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modelo teórico de riesgo de infección por el VIH, se estimó que el

riesgo ocupacional a los 30 años era del 0,10-0,22% en zonas con

una prevalencia baja y del 8,26-13% en zonas con una prevalencia

alt

a 186 .

Los investigadores indicaron que ponerse dos guantes puede

reducir el riesgo.

Mejora de la seguridad

en la anestesia

En los últimos decenios, han surgido iniciativas importantes para

mejorar la seguridad de la anestesia. En 1984, Cooper, Kitz y Ellison

albergaron el primer International Symposium on Preventable

Anesthesia Mortality and Morbidity en Boston. Acudieron a la

reunión unos 50 anestesiólogos de todo el mundo y, tras un gran

debate, establecieron una serie de definiciones de resultado, mor-

bilidad y mortalidad

( cuadro 23-1

). Estas reuniones se han cele-

brado cada 2 años desde el primer simposio. Con los resultados de

la reunión de Boston se estableció la Anestesia Patient Safety Foun-

dation. La sociedad ha publicado boletines informativos que han

circulado ampliamente y patrocinado becas anuales. Se han esta-

blecido sociedades similares en países distintos a Estados Unidos,

y se ha creado una National Patient Safety Foundation basada en

el mismo modelo.

Desde el ACCS se ha prestado mucho interés al estableci-

miento de directrices para una práctica mejor y más segura. Las

normas o guías de práctica clínica son un resumen de las pruebas

disponibles sobre los beneficios y riesgos de planes terapéuticos

concretos realizado por médicos. Las guías son una forma de

codificar recomendaciones respecto al uso de una técnica dada.

Varios tipos de recomendaciones se encuentran dentro de la cate-

goría general de un parámetro de práctica. Un estándar supone

que debe realizarse un tratamiento o práctica en los pacientes con

un trastorno particular. Los estándares se aprueban sólo si una

evaluación de las probabilidades y utilidades del grupo indica que

la decisión de escoger el tratamiento o estrategia sería práctica-

mente unánime. Si se considera estándar un tratamiento o estra-

tegia en particular, se trata de una medida rentable para aquéllos

en los que se recomienda. Se supone que los estándares deben

aplicarse de forma rígida. La ASA ha establecido estándares para

la monitorización intraoperatoria que se obtuvieron a partir de

directrices de seguridad adoptados por el sistema hospitalario de

la Universidad de Harvard. Las guías pretenden ser más flexibles

que los estándares, pero deben seguirse en la mayoría de los casos.

Dependiendo del paciente, el marco y otros factores, las directrices

pueden y deben ajustarse a las necesidades individuales. Como los

estándares, las guías deben ser métodos rentables. La ASA ha

adoptado diversas guías específicas para varios aspectos como la

vía respiratoria difíci

l 187 ,

el uso de catéteres de arteria pulmona

r 188

y la utilización de componentes sanguíneos

189 .

El objetivo es

definir la prueba científica sobre la cual puede basarse la práctica

óptima.

Hay mucho interés en el uso de simuladores de la anestesia

para entrenar y evaluar a los profesionales y sus capacidades para

reacciones ante crisis simulada

s 190-194 .

Se han empleado escenarios

estandarizados para hacer comparaciones entre diferentes indivi-

duos. Son necesarios más estudios para determinar la mejor forma

de utilizar esta técnica en la formación y recertificación de la

anestesia.

Futuras investigaciones

en el riesgo perioperatorio

La repercusión de los genes en el riesgo perioperatorio se conoce

bien desde el descubrimiento del patrón hereditario de la hiper-

termia maligna. En la hipertermia maligna hay un claro nexo entre

una enfermedad autosómica dominante y un resultado adverso

tras la administración de un anestésic

o 195 .

Existe cada vez un mayor

interés en evaluar la repercusión del polimorfismo génico en el

resultado perioperatorio global, incluso aunque el nexo con la

anestesia esté peor definido. Por ejemplo, se ha visto que la apoli-

poproteína E

4

modula la lesión neurológica y la recuperación tras

diferentes lesiones isquémicas agudas, incluido el injerto de deri-

vación arterial coronari

a 196 .

El polimorfismo del constituyente glu-

coproteico GPIIIa del receptor de integrina de las plaquetas

también se ha correlacionado con una disminución cognitiva

postoperatoria.

Resumen

Los riesgos relacionados con la anestesia se han reducido especta-

cularmente en los últimos decenios. Está claro que las muertes

totalmente atribuibles a la anestesia son raras. La enfermedad del

paciente y el tipo, y quizá la localización del procedimiento quirúr-

gico, ejercen un gran efecto sobre el resultado global. Con estos

cambios en el riesgo, el anestesiólogo debe centrarse ahora en los

resultados no mórbidos, y debe continuar manteniendo los están-

dares más altos de anestesia hospitalaria en los marcos extrahospi-

talarios. Finalmente, los anestesiólogos deben participar en el

desarrollo razonado de sistemas para mejorar todos los aspectos

de la asistencia.

Resultado

Normal

Procedimiento interrumpido

Morbilidad

Muerte

Morbilidad

Una consecuencia no planeada, no deseada ni pretendida

de la anestesia

Mortalidad

Muerte que tiene lugar antes de la recuperación debido a

los efectos de un fármaco o fármacos administrados para

facilitar un procedimiento

Muerte que tiene lugar durante un intento de aliviar el

dolor de un trastorno

Muerte que se debe a un incidente que ocurre mientras

los fármacos son eficaces

Adaptado de Pierce EC Jr: The 34th Rovenstine Lecture: 40 years

behind the mask: Safety revisited.

Anesthesiology

84:965, 1996.

Cuadro 23-1

Definiciones propuestas por el 1994

International Symposium on Preventable Anesthesia

Morbidity and Mortality

Riesgo de la anestesia

761

23

Sección III

Control de la anestesia

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