Table of Contents Table of Contents
Previous Page  1730 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 1730 / 2894 Next Page
Page Background

nivel de anemia que requiere intervención. La creciente compleji-

dad quirúrgica, edad del paciente y número de afecciones comór-

bidas vistas en la práctica quirúrgica cardíaca actual han promovido

la idea de que puede estar justificado aumentar la concentración de

hemoglobina. Sin embargo, los productos hemáticos deben ser uti-

lizados con cautela en las operaciones cardíaca

s 107,524-526 .

A pesar de

que la transfusión de productos hemoderivados se asocia con com-

plicaciones clínicas bien conocidas, como la transfusión de patóge-

nos y LPART, así como aspectos del sistema, como relación oferta/

demanda y coste

566 ,

siguen siendo esquivos los valores indicadores

absolutos de la transfusión. Los estudios aleatorizados, doble ciegos

y con control por placebo diseñados para responder a las preguntas

sobre el desenlace de las transfusiones son éticamente problemáti-

cos y no se encuentran en la literatur

a 566 .

Además, con frecuencia

no se dispone de los datos clínicos que indican una necesidad de

transfundir a tenor de la deuda de oxígeno tisular u orgánic

a 567 .

Guías transfusionales basadas en la evidencia

En resumen, las directrices de la práctica clínica publicadas por el

grupo de trabajo de STS/SCA en 2007 animan con fuerza a esfuerzos

multimodales para reducir las tasas de transfusión y conservar los

productos hemoderivados. Los estudios que han utilizado algorit-

mos de transfusión emparejados con datos diagnósticos de análisis

inmediato para guiar el tratamiento han observado que estasmedidas

son eficaces y rentables económicament

e 527

. En la

figura 50-38

se

muestra un ejemplo de algoritmo basado en pruebas de laboratorio

estándar. Se pueden construir algoritmos para incorporar cualquier

monitor o monitores particulares dinámicos en el diagnóstico inme-

diat

o 205-208,568-570

. En un estudio prospectivo con tres ramas de trata-

miento con empleo de tres monitores diferentes en las pruebas de

diagnóstico inmediato, todos los tratamientos fueron igualmente

eficaces en la reducción de las tasas y cantidades de transfusión en

comparación con la afección control, en la que las transfusiones

fueron llevadas a cabo según el juicio del cirujan

o 205

. Otro estudio

de 100 cirugías consecutivas en las que se utilizaron estrictamente

las directrices de transfusión y el enfoque algorítmico señaló que no

se realizaron transfusiones en ninguno de los paciente

s 568

. Para que

sea efectiva una iniciativa clínica en relación con la utilización de

productos hemoderivados y de recuperación de sangre, deben estar

implicados todos los profesionales sanitarios en cada nivel de inter-

vención y cuidados. El manejo basado en la evidencia de las coagu-

lopatías conserva un recurso limitado (hemoderivados) y da lugar a

mejores desenlaces clínicos.

Dolor

El dolor después de la cirugía cardíaca puede tener muchos oríge-

nes, como la incisión de la esternotomía, drenajes pleurales e inci-

siones en la extremidad inferior. Algunos de los efectos perjudiciales

del dolor después de la cirugía cardíaca se deben a la respuesta al

estrés y al aumento del tono simpátic

o 571,572

, que pueden aumentar

la frecuencia cardíaca, la RVP, el trabajo miocárdico y el consumo

de oxígeno por el miocardio. Además, los

a

-receptores de los vasos

coronarios pueden responder a la estimulación simpática produ-

ciendo vasoconstricción coronaria, que a su vez puede agravar la

isquemia miocárdica postoperatoria. Así, el dolor puede contribuir

significativamente a la morbilidad cardíaca postoperatoria después

de la cirugía cardíaca.

El dolor después de la intervención quirúrgica sobre el

corazón puede también afectar de modo negativo al sistema respi-

ratorio. Típicamente, se produce un defecto restrictivo que se carac-

teriza por pérdida de los volúmenes pulmonares, con reducciones

del 30-35% en el volumen corriente, CV, y capacidad residual funci­

onal, con lo que potencialmente se contribuye a la atelectasi

a 518,519,573 .

Además, el dolor del paciente puede causar una reducción volun-

taria del movimiento muscular en el tórax y abdomen, fenómeno

al que con frecuencia se hace referencia con el término inglés

«splinting»

(entablillado)

. Tal entablillado interfiere con la capaci-

dad del paciente para toser de modo efectivo y eliminar las secre-

ciones. A la larga, este problema puede llevar a colapso lobar,

neumonía y prolongación de la estancia hospitalari

a 518,519,573

.

El dolor no aliviado tiene también efectos psicológicos. La

ansiedad, depresión e insomnio por el dolor pueden contribuir al

delirio en pacientes en las unidades de cuidados intensivos.

En los últimos años, la denominada anestesia «fast-track», que

entraña una extubación más temprana, una estancia en la UCI rela-

tivamente breve, un alta hospitalaria más rápida y un menor coste

global, se ha convertido en un estándar de atención en anestesia

cardíaca. Un control eficaz del dolor ayuda a lograr estos objetivos.

Los opioides siguen siendo el patrón de referencia en rela-

ción con el control del dolor, pero tienen efectos secundarios como

náuseas, vómitos, retención urinaria, hipomotilidad gástrica,

prurito, sedación y depresión respiratoria. Ha surgido un cierto

interés en el empleo de anestésicos y narcóticos locales intratecales

y epidurales para mejorar la analgesia en los pacientes sometidos

a cirugía cardíaca. Dos metaanálisis de técnicas anestésicas utiliza-

das en los pacientes quirúrgicos cardíacos han observado que ni la

analgesia torácica epidural ni la analgesia intratecal tuvieron un

efecto significativo sobre el IM o la mortalidad, y que tampoco

acortaron las estancias hospitalarias de los paciente

s 574,575

. Sin

embargo, en muchos estudios, la analgesia torácica epidural sí

redujo significativamente el dolor y el riesgo de disritmias, compli-

caciones pulmonares y tiempo hasta la extubación traqueal, y

redujo las puntuaciones del dolor en reposo y actividad. La anal-

gesia intratecal disminuyó modestamente el empleo de morfina

sistémica y las puntuaciones del dolor, pero aumentó significativa-

mente la incidencia de prurito. Aunque una preocupación impor-

tante en relación con el empleo de la analgesia intratecal y

particularmente epidural en la cirugía cardíaca es el empleo de la

anticoagulación durante la cirugía y el consiguiente temor de daño

de la médula espinal por posible hematoma epidural, esta compli-

cación es infrecuent

e 575 .

Otras técnicas incluyen el empleo de bloqueos bilaterales con

una sola inyecció

n 576

o bloqueos de los nervios intercostales segui-

dos de una infusión subcutánea continua de anestésicos locale

s 577

.

Además, y dado que todos los analgésicos tienen efectos secunda-

rios, algunos autores han sugerido que es mejor utilizar combina-

cionesdefármacosotécnicas,oladenominadaanalgesiamultimodal.

Teóricamente, la analgesia multimodal puede permitir el empleo de

dosis más bajas de todos los agentes y así se reduce la gravedad de

los efectos secundarios relacionados con la dosis de cualquier agente

utilizad

o 578

. A pesar del atractivo de la idea de las técnicas de anal-

gesia multimodal, los inhibidores selectivos de la ciclooxigenasa 2 y

probablemente de todos los antiinflamatorios no esteroideos están

contraindicados después de la cirugía cardíaca con DC

P 579,580 .

Se requieren nuevos estudios para afianzar el nexo de unión

entre el alivio del dolor y una menor morbilidad, una estancia

hospitalaria más corta y un menor cost

e 581 .

Agradecimientos

Los autores desean expresar su gratitud a Stephen N. Palmer, PhD,

ELS, por su gran apoyo editorial. En la SUNY Upstate Medical

University, expresamos también nuestra gratitud a Rebecca Kindon

y al personal de la biblioteca, Martha «Kit» Hefner (Marketing and

Communications) por las ilustraciones y a Deborah Shelby por su

apoyo administrativo.

1730

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV