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Ecocardiografía transesofágica

Daniel P. Vezina, Ken B. Johnson y Michael K. Cahalan

Puntos clave

1095

1.

La evaluación de los pacientes intubados

hemodinámicamente inestables es una de las

indicaciones con categoría I para la ecocardiografía

transesofágica (ETE).

2.

En las directrices previstas para el año 2009

probablemente se recomendará la aplicación de la ETE

durante todos los procedimientos quirúrgicos cardíacos

y en algunos de cirugía mayor en los que se prevea una

inestabilidad hemodinámica significativa.

3.

Se asume que la velocidad del sonido en el corazón es

constante a 1.540m/s.

4.

Cuanto mayor sea la frecuencia del transductor, mejor

será la calidad de la imagen, pero más limitada será la

profundidad de penetración.

5.

La ecocardiografía Doppler se utiliza para medir la

velocidad de la sangre en las cámaras cardíacas y a

través de las válvulas.

6.

La ecuación de Bernoulli modificada transforma las

velocidades en gradientes de presión. Gradiente de

presión=4V

2

, donde V=velocidad en m/s.

7.

El Doppler de onda continua mide velocidades altas,

pero no identifica su localización con precisión.

8.

El Doppler de onda pulsada permite medir velocidades

en una localización exacta, pero su capacidad para

medir velocidades altas es limitada.

9.

El Doppler color codifica el flujo: azul se aleja de la sonda

y rojo hacia la sonda (BART, siglas del inglés

blue away

red toward

).

10.

La exploración ETE abreviada será la adecuada para la

ETE básica según la definición descrita en las normas del

SCA/ASA del año 1996.

11.

Se ha demostrado que la ETE es más sensible que la

electrocardiografía para la detección intraoperatoria de

isquemia miocárdica.

©

2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos

La ecocardiografía transesofágica (ETE) es la técnica diagnóstica

cardiovascular más resolutiva disponible hoy en día en la práctica

perioperatoria. Miles de informes publicados demuestran su impor-

tancia vital en las determinaciones hemodinámicas, la detección de

la isquemia miocárdica, la evaluación de los trastornos cardiovascu-

lares y la valoración de los planes y los resultados quirúrgicos car-

díacos. Gracias a la información proporcionada por la ETE, los

anestesiólogos, los cirujanos y los intensivistas pueden modificar el

tratamiento para disminuir la morbilidad y aumentar la superviven-

cia de los pacientes quirúrgicos. Ninguna otra técnica diagnóstica ha

tenido tanta influencia sobre los aspectos prácticos de la anestesia y

los cuidados intensivos. En este capítulo se revisará la bibliografía

existente tras resumir con brevedad la historia de la ETE, sus prin-

cipios físicos subyacentes y las técnicas necesarias para realizarla.

Historia

En 1976, el Dr. Leon Frazin y cols. publicaron los resultados de sus

estudios aplicando un transductor esofágico en modo M, introdu-

ciendo de este modo el concepto de ecocardiografía transesofágic

a 1

.

Más tarde, Matsumoto y cols. utilizaron la ETE en modo M para

estudiar la función del ventrículo izquierdo (VI) durante la cirugía

cardiovascula

r 2

. Sin embargo, la ecocardiografía en modo M propor-

ciona una visión demasiado limitada de las relaciones espaciales

como para llegar a ser un instrumento práctico en la monitorización

intraoperatoria o en la toma de decisiones en tiempo real. A princi-

pios de la década de 1980, Hanrath y cols. aplicaron un transductor

bidimensional (2D) dispuesto en fase montado en la punta de un

gastroscopio flexible. Con ello quedó demostrado el potencial intrao-

peratorio de la ET

E 3 .

Sin embargo, no se generalizó la adopción de la

ETE hasta mediados de dicha década, cuando se refinó el diseño del

transductor de ETE y empezó a comercializarse la tecnología Doppler

color.Gracias a dichos adelantos, la ETE pudo proporcionar imágenes

de alta resolución en tiempo real de la estructura cardíaca y del flujo

sanguíneo que seguimos utilizando a diario en la actualidad. Sin

embargo, las sondas de ETE monoplanares originales, y posterior-

mente las biplanares, limitaban el potencial de los planos de obtención

de imágenes. La ETE multiplanar con un transductor 2D rotatorio en

el interior de la punta de la sonda resolvió sustancialmente dichas

limitaciones y sigue siendo la práctica estándar vigente.

Junto con los adelantos en la tecnología de la sonda, los

fabricantes de ultrasonidos mejoraron los algoritmos de compre-

sión de las imágenes, el almacenamiento digital de alta densidad y

las redes de comunicación de banda ancha, lo que ha revolucio-