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Anestesia para la cirugía torácica

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

en quien se han realizado todas las pruebas, además de haber opti-

mizado su situación. La demora apropiada tras la colocación de

una endoprótesis coronaria es motivo de controversia. La cirugía

se debe diferir hasta que sea seguro interrumpir los principales

fármacos antiagregantes plaquetarios (excepto la aspirina). Esto

supone un retraso de 3 meses para las endoprótesis metálicas no

recubiertas y de más de 6 meses para las endoprótesis con libera-

ción de fármaco

s 18 .

El uso de

b

-bloqueantes profilácticos para

reducir el riesgo de isquemia perioperatoria en los pacientes de

cirugía torácica con arteriopatía coronaria conocida o sospechada

en ausencia de contraindicaciones parece justificado en función de

la bibliografía recient

e 17 .

Arritmias

Las arritmias (v. cap. 32) son una complicación frecuente de la

cirugía de resección pulmonar, y su incidencia es del 30-50% de los

pacientes en la primera semana del postoperatorio cuando se

utiliza la monitorización Holte

r 19 .

De estas arritmias, el 60-70%

corresponden a una fibrilación auricular. Hay varios factores que

se correlacionan con una mayor incidencia de arritmias: la exten-

sión de la resección pulmonar (neumonectomía, 60%, lobectomía,

40% y toracotomía sin resección, 30%), disección intrapericárdica,

pérdida de sangre intraoperatoria y edad del paciente. Los pacien-

tes en quienes se realiza una neumonectomía extrapleural consti-

tuyen un grupo de un riesgo especialmente elevado

20 .

Dos factores del período postoracotomía precoz interactúan

para provocar arritmias auriculares: 1) un aumento de la resisten-

cia al flujo a través del lecho vascular pulmonar debido a causas

permanentes (resección pulmonar) o transitorias (atelectasia, hipo­

xemia), con la consiguiente sobrecarga del lado derecho del corazón,

y 2) un aumento de los estímulos simpáticos y de los requisitos de

oxígeno, que son máximos el segundo día del postoperatorio a

medida que aumenta la movilidad de los pacientes.

En los pacientes sometidos a neumonectomía, en compa-

ración con aquellos en los que se realiza una lobectomía, seguidos

durante 24 horas con catéteres para la medición de la fracción de

eyección del ventrículo derecho (FEVD) se observó una dismi-

nución significativa de la FEVD el primer día del postoperatorio,

que se acompañó de un aumento del tamaño ventricular derecho

y de las presiones de la arteria pulmonar. Los pacientes sometidos

a neumonectomía no presentaron el incremento precoz del aporte

de oxígeno, del consumo de oxígeno ni del índice cardíaco que se

observan en los sometidos a lobectomí

a 21

. Esto sugiere que en

algunos pacientes en quienes se realiza una neumonectomía, el

lado derecho del corazón puede ser incapaz de incrementar su

gasto de forma adecuada para satisfacer el estrés postoperatorio

habitual. Los estudios de ecografía transtorácica han mostrado

que los pacientes sometidos a neumonectomía presentan un

incremento de la presión sistólica del ventrículo derecho medida

por el chorro de regurgitación tricúspide el día 2 del postopera-

torio, pero no el día 1. El aumento de la velocidad del chorro de

regurgitación se ha asociado con taquiarritmias supraventricula-

res postoracotomía

20 .

La prueba de esfuerzo preoperatoria, en la

que se evalúa la interacción cardiopulmonar, puede predecir

la aparición de arritmias postoracotomía. Los pacientes con

EPOC son más resistentes al control farmacológico de la frecuen-

cia cuando desarrollan fibrilación postoracotomía y suelen reque-

rir varios fármaco

s 22

.

Se han probado muchos fármacos antiarrítmicos para dis-

minuir la incidencia de las arritmias auriculares después de la

cirugía pulmonar, sobre todo preparados a base de digoxina. Sin

embargo, la digoxina no previene las arritmias después de la neu-

monectomía o de otros procedimientos intratorácicos. Se han

probado otros antiarrítmicos para evitar estas arritmias, como los

b

-bloqueantes, el verapamilo y la amiodarona. Todos estos fárma-

cos disminuyen las arritmias en los pacientes de cirugía torácica,

aunque se han asociado con efectos secundarios que impiden su

uso generalizado en esta población quirúrgica. En la actualidad, el

diltiazem es el fármaco más útil para la profilaxis antiarrítmica

postoracotomí

a 1 .

Parece que las arritmias auriculares no son más

que un síntoma de la disfunción del lado derecho del corazón y que

evitar el síntoma no soluciona el problema subyacente. En un estu-

di

o 23 ,

los pacientes que acabaron desarrollando taquiarritmias auri-

culares podían identificarse en el período postoperatorio precoz

por su respuesta ventricular derecha a la retirada del oxígeno suple-

mentario. El primer día postoperatorio, una disminución de la Fio

2

de 0,35 a 0,21 provocó un aumento significativo de la presión tele-

diastólica del ventrículo derecho (PTDVD) en los pacientes que

acabaron desarrollando arritmias. La analgesia epidural torácica

con anestésicos locales puede reducir la incidencia y gravedad de

las arritmias. Este efecto se debe al aumento del período refractario

miocárdico, la disminución de las presiones diastólicas ventricula-

res y la mejora de las relaciones del flujo sanguíneo endocárdico/

epicárdic

o 24 .

Edad

No hay un máximo de edad que constituya un impedimento para

la resección pulmona

r 4 .

En una serie, la mortalidad quirúrgica en

un grupo de pacientes de 80-92 años de edad fue del 3%, que es una

cifra muy respetabl

e 25 .

Sin embargo, la tasa de complicaciones res-

piratorias (40%) fue el doble de lo esperado en una población más

joven y la tasa de complicaciones cardíacas (40%), sobre todo arrit-

mias, fue casi el triple que la previsible en pacientes más jóvenes.

En los ancianos, la toracotomía debería considerarse una operación

con alto riesgo de complicaciones cardíacas y la función cardiopul-

monar es el aspecto fundamental de la evaluación preoperatoria.

En la

figura 49-4

se muestra un algoritmo para la evaluación car-

díaca de los ancianos para la cirugía torácica. Aunque la mortalidad

secundaria a la lobectomía en los ancianos es aceptable, la debida

a la neumonectomía, sobre todo del lado derecho, es excesiv

a 26 .

La

tolerancia al esfuerzo parece ser el principal determinante del pro-

nóstico en los anciano

s 27 .

Las directrices del American College of

Cardiology/American Heart Associatio

n 17

sugieren que en caso de

«capacidad funcional adecuada» (es decir, 4 Mets o subir un piso

de escaleras) los pacientes con unos factores predictivos «interme-

dios» de arteriopatía coronaria no necesitan más evaluación car-

díaca. Sin embargo, esta recomendación no debería extrapolarse a

los pacientes ancianos, en los que también debería realizarse, como

estudio cardíaco mínimo, una ecocardiografía transtorácica para

descartar la presencia de hipertensión pulmonar.

Insuficiencia renal

La insuficiencia renal después de la cirugía de resección pulmonar

se asocia a una mortalidad elevada. Golledge y Goldstra

w 28

des-

cribieron una mortalidad perioperatoria del 19% (6/31) en los

pacientes que presentaron una elevación significativa de la con-

centración sérica de creatinina en el período postoracotomía, en

comparación con el 0% (0/99) en los pacientes que no mostraron

ningún grado de disfunción renal. Los factores que se asociaban

a un mayor riesgo de insuficiencia renal eran los antecedentes de

insuficiencia renal previa, el tratamiento con diuréticos, la neumo-

nectomía, la infección postoperatoria y la transfusión de sangre.

Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) no se asociaron a

insuficiencia renal en esta serie, pero son un motivo de preocupa-

ción evidente en cualquier paciente de toracotomía con mayor

riesgo de insuficiencia renal. La elevada mortalidad de los pacien-

tes sometidos a neumonectomía tanto por insuficiencia renal

como por edema pulmonar postoperatorio destaca la relevancia

de la fluidoterapia en estos paciente

s 29 ,

así como la necesidad de

una monitorización perioperatoria intensiva y estrecha, sobre

todo en los que toman diuréticos o que tienen antecedentes de

insuficiencia renal.