encuentra un edema considerable asociado a tumores intracraneales,
y la extensión radiológica del edema (que probablemente representa
la extensión de las pérdidas por los vasos anómalos) se correlaciona
con la gravedad de la elevación de la PIC que se produce asociada a
la hipertensión inducida por la intubació
n 355. La formación de un
edema en la región peritumoral puede caracterizarse o bien vasogé-
nica, con la fuga de proteínas plasmáticas desde el espacio vascular,
hidrocefálica secundaria a la obstrucción del flujo de LCR, o bien
estática, como resultado de una obstrucción venosa debida al
tumo
r 356. Aunque no se han aclarado los mecanismos precisos por
los que se produce la formación de un edema, probablemente desem-
peñan un papel la pérdida de integridad de las uniones estrechas de
los componentes de la BHE, una permeabilidad aumentada inducida
por el factor de crecimiento derivado del endotelio vascular que se
expresa por tumores, y una expresión aumentada de leucotrieno C
4
en el fluido peritumora
l 357 .La terapia osmótica con manitol tendrá
efecto en la reducción del edema; sin embargo, con una BHE per-
meable, el manitol puede difundir al interior del espacio peritumoral
y causar la formación de un edema por efecto rebot
e 356. Para reducir
de forma aguda la PIC en el quirófano, este hecho no es una preo-
cupación significativa. La dexametasona sigue siendo la piedra
angular en el tratamiento del edema peritumoral con escaso efecto
sobre la reabsorción del edema; puede observarse una reducción en
la permeabilidad de la BHE en cuestión de 1 hora después de la
administració
n 358y una reducción modesta en el tamaño del tumor.
Véase el capítulo 53 para una explicación completo.
Coma y epilepsia
El coma, independientemente de su etiología, se asocia a reduccio-
nes en el metabolismo cerebral. En el caso de lesiones que se loca-
lizan en el sistema reticular activador, la reducción del IMC
representa probablemente un ajuste fisiológico normal de la acti-
vidad funcional reducida. Durante la actividad epiléptica generali-
zada, el IMC y FSC pueden aumentar de forma drástic
a 200. La
actividad motora y cerebral intensiva que se asocia a las crisis
generalizadas conduce al desarrollo de acidosis sistémica y cere-
bral, a menudo acompañada de una reducción en la oxigenación
arterial, un incremento en la Paco
2
y acidosis láctica periférica. Si
la actividad epiléptica generalizada sigue sin ceder, se produce
hipotensión arterial. Con la relajación muscular y medidas que
aseguren una oxigenación y ventilación adecuadas, pueden evitarse
la acidosis sistémica y la hipotensión, y se puede disminuir la
gravedad de la acidosis cerebral. Durante períodos relativamente
breves de crisis continuas, el cerebro parece ser capaz de conseguir
las altas demandas metabólica
s 214 .Sin embargo, incluso con una
ventilación efectiva y con el mantenimiento de la presión de per-
fusión, cuando las crisis se mantienen durante un período prolon-
gado pueden provocar daño neuronal irreversibl
e 359 .Está indicado
un tratamiento dirigido a interrumpir las crisis y restaurar un
equilibrio entre las demandas metabólicas cerebrales y el flujo
sanguíneo. Son apropiados los barbitúricos, las benzodiazepinas y
otros anticomiciales potentes. La ventilación adecuada, la oxigena-
ción y el mantenimiento de la presión sanguínea constituyen
medidas adyuvantes básicas. Los relajantes musculares deben ser
contemplados como un tratamiento puramente sintomático porque
no alteran la actividad cerebral eléctrica anormal.
La naturaleza potencialmente lesiva de las crisis justifica que
se atienda a su prevención. Las prácticas varían. Sin embargo,
pacientes con traumatismos craneales graves o hemorragias sub
aracnoideas, o cualquier paciente en el que se planifique una inci-
sión cortical sustancial, se encuentran en situación de riesgo, y
debería considerarse el tratamiento anticonvulsivante preventivo.
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