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neuroaxiales hasta hace relativamente poco tiempo. La mejoría de

los índices de éxito y de fiabilidad, así como el riesgo de hematomas

raquídeos con las técnicas neuroaxiales, favoreció que los especialis-

tas volviesen a tener en consideración este tipo de bloqueos para la

extremidad inferior.Actualmente se llevan a cabo técnicas continuas

para los nervios ciático, femoral y en la fosa poplíte

a 96 .

Al comparar-

los con los métodos analgésicos neuroaxiales y generales convencio-

nales, los bloqueos continuos de la extremidad inferior proporcionan

una analgesia superior con un menor número de efectos secunda-

rios, mejoran los resultados perioperatorios y aceleran el alta hospi-

talaria después de artroplastias mayore

s 98,99

.

Elección del anestésico local

La elección del anestésico local para el bloqueo nervioso periférico

depende obviamente, y hasta cierto punto, de la duración del proce-

dimiento quirúrgico, aunque también son importantes otros factores

(v. cap. 20). Los fármacos de acción larga, como la bupivacaína o la

ropivacaína, pueden prolongar el bloqueo hasta 24 horas. Aunque

la duración de dicho bloqueo es magnífica desde el punto de vista de

la analgesia postoperatoria para los pacientes que se quedan ingresa-

dos, puede ser un elemento indeseable en los pacientes ambulatorios,

por la posibilidad de lesiones nerviosas o tisulares en una extremidad

parcialmente bloqueada. Los fármacos de acción intermedia o corta,

como la lidocaína o la mepivacaína, podrían ser más convenientes

en el contexto ambulatorio. Independientemente del fármaco elegido,

debe calcularse la dosis total para cada paciente, manteniéndola

dentro de los límites de seguridad aceptables (v. cap. 20).

Las concentraciones más altas de los anestésicos locales no son

las más idóneas para los bloqueos nerviosos periféricos; por tanto, no

se recomienda administrar bupivacaína o ropivacaína al 0,75%, lido-

caína al 2%, mepivacaína al 2% y 2-cloroprocaína al 3%. Por el con-

trario, puede que las concentraciones más bajas de los mismos

fármacos (es decir, bupivacaína o ropivacaína al 0,25% y mepivacaína

o lidocaína al 0,5%) no proporcionen un bloqueo motor completo.

Pueden añadirse vasoconstrictores, normalmente epinefrina,

al anestésico elegido para mejorar la latencia, disminuir la absor-

ción y prolongar la acción. Habitualmente se recomienda una con-

centración de epinefrina de 1:200.000. Lo ideal sería añadir la

epinefrina al anestésico local en el momento en el que vaya a rea-

lizarse el bloqueo. Las soluciones con epinefrina preparadas comer-

cialmente tienen un pHmás bajo que las preparadas en el momento,

con lo que el porcentaje de moléculas del fármaco ionizadas es

mayor. Estas moléculas ionizadas no atraviesan fácilmente la mem-

brana nerviosa, retrasando por tanto la latencia del fármaco tras la

inyección. No debería añadirse epinefrina al anestésico local para

bloqueos de los dedos o del pene por la posibilidad de isquemia

tisular. Hay artículos en los que se aconseja administrar otros adi-

tivos como clonidina, opiáceos y ketamina para potenciar o pro-

longar el bloqueo nervioso periféric

o 7

.

Complicaciones neurológicas

Las lesiones nerviosas constituyen una complicación reconocida de

las técnicas regionales periféricas. En una serie combinada de más

de 250.000 anestesias regionales, la frecuencia de complicaciones

neurológicas después de bloqueos periféricos era menor que la

observada con las técnicas neuroaxiales y el bloqueo periférico se

asociaba a dolor durante la colocación de la aguja o durante la inyec-

ción del anestésico loca

l 65,100 .

Entre los factores de riesgo que contri-

buyen a los defectos neurológicos tras la anestesia regional están la

isquemia nerviosa, las neuropatías traumáticas durante la colocación

de la aguja o del catéter, las infecciones y la elección inadecuada de

la solución anestésica. No obstante, a menudo se atribuyen a la

Bloqueos nerviosos

1437

42

Sección III

Control de la anestesia

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

Figura 42-34

 Bombas de infusión portátiles.

A,

Accufuser (McKinley Medical, Wheat Ridge, CO).

B,

Sgarlato (Sgarlato Labs, Los Gatos, CA).

C,

Stryker

PainPump (Stryker Instruments, Kalamazoo, MI).

D,

MedFlo II (MPS Acacia, Brea, CA).

E,

C-Bloc (I-Flow Corp., Lake Forest, CA).

F,

Microject PCA (Sorenson

Medical, West Jordan, UT).

(En Ilfeld BM, Morey TE, Enneking FK: The delivery rate accuracy of portable infusion pumps used for continuous regional analgesia.

Anesth Analg

95:1331, 2002.)