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Control de la anestesia

III

La evolución en la valoración

preoperatoria

La valoración preoperatoria de un paciente quirúrgico para la anes-

tesia aumenta la conciencia del profesional en el problema médico

del paciente y se convierte en la base del plan de tratamiento perio-

peratorio del paciente individual. El objetivo fundamental de la

valoración preoperatoria es obtener la información pertinente

sobre los datos médicos pasados y actuales del paciente y formular

una evaluación de su riesgo intraoperatorio.

Los anestesiólogos realizan antes de la operación exploracio-

nes clínicas dirigidas, elaboran un plan de intervención médica y

optimización, reducen la ansiedad y los miedos del paciente (y la

familia) por medio de la educación, exponen la asistencia periope-

ratoria y opciones para el control del dolor postoperatorio, deter-

minan las pruebas de laboratorio adecuadas y los estudios

diagnósticos que se deben realizar, exponen los riesgos anestésicos

y obtienen un consentimiento informado. La valoración preopera-

toria anestésica puede reducir la morbilidad quirúrgica, minimizar

retrasos y cancelaciones caras el día de la intervención quirúrgica

y aumentar la eficiencia perioperatoria. La práctica de la valoración

preoperatoria para la anestesia ha cambiado. Menos pacientes

ingresan en el hospital antes de la intervención quirúrgica a no ser

que su trastorno médico sea inestable y deba optimizarse. En la

actualidad, aproximadamente el 80% de las intervenciones quirúr-

gicas en Estados Unidos se realiza de forma ambulatoria o con un

ingreso el mismo día, incluso las intervenciones importantes neu-

roquirúrgicas, cardíacas y del cáncer radicales. El proceso previo

de ingreso de la mayoría de los pacientes en el hospital al menos

el día antes ya no está justificado ni tiene una base económica.

Aunque a los pacientes todavía los evalúa por primera vez el

anestesiólogo justo antes de la intervención quirúrgica, la tendencia

a preparar y evaluar a los pacientes en un programa preoperatorio o

«clínica» antes de la fecha de la intervención ha aumentado. Esto ha

sido especialmente importante en pacientes con múltiples riesgos

médicos y trastornos asociados. En otros marcos, la valoración preo-

peratoria la completa en muchos pacientes el cirujano (o alguien

designado por él) o el médico de atención primaria y sólo se remite

a un anestesiólogo a los pacientes con un riesgo alto. En tales cir-

cunstancias, el departamento de anestesia debe interactuar con los

departamentos quirúrgicos para establecer protocolos generales con

el fin de adquirir la información necesaria para realizar con seguri-

dad la anestesia, o podría producirse una mayor incidencia de retra-

sos o cancelaciones en el momento de la intervención quirúrgica

para obtener información o realizar una evaluación adicional.

Un cambio en el procedimiento y la manera de realizar la valo-

ración preoperatoria requiere que el anestesiólogo alcance un nivel alto

de eficiencia y precisión en la evaluación de la anamnesis del paciente,

la exploración física, el diagnóstico diferencial y la planificación del

tratamiento. Esto representa para el anestesiólogo un formidable

desafío desde una perspectiva organizativa y clínica debido al menor

tiempo disponible para evaluar a pacientes que tienen a menudo tras-

tornos médicos complejos. Proporcionar una preparación preopera-

toria de buena calidad y rentable a los pacientes es un aspecto

importante del tratamiento perioperatorio del paciente.

La The Joint Commission (TJC) y la American Society of

Anesthesiology (ASA) han elaborado modelos y requisitos para la

evaluación anestésica preoperatori

a 3

. Guías recientes y actualizadas

sobre la valoración preoperatoria publicadas por múltiples especia-

lidades médicas han llevado a protocolos para la evaluación en la

preparación de los pacientes para la anestesia y la intervención

quirúrgica.Varias de las guías de práctica actuales desafían la forma

histórica de ejercer la anestesia.

Estas guías exigen una revisión objetiva, una consideración

razonable y posiblemente cambios en la forma de ejercer la práctica

de la anestesia habitua

l 4 .

Por ejemplo, la orden habitual de «nada

por vía oral» (NPVO) después de la media noche o 6 horas antes

de la intervención quirúrgica ha sido redefinida por el ASA Task

Force on Preoperative Fastin

g 5 .

Las guías de valoración preoperato-

ria del American College of Cardiologists/American Heart Associa-

tion (ACC/AHA), actualizadas en 2007, recomiendan proceder a la

intervención quirúrgica programada en ciertos pacientes que han

experimentado un infarto de miocardio (IM) en semanas en lugar

de meses. En este capítulo se revisan estos y otros cambios y desafíos

de la práctica de la anestesia y se exponen sus implicaciones.

Si la anestesia y la intervención quirúrgica no tuvieran ningún

riesgo perioperatorio ni resultado adverso para el paciente, no serían

necesarios la evaluación ni el tratamiento preoperatorios anestésicos.

Aunque la morbilidad y mortalidad han disminuido en los últimos

decenios, muchos pacientes todavía tienen mucho miedo y ansiedad

respecto al riesgo de la anestesia. Empezamos este capítulo preopera-

torio con una revisión e identificación actuales de los conceptos, la

evaluación y los objetivos en la evaluación del riesgo del paciente.

Valoración preoperatoria del riesgo

El sistema de clasificación actual de la ASA lo ideó en 1941 Meyer

Saklad a petición de la ASA

( tabla 24-1

). Esta clasificación fue el

primer intento de cuantificar el riesgo asociado a la anestesia y la

intervención quirúrgica. Ni el tipo de anestesia ni la localización

del procedimiento u operación se consideraron en el desarrollo ni

como componentes de la clasificación del riesgo. El sistema intenta

dar un riesgo subjetivo y relativo basado sólo en la anamnesis

preoperatoria del paciente (es decir, sin considerar estudios diag-

nósticos). Los pacientes con el estado físico de la ASA (ASA-PS) 2

tienen un riesgo mayor que los pacientes ASA-PS 1, pero sólo si se

someten a la

misma

operación. Pero sobre todo no intenta

cuanti-

Tabla 24-1

 Clasificación del estado físico de la American Society of

Anesthesiologists

ASA 1 Paciente sano sin enfermedades orgánicas, bioquímicas ni

psiquiátricas

ASA 2 Un paciente con una enfermedad sistémica leve, por ejemplo,

asma leve o hipertensión bien controlada. Sin repercusión

significativa en la actividad diaria. Improbable que repercuta

en la anestesia y la intervención quirúrgica

ASA 3 Enfermedad sistémica significativa o grave que limita la

actividad normal, p. ej., insuficiencia renal en diálisis o

insuficiencia cardíaca congestiva de la clase 2. Repercusión

significativa en la actividad diaria. Probable repercusión en la

anestesia y la intervención quirúrgica

ASA 4 Enfermedad grave que es una amenaza constante para la vida o

requiere un tratamiento intensivo, p. ej., infarto agudo de

miocardio, insuficiencia respiratoria que exige ventilación

mecánica. Limitación acentuada de la actividad de la vida diaria.

Repercusión importante en anestesia e intervención quirúrgica

ASA 5 Paciente moribundo que tiene las mismas probabilidades de

morir en las siguientes 24 horas con o sin intervención

quirúrgica

ASA 6 Donante de órganos en muerte cerebral

La «E» añadida a la clasificación indica intervención quirúrgica urgente.

Disponible en

www.asahq.org

.