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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Evaluación preoperatoria de los

pacientes de cirugía torácica

La evaluación anestésica preoperatoria previa a la cirugía torá-

cica es una ciencia en constante evolución y un arte. Los últimos

avances en el control anestésico, las técnicas quirúrgicas y los

cuidados perioperatorios han ampliado la población de pacientes

que se consideran «operables» en la actualida

d 1

. Esta descripción

se centra sobre todo en la evaluación preanestésica para la cirugía

de resección pulmonar en pacientes con cáncer. Sin embargo, los

principios básicos expuestos se aplican a todas las demás resec-

ciones pulmonares no oncológicas y a otras intervenciones torá-

cicas. La principal diferencia es que en los pacientes con cáncer,

la relación riesgo-beneficio de cancelar o demorar la interven-

ción mientras se dispone de otras investigaciones o tratamientos

es siempre complicada por el riesgo de una mayor diseminación

del cáncer durante cualquier período de tiempo prolongado

antes de la resección. Estos casos no corresponden nunca a una

cirugía «programada».

Aunque el 87% de los pacientes con cáncer de pulmón falle-

cerán por su enfermedad, la tasa de curación del 13% representa

alrededor de 26.000 supervivientes anuales en Estados Unidos. La

resección quirúrgica es la principal responsable de casi todas estas

curaciones. Los pacientes con un cáncer de pulmón «curable» tienen

una enfermedad cuya extensión es aún local o locorregional y puede

abarcarse en un procedimiento quirúrgico plausible. Un paciente

«operable» es aquel que puede tolerar la resección propuesta con un

riesgo aceptable. Se deben tener en cuenta varios puntos generales

en la evaluación de los pacientes sometidos a resección pulmonar.

En la actualidad, la realidad de los patrones de la práctica

anestésica ha cambiado de tal modo que los pacientes suelen eva-

luarse en primer lugar en una clínica ambulatoria, generalmente

no por el miembro del equipo anestésico que en realidad le anes-

tesiará. El contacto real con el anestesiólogo responsable puede

limitarse a 10-15 minutos antes de la inducción. Es necesario orga-

nizar y estandarizar la estrategia de la evaluación preoperatoria

para estos pacientes en dos fases temporalmente distintas: la eva-

luación inicial (clínica) y la evaluación final (día del ingreso). Cada

fase tiene elementos vitales que se describirán a continuación.

La investigación sobre el pronóstico a corto plazo (

<

6 se­

manas) de estos pacientes ha sido comparativamente escasa en

cuanto a su volumen. Sin embargo, esta área de investigación es

muy activa en la actualidad y hay varios estudios que se pueden

utilizar para guiar el control anestésico en el período postoperato-

rio inmediato, donde tiene una influencia sobre el pronóstico.

En la actualidad, cada vez es mayor el número de cirujanos

cuya formación se dirige a la práctica de resecciones de «conserva-

ción pulmonar», como las lobectomías en manguito o las segmen-

tectomías, así como a llevar a cabo resecciones con técnicas

mínimamente invasivas, como la cirugía toracoscópica videoasistida

(VATS por su acrónimo en inglés). Se ha demostrado que la conser-

vación postoperatoria de la función respiratoria es proporcional a la

cantidad de parénquima pulmonar funcional conservado. Para

evaluar a los pacientes con una función pulmonar limitada, el anes-

tesiólogo debe conocer estas opciones quirúrgicas más recientes,

además de la lobectomía o neumonectomía convencional abierta.

Lo más habitual es que el anestesiólogo no se ocupe de

evaluar a estos pacientes para decidir si son o no candidatos qui-

rúrgicos. En la mayoría de los casos, el anestesiólogo valora al

paciente al final de una cadena de derivación que comienza en el

neumólogo o el médico de familia y que acaba en el cirujano. En

cada etapa, deberían comentarse los riesgos y beneficios de la inter-

vención. El anestesiólogo tiene la responsabilidad de utilizar la

evaluación preoperatoria para identificar los pacientes que presen-

tan un riesgo elevado, a fin de mejorar su pronóstico. Ésta es la

función principal de la evaluación preanestésica. Sin embargo, en

ocasiones se solicita al anestesiólogo que aporte su opinión sobre

si un paciente concreto de alto riesgo tolerará un procedimiento

quirúrgico específico. Esto puede suceder de forma preoperatoria,

pero también se produce durante la intervención, cuando los

hallazgos quirúrgicos sugieren que un procedimiento planificado, como una lobectomía, puede requerir una resección más am­

plia, como una neumonectomía. Por estos motivos, es obligatorio

que el anestesiólogo conozca con detalle la situación médica del pa­

ciente y la fisiopatología de la cirugía de resección pulmonar.

La evaluación previa a la toracotomía debe constar de todos

los factores de una evaluación anestésica completa: antecedentes,

alergias, fármacos, datos de la vía respiratoria superior, etcétera. Esta

sección se centrará en la información adicional, además de la eva-

luación anestésica estándar, que el anestesiólogo necesita para tratar

a un paciente que va a someterse a una resección pulmonar.

Complicaciones perioperatorias

Las causas principales de morbimortalidad perioperatoria en los

pacientes de cirugía torácica son de tipo respiratorio. De ellas, las

más destacadas son las atelectasias, la neumonía y la insuficiencia

respiratoria, que se producen en el 15-20% de los pacientes y expli-

can la mayor parte de la mortalidad esperada, que es del 3-4

% 2

. En

otros tipos de cirugía, las complicaciones cardíacas y vasculares son

las causas principales de la morbimortalidad perioperatoria precoz.

Las complicaciones cardíacas, como las arritmias y la isquemia, se

producen en el 10-15% de los pacientes de cirugía torácica.

Evaluación de la función respiratoria

El mejor modo de evaluar la función respiratoria consiste en reali-

zar una historia detallada de la calidad de vida del paciente. Siempre

que se vaya a realizar una resección pulmonar, se debería llevar a

cabo una espirometría simple basal antes de la intervenció

n 3

.

Las mediciones objetivas de la función pulmonar son nece-

sarias para guiar el tratamiento anestésico y para tener esta infor-

mación en un formato que pueda transmitirse con facilidad entre

los miembros del equipo asistencial. Es útil dividir la función res-

piratoria en tres áreas relacionadas, pero algo independientes:

mecánica respiratoria, intercambio gaseoso e interacción cardio-

rrespiratoria (v. cap. 5). Una forma fácil para recordarlas es consi-

derarlas como las unidades funcionales básicas de la respiración

extracelular encargadas de llevar el oxígeno: 1) a los alveolos, 2) a

la sangre y 3) a los tejidos (el proceso es el inverso para la elimi-

nación del dióxido de carbono).

Mecánica respiratoria

Muchas pruebas de la mecánica y los volúmenes respiratorios

muestran una correlación con el pronóstico posterior a la toraco-

tomía: volumen espiratorio máximo en 1 segundo (VEMS), capa-

cidad vital forzada (CVF), ventilación voluntaria máxima (VVM),

proporción volumen residual/capacidad pulmonar total (VR/CPT)

y otras (v. cap. 5 sobre las pruebas funcionales respiratorias). Es útil

expresar estos valores como un porcentaje de los volúmenes pre-

dichos corregidos para la edad, el sexo y la altura (p. ej., %VEMS).

De ellos, la prueba individual más útil para predecir las complica-

ciones respiratorias postoracotomía es el VEMS postoperatorio

predicho (%VEMSpop

) 4

, que se calcula del siguiente modo: