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posición de sedestación permite identificar fácilmente las referen-

cias. En primer lugar se identifican las apófisis espinosas torácicas,

introduciendo la aguja 2,5-3 cm por fuera de la porción más cefá-

lica de la apófisis espinosa, profundizando perpendicularmente a

la piel en todos los planos hasta contactar con la apófisis transversa

de la vértebra inferior, normalmente a una profundidad de 2-4 cm.

Una vez identificada la apófisis transversa, la aguja suele redirigirse

en dirección cefálica, avanzando gradualmente hasta que se percibe

una pérdida de resistencia 1-1,5 cm más allá del borde superior. No

obstante, el riesgo de neumotórax puede reducirse resbalando la

aguja en dirección cauda

l 90 .

La distribución de la solución anestésica puede ser variable,

pero una inyeccion de 15ml consigue un bloqueo somático unilateral

a lo largo de cuatro o cinco dermatomas; el anestésico tiende a dis-

tribuirse en sentido cauda

l 90 .

Para lograr una distribución más amplia

se pueden inyectar 3-4ml de anestésico local en cada segment

o 92 .

Bloqueo paravertebral lumbar

Los nervios lumbares salen por los agujeros vertebrales por debajo

del borde caudal de la apófisis transversa. Cada nervio se divide en

ramos anteriores y posteriores; los ramos anteriores L1-L4 (con

una contribución de T12) forman el plexo lumbar.

El paciente se coloca en decúbito prono, en la misma posi-

ción que la descrita para el bloqueo intercostal. Se dibujan una serie

de líneas a través de los bordes cefálicos de las apófisis espinosas

vertebrales lumbares. Dichas líneas están enfrente de los bordes

caudales de las apófisis transversas homólogas (v.

fig. 42-14A

).

A través de un habón cutáneo realizado a unos 3 cm por fuera de

la línea media se introduce perpendicularmente a la piel una aguja

de 8 cm del calibre 20 hasta contactar con la apófisis transversa a

una profundidad de 3-5 cm. Posteriormente, se redirige la aguja

para resbalar por el borde caudal de la apófisis transversa. En un

punto situado 1-2 cmmás profundo (grosor de la apófisis espinosa)

se inyectan 6-10ml de la solución anestésica (v.

fig 42-14B

). La

búsqueda de una parestesia o la utilización de un neuroestimulador

ayudan a confirmar la correcta colocación de la aguja.

Efectos secundarios y complicaciones

Existe la posibilidad de inyección epidural o subaracnoidea del

anestésico dada la proximidad de la columna. También existe la

posibilidad de inyección intravascular a través de los vasos lumba-

res, la vena cava o la aorta. Los índices de punción pleural y de

neumotórax se cifran en el 1,1% y el 0,5%, respectivament

e 90 .

Técnicas continuas con catéter

Entre las ventajas que se han aludido a favor de los bloqueos nerviosos

continuos están la posibilidad de prolongar la anestesia quirúrgica, la

disminución del riesgo de toxicidad al reducir las dosis fraccionadas,

la analgesia postoperatoria y la simpatectomía. Se han descrito

métodos para colocar catéteres sobre la aguja y a través de la aguja.

Los adelantos tecnológicos de los equipos, como el desarrollo de

agujas y catéteres de estimulación, y las bombas portátiles, que per-

miten infundir anestésicos locales incluso después del alta hospitala-

ria, han incrementando los índices de éxito y de popularidad de los

bloqueos periféricos continuos

( fig. 42-34 ) 93,94 .

Aunque siguen exis-

tiendo dudas acerca de la correcta colocación del catéter y sobre su

mantenimiento, el uso de catéteres estimulantes y la confirmación

radiológica pueden mejorar aún más la funcionalidad de este

métod

o 95

. En conjunto, los bloqueos nerviosos periféricos continuos

aportan una analgesia superior a la ofrecida por el tratamiento con-

vencional con opiáceos. Es frecuente la aparición de problemas técni-

cos menores,como acodamientos,desplazamientos o fugas del catéter,

así como de colonización bacteriana, pero no tienen repercusiones

adversas en la inmensa mayoría de los casos. No obstante, los casos

de incidentes adversos neurológicos o infecciosos graves son raro

s 96 .

Los métodos para proporcionar anestesia continua del plexo

braquial llevan descritos, por lo menos, desde la década de 1940, y

con frecuencia ofrecen soluciones ingeniosas para colocar y asegu-

rar la aguja o el catéter. Esta técnica puede aplicarse, sobre todo, a

pacientes que vayan a someterse a reimplantaciones del miembro

superior o de dedos de la mano, a artroplastias totales de hombro

o codo, y en pacientes con distrofias simpático reflejas, en los que

una analgesia y una simpatectomía prolongadas pueden resultar

sumamente beneficiosa

s 97 .

Las técnicas continuas para la extremidad inferior también se

describieron hace décadas, pero han sido infrautilizadas con respecto

a las técnicas continuas para la extremidad superior y a los bloqueos

1436

Control de la anestesia

III

Figura 42-33

A,

Para bloquear el plexo celíaco, la aguja se introduce con un ángulo de 45 grados hacia el cuerpo vertebral de L1. La punta resbala por el

cuerpo vertebral hacia delante y hacia los lados y se profundiza 1,5-2cm.

B,

Colocación del paciente y referencias superficiales para realizar el bloqueo del

plexo celíaco. A, aorta; VCI, vena cava inferior.