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epidural torácico o lumbar), el uso de ventilación espontánea o de

IPPV, y el uso de anestésicos locales con o sin opiáceos. La práctica

local se basa en las preferencias del urólogo, el anestesiólogo y el

paciente, y estas preferencias son prioritarias respecto a casi todo

lo demás.

Prostatectomía radical con asistencia robótica

Se han descrito muchas ventajas quirúrgicas de la prostatectomía

radical con asistencia robótica (PRAR), como mejor visualización,

movimientos más finos y mejor controlados de los brazos robóticos

que permiten una mejor disección, disminución de la hemorragia,

menos cicatrización fibrótica y dolor, menor tiempo de recupera-

ción, reinicio más rápido de las actividades diarias, y posiblemente

mejora de las tasas de continencia y potencia (aunque estos últimos

resultados son únicamente tendencias debido al seguimiento a

corto plazo que se puede tener en este momento). Los problemas

anestésicos se relacionan principalmente con la inclinación impor-

tante de la cabeza hacia abajo y el neumoperitoneo necesario para

la cirugía.

Los cambios ventilatorios y respiratorios debidos al neumo-

peritoneo incluyen disminución de la distensibilidad, aumento

de las presiones en las vías aéreas y aumento del desequilibrio de

ventilación-perfusión. La aplicación de presión positiva al final de

la espiración (PEEP) mejora la oxigenación en estos paciente

s 166 .

Se produce hipercapnia después de 15 a 30 minutos de insuflación

de dióxido de carbono, con la consiguiente acidosis, taquicardia,

arritmias y otros efectos perjudiciales sobre la hemodinámica y el

SN

C 167 .

El aumento de la ventilación mecánica puede evitar estos

cambios en la mayoría de los pacientes, y la mayoría de los pacien-

tes sanos tolera los cambios aunque clínicamente sean significati-

vos. La insuflación extraperitoneal de dióxido de carbono se asocia

a mayores aumentos de la Pco

2

arterial que la insuflación intrape-

ritonea

l 168 .

Los cambios hemodinámicos incluyen disminución del

retorno venoso con disminución del gasto cardíaco a pesar de un

aumento de las presiones de llenado, lo que es indicativo de

un aumento de las presiones intratorácicas.

Los cambios fisiológicos debidos a la inclinación de la cabeza

(posición de Trendelenburg) hacia abajo incluyen efectos hemodi-

námicos como disminución de la presión de perfusión de las extre-

midades inferiores, aumento de la tensión arterial media en el

polígono de Willis, aumento del volumen sanguíneo central, dismi-

nución del gasto cardíaco y disminución de la perfusión de órganos

vitales en un paciente con normovolemia. Existe el riesgo de

aumento del consumo miocárdico de oxígeno, isquemia, arritmias

y disminución de la liberación de oxígeno en pacientes con cardio-

patía. Los efectos respiratorios de la gran inclinación de la cabeza

hacia abajo (disminución de la distensibilidad, disminución de la

capacidad vital y la capacidad residual funcional, disminución del

20% de los volúmenes pulmonares y desequilibrio de ventilación-

perfusión) complican los efectos del neumoperitoneo. Se ha des-

crito congestión y edema pulmonares en pacientes susceptibles.

Otros efectos significativos de la gran inclinación de la

cabeza hacia abajo incluyen aumento de la presión intracraneal y

de la presión intraocular, embolia gaseosa venosa, plexopatía bra-

quial, artralgias y lesiones de los dedos de las manos. La regurgi-

tación en esta posición en pacientes con antecedente de reflujo

aumenta el riesgo de aspiración. Puede haber problemas para man-

tener la normotermia en algunos casos debido al neumoperitoneo

prolongado con gases fríos y secos.

En comparación con la prostatectomía radical retropúbica,

la prostatectomía radical con asistencia robótica se asocia a una

hemorragia mucho menor, aunque en un estudio la tasa de trans-

fusión no fue muy diferente a pesar de este hallazg

o 169 .

Se espera

que haya dolor leve a moderado en el postoperatorio, y se han

descrito puntuaciones de dolor bajas, de 0 a 4, después de la pros-

tatectomía radical retropúbica y de la prostatectomía radical con

asistencia robótica utilizando analgesia preventiva con ketorolaco

durante la operación, combinada con analgesia de rescate con opiá-

ceos o con fármacos no opiáceo

s 170 .

La mayor parte de los pacientes

se van de alta el día siguiente a la operación. El uso de robots en

cirugía urológica se ha ampliado a la cistectomía radical, la pielo-

plastia y la cirugía renal y suprarrenal en adultos y niños, y están

apareciendo nuevas indicaciones.

Síndromes dolorosos urogenitales

Los síndromes dolorosos del sistema urogenital se deben a enfer-

medades inflamatorias, alteraciones anatómicas, uropatía obstruc-

tiva y neoplasias malignas

(v. cap. 48)

. El tipo visceral de dolor renal

está producido con frecuencia por pielonefritis o episodios isqué-

micos secundarios a embolia o trombosis. La hematuria de la

anemia drepanocítica o del rasgo drepanocítico es típicamente

indolora. La localización del dolor, las características del dolor

referido y las características del dolor ayudan al médico a identifi-

car la causa del dolor.

Neoplasias renales benignas

El dolor en el flanco es un síntoma frecuente en adultos con angio-

miolipoma (más frecuente en mujeres que en varones) y en niños

con nefroma mesoblástico y tumor de Wilms o nefroblastoma. Los

nefroblastomas se pueden combinar con diversas malformaciones

congénitas, como anhidrosis (falta de sudoración) esporádica,

microcefalia, retraso mental y espina bífida. El tratamiento es la

resección quirúrgica del tumor complementada con quimioterapia

y un tratamiento adecuado del dolor. Los opiáceos son el pilar del

tratamiento del dolor.

Carcinoma de células renales

El carcinoma de células renales, también conocido como hiperne-

froma, se caracteriza por la tríada clásica de hematuria, dolor en el

flanco y masa renal. El control del dolor se convierte un aspecto

importante en la enfermedad metastásica, y puede estar indicada

una bomba implantable intratecal o la colocación permanente de

un catéter epidural para la administración continua de analgésicos.

Menos del 5% de los tumores de origen renal son sarcomas; la

mayoría son leiomiosarcomas. La edad de máxima incidencia es la

cuarta y la quinta décadas de la vida. El dolor en el flanco es habi-

tualmente el síntoma inicial, y el dolor se debe principalmente a la

distensión de la fascia de Gerota o a la compresión y la invasión de

los nervios intercostales, o a ambos fenómenos.

Enfermedades renales inflamatorias

Las enfermedades renales inflamatorias que producen con frecuencia

dolor en el flanco incluyen pielonefritis aguda, pielitis, ántrax renal y

absceso perinéfrico. La fiebre en picos es un hallazgo asociado impor-

tante que indica la presencia de una infección. El signo más llamativo

es la sensibilidad en el flanco. Como los riñones son órganos retro-

peritoneales, los signos peritoneales aparecen muy tarde. El diagnós-

tico diferencial debe incluir neumonitis, pancreatitis, apendicitis y

colecistitis. Los narcóticos orales o parenterales son muy eficaces en

el control del dolor. Los antibióticos sistémicos y el aporte de líquidos

son importantes para el tratamiento de las infecciones renales.

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Anestesia por subespecialidades en el adulto

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