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*Aunquemuchos autores y referencias identifican a este aparato como

un «desfibrilador-cardioversor implantable automático o DCIA», el término

«DCIA» es una marca registrada cuya propiedad pertenecía originariamente

a CPI-Cardiac Pacemakers, Inc., que fue adquirida por Guidant Medical

Corporation y que en la actualidad forma parte de Boston Scientific (Natick,

Massachusetts). El término «DCP» (de «desfibrilador-cardioversor progra-

mable») pertenece a Medtronic Corporation (Minneapolis, Minnesota).

†Los términos

antibradicardia

y

antitaquicardia

se utilizarán en

todo el capítulo. El modo antibradicardia es la estimulación destinada a

mantener una frecuencia mínima, por lo que los MP convencionales son

dispositivos antibradicardia. Por su parte, el modo antitaquicardia con-

siste en un tratamiento aplicado en el contexto de una taquicardia, y está

diseñado para reducir la frecuencia cardíaca subyacente.

33

Generadores de pulso cardíaco

implantables: marcapasos y

desfibriladores-cardioversores

Marc A. Rozner

Puntos clave

1153

Antes de una intervención

1.

Identificar al fabricante del generador y si se trata de un

marcapasos o de un desfibrilador.

2.

Hacer que un experto pruebe el desfibrilador poco antes

de administrar el anestésico.

3.

Obtener una copia de esta prueba. Asegurarse de que el

aparato estimulará el corazón.

4.

Plantear el cambio de cualquier dispositivo que esté

próximo a su período programado de sustitución en un

paciente que se vaya a someter a una cirugía mayor o a

una intervención en un radio de 25 cm del generador.

5.

Determinar la frecuencia y ritmo basales del paciente, que

dictarán la necesidad de un soporte de estimulación de

respaldo (externo).

6.

Identificar la frecuencia y ritmo del imán, en caso de que

exista.

7.

Programar la sensibilidad de la frecuencia de la

ventilación-minuto en posición apagada, si está presente.

8.

Programar todos los aumentos de frecuencia en posición

apagada.

9.

Plantear el aumento del límite inferior de frecuencia para

optimizar el aporte de oxígeno a los tejidos en las

intervenciones mayores.

10.

Inactivar el tratamiento antitaquicardia si el aparato tiene

modo desfibrilador.

Durante una intervención

1.

Monitorizar el ritmo cardíaco con pulsioximetría

(pletismografía) o análisis de la onda arterial.

2.

Pedir al cirujano que opere sin el bisturí eléctrico monopolar.

3.

Usar un bisturí eléctrico bipolar si es posible; en caso

contrario, un corte puro es mejor que «combinado» o «coag».

4.

Colocar la placa de retorno del bisturí eléctrico de modo

que la electricidad no atraviese el circuito entre el

generador y el corazón, incluso aunque el parche deba

situarse en la parte distal del antebrazo y el electrodo

quede cubierto con un paño estéril.

5.

Si el bisturí eléctrico provoca una sobredetección

ventricular y quiescencia del marcapasos, limitar el

período o períodos de asistolia.

En el postoperatorio

1.

Hacer que un experto pruebe el desfibrilador justo

después de la intervención. Se pueden reiniciar algunos

aumentos de frecuencia y se debería determinar la

frecuencia cardíaca y parámetros de estimulación

óptimos. Cualquier paciente en quien se haya inactivado

el tratamiento antitaquicardia debe monitorizarse hasta

que se restaure dicho tratamiento.

Adaptados de los consejos prácticos de la ASA para el

tratamiento perioperatorio de los pacientes con marcapasos

o desfibrilador.

©

2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos

Los dispositivos de estimulación que funcionan con baterías fueron

introducidos por el cirujano cardíaco C. W. Lillehei y el técnico elec-

tricista Earl Bakken en 1958, justo 4 años después de la invención del

transistor.En 1960,WilsonGreatbatch,un ingeniero de Buffalo,Nueva

York, creó el primer dispositivo implantable que funcionaba con bate-

rías en su garaj

e 1 .

La progresión natural del desarrollo de marcapasos

(MP) llevó a la invención del desfibrilador-cardioversor implantable

(DCI

) *

alrededor de 1980 por parte de Michael Morchower (de Bal-

timore). La implantación de los DCI, que fue autorizada por primera

vez por la Food and Drug Administration estadounidense en 1985,

requería una toracotomía, lo que supone una operación de enverga-

dura en un paciente con una mala función cardíaca. Los avances en

la miniaturización electrónica han permitido el desarrollo de disposi-

tivosdeestimulaciónprogramablesmuypequeños(10mldevolumen),

pero con una electrónica muy compleja.

Los avances tecnológicos (colocación transvenosa de electro-

dos, capacidad de estimulación antitaquicardia [EAT

]

, miniaturiza-