estudios han mostrado que una mayor información no se traduce
necesariamente en una menor ansiedad. Puede ser más importante
identificar subgrupos de pacientes y centrarse en la información
hacia el estilo de afrontamiento del paciente. Un estudio británico
mostró que aunque no había correlación entre el grado de infor-
mación proporcionada antes de la operación y la ansiedad del
paciente, hubo una fuerte correlación entre la satisfacción de los
pacientes y la cantidad de información proporcionada y la reduc-
ción de la ansiedad. Identificar a los subgrupos de pacientes que
pueden beneficiarse de métodos educativos específicos y propor-
cionar esta educación a estos subgrupos de una forma rentable
sigue siendo un desafío.Además, hay que asegurar unas habilidades
óptimas en el profesional que proporciona la educación al paciente.
Diversos grados de experiencia del educador pueden dar lugar a
una información poco sólida del paciente. Deben establecerse los
grados de formación y las competencias fundamentales a la hora
plantear la educación del paciente.
Se ha demostrado que la educación preoperatoria del paciente
interviene en la reducción del dolor postoperatorio. Egbert encon-
tró una reducción de las necesidades de opiáceos y una menor
estancia hospitalaria en los pacientes que recibieron instrucciones
preoperatorias intensivas sobre el dolor. También se demostró la
reducción de la estancia y los medicamentos después de la opera-
ción en los pacientes sometidos a una intervención quirúrgica de la
columna por un dolor en la espalda y que recibieron sesiones edu-
cativas antes de la intervención quirúrgica. En pacientes sometidos
a una IDAC, el grupo que recibió información más una preparación
para el afrontamiento tuvo una menor incidencia de hipertensión
postoperatoria, aunque este estudio no mostró ningún descenso de
la estancia ni de la necesidad de opiáceos tras la operación.
Además, los pacientes a los que se enseñó a usar la escala del
dolor durante la visita preoperatoria pueden comunicar de un
modo más eficaz el dolor después de la operació
n 181 .La educación
preoperatoria también puede proporcionar una oportunidad para
la intervención con el fin de mejorar el estilo de vida del paciente,
como su introducción en programas para dejar de fumar.
La educación preoperatoria óptima del paciente puede
influir en varios factores que influyen en la eficiencia global del
quirófano. Por ejemplo, pueden darse órdenes apropiadas de ayuno
y medicamentos antes de la operación, lo que evita retrasos y can-
celaciones. Una discusión adecuada del consentimiento informado
durante la visita clínica evita retrasos en la zona de espera preope-
ratoria para abordar este tema. La visita preoperatoria puede ase-
gurarse de que el paciente reciba la preparación intestinal adecuada
e instrucciones para el cuidado del estoma, y a los pacientes que se
someten a una intervención quirúrgica ambulatoria se les puede
educar sobre las necesidades para el transporte a su casa.
Ayuno preoperatorio
El ayuno preoperatorio se ha recomendado para reducir la apari-
ción de aspiración pulmonar. La ASA ha publicado guías de prác-
tica para el ayuno preoperatorio basadas en las pruebas disponible
s 5.
El grupo especial apoya un período de ayuno de 2 horas para eli-
minar los líquidos en todos los pacientes. El volumen de líquido
ingerido es menos importante que el tipo de líquido ingerido. Se
recomienda un período de ayuno de 4 horas para recién nacidos y
lactantes que reciben leche y de 6 horas para los que reciben fór-
mulas y sólidos. En los que no son lactantes se recomienda un
período de ayuno de 6 horas después de una comida ligera y de
8 horas tras una comida que incluya alimentos fritos o grasos. Estas
guías recomiendan que la valoración preoperatoria incluya una
valoración de factores que puedan incrementar el riesgo de aspira-
ción, como los trastornos de la motilidad digestiva, la posibilidad
de un manejo difícil de la vía respiratoria y la diabetes mellitus. No
hay guías separadas sobre el ayuno para pacientes con estos y otros
trastornos que puedan aumentar el riesgo de regurgitación y aspi-
ración pulmonar. Existe una gran diversidad entre instituciones
respecto a los patrones de práctica actuales para el ayuno preope-
ratorio, y muchas son más conservadoras que lo que las guías de
la ASA aconseja
n 182.
Existe el acuerdo entre la mayoría de las instituciones en este
estudio en que la ingestión de líquidos claros hasta 2-3 horas antes
de la anestesia es aceptable. Hay diversidad respecto a los sólidos,
y muchas instituciones todavía restringen el consumo de sólidos
después de la medianoche.
Papel de las consultas
a especialistas en la valoración
preoperatoria
El uso de consultas a especialistas médicos en pacientes preopera-
torios variará según la institución, dependiendo del grado de expe-
riencia en medicina perioperatoria de los médicos que realizan las
evaluaciones preoperatorias. El grado de comodidad del personal
preoperatorio en la interpretación de los ECG y en la solicitud e
interpretación de las pruebas de estrés y los ecocardiogramas ejerce
una influencia importante en la cantidad de consultas solicitadas,
como demostraron Tsen y cols. Park ha resumido las recomenda-
ciones para la consulta cardiológica preoperatoria en una revisión
de 200
3 183 .Este análisis indica que los anestesiólogos necesitan
consultar sobre un número significativo de pacientes con cardio-
patías que van a someterse a una intervención quirúrgica extracar-
díac
a 184 .Sin embargo, como Kleinman señala en la editorial
acompañante, el grado de experiencia del cardiólogo consultor por
encima del anestesiólogo que hace la consulta se relaciona con el
tratamiento inmediato de los síndromes coronarios agudos.
Como médico perioperatorio, el anestesiólogo debe tener la
experiencia adecuada para cuantificar y tratar el riesgo periopera-
torio. Por ejemplo, en una intervención eficaz generalmente acep-
tada de betabloqueo perioperatorio, no es necesario que un
cardiólogo proporcione este tratamiento. En opinión de Kleinman,
el principal papel del cardiólogo está en el tratamiento periopera-
torio de los síndromes coronarios agudos y en el tratamiento a largo
plazo de los trastornos médicos crónicos.Parece haber poco acuerdo
entre los cardiólogos, anestesiólogos y cirujanos sobre los objetivos
y utilidad de las consultas; una revisión de 55 consultas consecutivas
a cardiología indica que la mayoría aportó pocos consejos que influ-
yeran realmente en el tratamient
o 169. Cuando se pide una consulta
con el cardiólogo u otro especialista, el anestesiólogo debe plantear
cuestiones específicas sobre la información deseada para aumentar
el valor de la consulta y el tratamiento perioperatorio.
El anestesiólogo es el médico final que hace la pregunta y
determina la idoneidad y estabilidad del paciente para la interven-
ción quirúrgica.Puede haber una considerable frustración y tensión
en la zona de espera prequirúrgica cuando se retrasa o cancela la
intervención quirúrgica de un paciente justo antes de entrar en el
quirófano. Pueden no haberse obtenido los estudios diagnósticos
esenciales, como una prueba de estrés cardíaco o pruebas de labo-
ratorio específicas. El especialista puede no haber evaluado un
riesgo perioperatorio. Para evitar retrasos y cancelaciones el día de
la intervención quirúrgica por el anestesiólogo, algunos cirujanos
han elaborado un patrón de obtención de más consultas con espe-
cialistas de las necesarias o apropiadas. Cuando el anestesiólogo
está implicado en la determinación de si es necesaria o no una
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Control de la anestesia
III