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o 298 .La filosofía es llevar el equipo cardíaco al recién nacido
en lugar de trasladarlo al nuestro. En este artículo se emplearon
como controles los recién nacidos operados en nuestra UCIN local
y se observó que la frecuencia de éxitos y de complicaciones era
similar en ambos grupos. Por tanto, desde la perspectiva anestésica,
nosotros nos desplazamos con un equipo completo de fármacos y
elementos para las vías respiratorias, como se ha descrito antes,
y el hospital de destino nos prepara los concentrados de hematíes.
El régimen anestésico para la intervención comprende opiáceos a
dosis altas, relajantes musculares, antibióticos y el mantenimiento
de las infusiones de sustancias vasoactivas preoperatorias. Hemos
observado que este régimen anestésico es estable y se tolera bien.
La necesidad de servicios de anestesia es cada vez más amplia
y también lo es en pacientes con cardiopatías pediátricas. Por tanto,
los pacientes necesitan estudios radiológicos, como tomografía com-
putarizada, RM y gammagrafía nuclear; técnicas de radiología inter-
vencionista, e intervenciones digestivas, entre otras muchas. Antes
de debatir sobre el paciente y la técnica anestésica, es importante que
los médicos conozcan bien el ambiente al que van a trasladar al
enfermo, en lo que se refiere a los campos magnéticos, el carro de
parada más cercano y la capacidad de conseguir ayuda con rapidez
si fuera necesario. Sin entrar en detalles específicos de cada posible
situación clínica, vamos a comentar unos cuantos aspectos básicos.
Igual que en cualquier intervención anestésica, es fundamen-
tal una valoración preoperatoria exhaustiva. La mayor parte de los
pacientes con cardiopatías pediátricas tienen antecedentes largos y
complejos, por lo que en esta valoración se debe incluir una des-
cripción detallada de su estado cardíaco, como cirugías previas,
hallazgos del cateterismo y trastornos asociados (p. ej., función
neurocognitiva, estado pulmonar, función renal). Según el trastorno
de base del paciente, una ecocardiografía reciente aportará detalles
clínicos importantes en relación a la función global, la patología
valvular, la presencia o ausencia de cortocircuitos intracardíacos, la
permeabilidad de las derivaciones quirúrgicas o la existencia de
derrame pericárdico. Aunque esto puede ser ideal, con frecuencia
la exploración ecocardiográfica puede ser muy anterior al momento
de la anestesia y de ahí la importancia de la anamnesis y la explo-
ración. Sin embargo, en el grupo de pacientes sometidos a trasplante
cardíaco se necesita un ecocardiograma poco tiempo antes de la
intervención programada porque aportará información fundamen-
tal que puede indicar un deterioro de la función en un paciente
asintomático. El último punto que se quiere tratar es el período de
ayuno. Muchos pacientes de este grupo tienen una fisiología que
puede verse perjudicada por la deshidratación (p. ej., fisiología de
ventrículo único, derivaciones quirúrgicas, tetralogía de Fallot no
reparada). En ellos es importante mantener la hidratación oral hasta
2 horas antes de la intervención planificada y, si no fuera posible,
deberán emplearse líquidos intravenosos. La evolución de la anes-
tesia dependerá de la duración de la intervención planificada, de la
fisiología del paciente (p. ej., ventilación espontánea o controlada),
del control de las vías respiratorias (respiración espontánea o mas-
carilla laríngea o tubo endotraqueal), del mantenimiento de la anes-
tesia, del desplazamiento hacia y desde la zona de la intervención y
del mantenimiento de la temperatura del paciente. Antes de salir
del área de inducción, el equipo anestésico debe estar preparado
para posibles accidentes con la vía e incluso para una parada; por
tanto, debe llevarse un equipamiento auxiliar para las vías respira-
torias y fármacos para la reanimación. El gran número de posibili-
dades hace difícil disponer de una máquina de anestesia en todos
los contextos; sin embargo, debe disponerse de un carro de anestesia
con equipo adicional para las vías respiratorias, equipos intraveno-
sos y fármacos para la reanimación. El anestésico que se emplea
puede variar según el médico y el centro, pero los detalles comunes
que tienen importancia en todos los casos son conocer bien al
paciente y ser capaces de tratar de forma expeditiva cualquier difi-
cultad que se pueda producir en el lugar más remoto.
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Anestesia pediátrica