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Control de la anestesia

III

nado tanto el almacenamiento como el procesamiento de las imá-

genesdeETE.Los servidoresdigitalesde seguridadhanreemplazado

a las librerías de cintas de vídeo de estudios clínicos, acelerando

enormemente el acceso y la fidelidad de las imágenes almacenadas,

y después de décadas de trabajo, la obtención de imágenes tridi-

mensionales (3D) en tiempo real finalmente es una realidad.

Todavía está por determinar su impacto sobre la práctica clínica,

pero lo más probable es que simplifique y acelere el dominio de la

valoración de la anatomía y la patología valvula

r 4

.

Normas para la práctica de la

ecocardiografía transesofágica

En 1992, el American Society of Echocardiography (ASE) Com-

mittee for Physician Training in Echocardiography publicó sus

directrices para la formación en ETE

5 .

Dichas normas se basan en

las recomendaciones previas para la formación en ecocardiografía

transtorácica (ETT) y están encaminadas al adiestramiento en

ETE, tanto para aplicaciones quirúrgicas como no quirúrgicas.

Estas normas exigen que el alumno alcance, al menos, un grado

intermedio de formación en ecocardiografía y que realice e inter-

prete no menos de 50 exploraciones de ETE. En el año 1996, un

grupo de trabajo conjunto de la American Society of Anesthesio-

logists (ASA) y de la Society of Cardiovascular Anesthesiologists

(SCA) publicó las normas para la ETE perioperatoria, en las que

se definían dos niveles de práctica: básica y avanzad

a 6

. Los anes-

tesistas con una formación básica en ETE perioperatoria «deben

ser capaces de emplear la ETE para indicaciones encuadradas en

la práctica habitual de la anestesiología» y «reconocer sus limita-

ciones en este campo, solicitando ayuda, en el momento preciso,

de un médico con formación avanzada». Los anestesiólogos con

formación avanzada en ETE perioperatoria «además de lo ante-

rior, tienen que saber sacar provecho de todo el potencial diag-

nóstico de la ETE en el período perioperatorio». En estas normas

se definieron los principios generales para la formación en ETE

perioperatoria, con objetivos teóricos y técnicos. Asimismo, esbo-

zaban tres categorías de indicaciones científico-estadísticas para

la ETE, como las indicaciones de categoría I, donde se considera

que la aplicación de la ETE suele ser útil para mejorar los resulta-

dos clínicos en situaciones de inestabilidad hemodinámica, valvu-

lopatías, fuentes embolígenas cardíacas y trastornos aórticos

( cuadro 31-1 )

. Estas indicaciones se basaron en los datos dispo-

nibles en 1995, cuando el grupo de trabajo redactó las normas. En

el año 2007 se convocó al grupo de trabajo para que actualizara

dichas directrices. Con la información de la que disponemos en

la actualidad, anticipamos la recomendación de que se emplee la

ETE en todos los pacientes que vayan a someterse a una interven-

ción quirúrgica cardíaca o torácica, así como en otros pacientes

quirúrgicos en los que una patología cardiovascular, sospechada

o conocida, pudiera suponer un compromiso hemodinámico, pul-

monar o neurológico significativo.

En 1999, un grupo de trabajo conjunto de la ASE y la SCA

publicó una serie de recomendaciones para una exploración ETE

complet

a 7 .

Dichas recomendaciones describen con detalle los

20 cortes transversales de la ETE incluidos en esa exploración

completa. En 2002, otro grupo de trabajo conjunto de la ASE y la

SCA utilizó los principios y recomendaciones publicadas para for-

mular normas para la formación en ETE perioperatoria, como los

requisitos de conocimientos y formación médica, conocimientos y

experiencia en ecocardiografía, componentes y duración de la for-

mación, entorno y supervisión de la formación, y requisitos de

convalidación para los médicos posgraduados en activo

8 .

Se esbo-

zaban un número mínimo de casos; no obstante, tales cifras tienen

menos importancia que la solidez y la diversidad de la experiencia

clínica y la calidad de la formación. Al igual que las normas publi-

cadas con anterioridad, esta guía proporciona recomendaciones

para el aprendizaje básico y avanzado en ecocardiografía periope-

ratoria. A diferencia de las anteriores, no especifica la duración de

la formación. En lugar de ello, hace hincapié en los objetivos de la

formación, así como en el número y la variedad de casos exigibles

para cumplir dichos objetivos

( tabla 31-1 )

. El tiempo exigido para

la formación perioperatoria es muy variable,y depende del volumen

y la diversidad del programa de cirugía cardíaca afiliado.

La American Heart Association (AHA), el American College

of Cardiology (ACC), la ASE y otras organizaciones profesionales

han editado otras normas en las que se implica a la ETE. En el año

2003, la AHA, el ACC y la ASE publicaron normas prácticas para

la aplicación clínica de la ecocardiografía, como las aplicaciones

intraoperatorias y en cuidados crítico

s 9

. Sus indicaciones de clase

I son, en esencia, las mismas que las enumeradas en el

cuadro 31-1

.

En 2005, la ASE publicó sus recomendaciones para las indicaciones

y las normas de ejecución para la ETE pediátrica, como las aplica-

Cuadro 31-1

 Indicaciones para la ecocardiografía

transesofágica perioperatoria

Indicaciones de categoría I:

respaldadas por las pruebas

más sólidas y la opinión de expertos; la ETE se utiliza con

frecuencia para mejorar los resultados clínicos en las

situaciones siguientes, y se indica a menudo, según las

circunstancias individuales, para:

Evaluación intraoperatoria de trastornos hemodinámicos

agudos, persistentes y potencialmente mortales en los que la

función ventricular y sus determinantes son inciertos y no

han respondido al tratamiento.

Aplicación intraoperatoria en la valvuloplastia.

Aplicación intraoperatoria en la cirugía de cardiopatías

congénitas en la mayor parte de las lesiones que requieren

circulación extracorpórea.

Aplicación intraoperatoria en la reparación de la

miocardiopatía obstructiva hipertrófica.

Aplicación intraoperatoria para la endocarditis, cuando las

pruebas preoperatorias son inadecuadas o cuando se

sospecha una extensión de la infección al tejido perivalvular.

Aplicación preoperatoria en pacientes inestables con

sospecha de aneurismas, disección o rotura de la aorta

torácica, que necesitan ser evaluados con rapidez.

Valoración intraoperatoria de la función valvular aórtica

durante la reparación de disecciones aórticas con una

posible afectación de dicha válvula.

Evaluación intraoperatoria de procedimientos de ventana

pericárdica.

Aplicación en la unidad de cuidados intensivos en pacientes

inestables con trastornos hemodinámicos inexplicados,

sospecha de valvulopatía o problemas tromboembólicos (en

el caso de que otras pruebas o técnicas de monitorización no

hayan confirmado el diagnóstico o los enfermos estén

demasiado inestables para someterse a otras pruebas).

Adaptado con autorización de Practice guidelines for perioperative

transesophageal echocardiography. A report by the American

Society of Anesthesiologists and the Society of Cardiovascular

Anesthesiologists Task Force on Transesophageal

Echocardiography.

Anesthesiology

84:986-1006, 1996.