posean

menos carga en un pH básico, y de que se encuentren más

cargados a pH ácido o neutro. Las formas básicas neutras

son más solubles en los lípidos, mientras que las formas

ácidas cargadas lo son más en las soluciones acuosas.

5.

Los aminoésteres son metabolizados principalmente por

las esterasas plasmáticas, mientras que las monoamidas se

metabolizan sobre todo por enzimas hepáticas que

dependen del citocromo P450.

6.

Los principales órganos que sufren las reacciones de

toxicidad sistémica de los anestésicos locales son el

corazón (donde pueden producirse bloqueos de la

conducción auriculoventricular, arritmias, depresión

miocárdica y paro cardíaco) y el cerebro (en forma de

irritabilidad, letargia, convulsiones y depresión

generalizada del SNC). La hipoxemia y la acidosis

exacerban la toxicidad de estos compuestos. La

resucitación tras una sobredosis de bupivacaína es

particularmente difícil. Por tanto, la prevención de una

inyección intravascular o de una sobredosis resulta

crucial, y se evita si los bloqueos nerviosos mayores se

realizan por medio de dosis graduales administradas de

forma fraccionada.

7.

Los anestésicos locales producen una toxicidad nerviosa

directa si se administran a las concentraciones en que se

encuentran disponibles sus soluciones comerciales. Las

concentraciones intraneurales que se alcanzan durante la

anestesia regional se encuentran generalmente (aunque no

siempre) por debajo del umbral tóxico debido al reparto

de las soluciones a través de los tejidos y los gradientes de

difusión entre los puntos de inyección y el nervio. La

inyección en un espacio tisular limitado aumenta el

riesgo de toxicidad local.

8.

El uso óptimo de los anestésicos locales durante la

anestesia regional requiere: el conocimiento 1) del

estado clínico del paciente; 2) la localización, intensidad y

duración de la anestesia regional y la analgesia

necesarias; 3) los factores anatómicos que influyen en la

acumulación del fármaco en la proximidad de los nervios;

4) la selección adecuada del fármaco y su dosis, y 5) la

valoración continua de los efectos clínicos tras su

administración.

9.

Las investigaciones recientes han descubierto nuevas

formulaciones que pueden emplearse como anestésicos

tópicos. Se han desarrollado formulaciones con un único

estereoisómero (a diferencia de las mezclas racémicas) con

el fin de reducir la toxicidad sistémica y mejorar la

selectividad sensorial.

10.

Los anestésicos locales se emplean cada vez más mediante

su infusión postoperatoria y de modo local y sistémico para

el tratamiento del dolor crónico. Las investigaciones futuras

pueden descubrir agentes más selectivos y seguros que

faciliten una administración más prolongada en el contexto

de un cuadro de dolor agudo o crónico.

La anestesia local consiste en el bloqueo de los impulsos nerviosos

con el fin de suprimir la sensación. Todos los agentes empleados en

la actualidad con utilidad clínica demostrada pertenecen al grupo

de los aminoésteres o de las aminoamidas. La aplicación de estos

fármacos en una concentración suficiente impide la conducción de

los impulsos eléctricos en las membranas de los nervios y los mús-

culos del sitio de acción. Además de bloquear los impulsos, los

anestésicos locales pueden inhibir varios receptores, aumentar la

liberación de glutamato y deprimir la actividad de algunas vías de

señalización intracelular. La administración sistémica de un anesté-

sico local puede acompañarse de alteraciones funcionales en el

corazón, el músculo liso, el músculo esquelético, así como de tras-

tornos en la transmisión de los impulsos en el sistema nervioso

central, el sistema nervioso periférico y en el sistema de conducción

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