Table of Contents Table of Contents
Previous Page  1746 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 1746 / 2894 Next Page
Page Background

multiprogramables y multicámara con capacidad para responder a

las demandas hemodinámicas cambiantes. A medida que vaya avan-

zando la tecnología, es probable que se conciban otros posibles usos.

Tratamiento de resincronización

Se ha demostrado que el tratamiento de resincronización cardíaca

mejora los síntomas de la insuficiencia cardíaca, la calidad de vida,

hospitalización y las variables ecocardiográfica

s 27 .

A tenor de los datos

disponibles, el tratamiento de resincronización cardíaca está indicado

en los pacientes con insuficiencia cardíaca funcional de clase III y IV

sintomática rebelde a los medicamentos de la New York Heart Asso-

ciation de origen isquémico o no isquémic

o 28

. Además, estos pacien-

tes se hallan protegidos frente al riesgo asociado de muerte súbita

cardíaca cuando se combina con un sistema de DC

I 29 .

El desarrollo de un desfibrilador interno automático o DCI

comenzó en la década de 1960. La desfibrilación cardíaca externa

fue siendo utilizada cada vez más en las unidades de cuidados

coronarios para el tratamiento de la fibrilación ventricular y la

muerte súbita cardíaca. Aunque la idea de la desfibrilación externa

automática había sido discutida inicialmente por Zycoto, fueron

Mirowski y cols

. 30

los que lograron vencer y comenzar el desarrollo

práctico de un dispositivo automático interno. En 1969, Mirowski

y Mower desarrollaron el prototipo del desfibrilador automático

interno de la actualidad

31 .

El objetivo principal de todos los desfibriladores es terminar

las taquiarritmias ventriculares por medio de la liberación de

shocks de alto voltaje en el ventrículo. Al igual que con los marca-

pasos implantables, es preciso que los dispositivos desfibriladores

sean de pequeño tamaño y fiables, y que tengan una adecuada

longevidad. Los DCI han evolucionado no sólo para realizar esta

función, sino para encargarse de otras tareas, como la electroesti-

mulación antitaquicárdica del ventrículo, estimulación de doble

cámara y terminación de las taquiarritmias auriculares.

Una diferencia clave entre la electroestimulación y la desfi-

brilación del corazón es que en relación con la electroestimulación

sólo es preciso estimular una pequeña masa del miocardio, mien-

tras que en relación con la desfibrilación, la mayoría, si no todo el

miocardio, ha de ser estimulado. Dado que el miocardio es fácil-

mente excitable en toda la diástole, una pequeña onda de despola-

rizacióndurantelaelectroestimulaciónpuedepropagarsefácilmente

por todo el corazón. En cambio, durante la fibrilación ventricular

suele haber múltiples frentes de ondas de reentrada que están cam-

biando continuamente de localización y tamaño y que han de ser

controladas. Para desfibrilar de modo satisfactorio, la mayoría de

estos frentes de ondas han de ser interrumpidos de modo simultá­

neo; para lograrlo, es preciso capturar la mayor parte del tejido que

esté en un estado de refractariedad relativ

a 32 .

Una propiedad sin-

gular del éxito de la desfibrilación es que es probabilístic

a 33 .

La

misma energía que puede desfibrilar el corazón en una ocasión

puede no tener éxito en otro momento.

La principal finalidad de la colocación de un DCI es preve-

nir la muerte por taquiarritmias ventriculares hemodinámica-

mente inestables. Aunque los avances tecnológicos han conseguido

que estos dispositivos sean mucho más flexibles en términos de

detección de arritmias y de tratamiento eléctrico, su principal fina-

lidad es reducir la muerte súbita cardíaca, que se cobra aproxima-

damente 300.000 vidas en los Estados Unidos cada año. Otra

indicación importante para la colocación de un DCI es la preven-

ción secundaria de la muerte súbita cardíaca en pacientes que han

sobrevivido al paro cardíaco. En tales pacientes, especialmente en

los pacientes de este grupo para los que no se puede encontrar una

causa reversible o curable, se ha demostrado repetidas veces que la

implantación de un DCI proporciona un importante beneficio en

cuanto a mortalida

d 34

. También ha crecido de modo significativo

en los últimos años el interés en el tratamiento de las taquiarritmias

auriculares. Se reconoce en la actualidad que aproximadamente el

30% de los pacientes con taquiarritmia ventricular tienen también

taquiarritmias auriculare

s 35 .

Tales taquiarritmias de comienzo

auricular pueden empeorar los síntomas del paciente, pueden dar

lugar a shocks ventriculares inapropiados y pueden ser responsa-

bles de iniciar taquiarritmias ventriculares que pueden exacerbar

otras patologías, como la insuficiencia cardíaca. Se están incorpo-

rando nuevas estrategias de tratamiento y prevención de las taquia-

rritmias auriculares en estos dispositivos que son capaces de

desfibrilación y de electroestimulación antitaquicárdica en la aurí-

cula y en el ventrículo, además de la electroestimulación de doble

cámara combinad

a 36 .

La relativa facilidad de implantación de un DCI y la longe-

vidad de los desfibriladores actuales los han convertido en una

valiosa herramienta para la prevención primaria. Los pacientes ya

no tienen que sobrevivir a un paro cardíaco para justificar el riesgo

de implantación de un DCI.

Evaluación preoperatoria

La mayoría de los pacientes que requieren la colocación de un mar-

capasos o de un DCI tienen una enfermedad cardiovascular signi-

ficativa. Además, la corrección de la arritmia cardíaca puede requerir

la ablación por catéter con radiofrecuencia. Se ha demostrado muy

efectiva la ablación con catéter por radiofrecuencia en el tratamiento

de las taquicardias reentrantes del nodo auriculoventricular y taqui-

cardias de vías accesorias. Las indicaciones para la colocación de

marcapasos o DCI continúan evolucionando a medida que continúa

aumentando la utilidad de estos dispositivos. Aunque la colocación

de la mayoría de los marcapasos se realiza con infiltración de un

anestésico local, la colocación de un DCI puede requerir anestesia

monitorizada o en algunos casos anestesia general. La unidad de

DCI moderna es capaz de liberar un espectro pleno de tratamiento

en las taquiarritmias ventriculares y en el tratamiento de la bradi-

cardia con características de electroestimulación/detección de doble

cámara, modulación de frecuencia y cambios de modo.

Tal como se ha mencionado anteriormente, hay dos indica-

ciones comunes para la colocación de un DCI. Una es la presencia

de taquiarritmias ventriculares continuas a pesar de un tratamiento

farmacológico apropiado. La otra indicación es una historia de

parada cardíaca súbita no asociada con infarto de miocardio.

Los procesos de evaluación preoperatoria necesarios para la

colocación de un DCI deben estar completados en el momento de

la toma de decisión de colocación del dispositivo (v. caps. 24 y 25).

Es preciso en estos pacientes realizar una evaluación preoperatoria

concienzuda. Esta evaluación incluye pruebas electrofisiológicas

para determinar la inducibilidad de taquicardia ventricular y trata-

miento farmacológico bajo guía electrofisiológica. Pueden precisarse

pruebas de función pulmonar preoperatoriamente en pacientes que

están siendo tratados con amiodarona para evaluar la posible toxi-

cidad de este fármaco, que puede dar lugar a enfermedad pulmonar

obstructiva crónica o enfermedad pulmonar intersticial. En algunos

casos, la fisiopatología de base de una arritmia ventricular maligna

se relaciona con miocardiopatía isquémica o idiopátic

a 37 .

Estos

pacientes manifiestan con frecuencia una mala función del ventrí-

culo izquierdo y una mayor incidencia de insuficiencia cardíaca

congestiva. Los pacientes con historia de insuficiencia cardíaca con-

gestiva deben estar en un estado óptimo antes de la cirugía.

Generalmente, todos los pacientes que vienen para correc-

ción de arritmia cardíaca requieren evaluaciones preoperatorias que

incluyen electrocardiograma, radiografía de tórax, hemoglobina

1746

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV