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Anestesia en el trasplante de órganos abdominales

1923

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

órganos, las circunstancias sociales (interacción con los familiares de

los posibles donantes) y la secuencia poco habitual de los aconteci-

mientos intraoperatorios pueden intimidar al anestesiólogo.

La interrupción de la función cerebral produce inevitable-

mente una sucesión de modificaciones fisiopatológicas que condu-

cen a la muerte del posible órgano donado en pocos días, a menos

que se adopten las medidas necesarias. Al mismo tiempo, es posible

que se tarde varios días en identificar a un posible donante de

órganos, en obtener la declaración de muerte cerebral y el consen-

timiento, así como en realizar la extracción de los órganos. Por todo

ello, la estabilización hemodinámica perioperatoria es esencial para

evitar el deterioro o la pérdida del órgano donado.

Tras una respuesta hiperdinámica inicial que consiste en

hipertensión con o sin taquicardia, los pacientes en estado de

muerte cerebral que llegan al quirófano para la extracción de los

órganos experimentan hipotensión, disminución del gasto car-

díaco, disfunción del miocardi

o 14

y vasodilatación (reducción de la

resistencia vascular sistémica). Además, la oxigenación puede redu-

cirse a causa del edema pulmonar neurógeno y de la diabetes

insípida secundaria a la reducción de la concentración circulante

de hormona antidiurética. A su vez, esto último puede provocar

hipernatremia e hipopotasemia. También pueden encontrarse

hiperglucemia, coagulopatía e hipotermia que, en caso de ser

graves, deberán corregirse. La intensidad de la respuesta terapéu-

tica dependerá de los órganos que se pretenda extraer, ya que la

calidad de la reanimación puede influir en su viabilidad.

Algunas norma

s 15

pueden resumirse de la siguiente forma:

Presión arterial sistólica

>

100 mmHg (media, 70-110 mmHg).

Po

2

>

100 mmHg.

Diuresis

>

100ml/hora (1-1,5ml/kg/h).

Concentración de hemoglobina

>

100 g/l.

Presión venosa central (PVC) 5-10 mmHg.

Fio

2

<

40% (si se tolera) para la extracción de los pulmones.

Glucemia

<

200mg/dl (o incluso

<

150mg/dl).

Para alcanzar estos objetivos, el anestesiólogo debe usar los

monitores convencionales, medir la diuresis y utilizar mediciones

invasivas de la presión arterial y de la PVC (a menudo, con un

catéter en la arteria pulmonar).

En el tratamiento de la hipotensión, la primera medida debe

ser la administración de líquidos. La mezcla de soluciones de crista-

loides y de coloides, así como la administración ocasional de sangre,

es la que corrige con mayor rapidez la hipovolemia con el fin de

mejorar la diuresis. Para la extracción de los pulmones y del páncreas,

es preferible administrar cristaloides antes que coloides. Es esencial

mantener una comunicación fluida con el equipo quirúrgico en lo que

se refiere al aporte de volumen, ya que la administración excesiva de

líquidos puede provocar edema e incluso la pérdida del órgano. La

descontaminación del intestino para extraer el páncreas se hace con

unamezcla de povidona yodada, anfotericina y suero salino fisiológico

que se administra a través de una sonda orogástrica o nasogástrica. Si

fuera preciso recurrir al soporte farmacológico de la circulación, el

inotropo de elección suele ser la dopamina; sin embargo, puede ser

necesario recurrir a otros fármacos cardiovasculares, como la nora-

drenalina, la adrenalina, la vasopresina y la dobutamina, que contri-

buirán al mantenimiento de la estabilidad hemodinámica durante las

fases avanzadas de la disección y extracción de los órganos.

Las técnicas quirúrgicas varían, dependiendo de que la

extracción se limite a un órgano o se extienda a vario

s 13 .

En general,

se establece un campo quirúrgico tal que permita una amplia expo-

sición, se colocan las cánulas para la perfusión in situ y se aíslan los

órganos que se van a extraer, conservando sus estructuras vasculares

centrales. Cuando el equipo de extracción lo solicita, se administra

heparina (20.000-30.000 UI). Si se prevé la extracción del corazón

y los pulmones, habrá que retirar los catéteres de la arteria pulmonar

o venoso central antes de proceder al pinzamiento de estas estruc-

turas vasculares. Si se prevé la extracción de los pulmones, éstos se

ventilarán más allá del pinzamiento transversal y se iniciará la

extracción de los demás órganos. La retirada de los órganos se hace

bajo una protección fría, aplicando hielo al campo quirúrgico. El

orden de extracción de los órganos depende de su sensibilidad a la

isquemia, comenzando por el corazón y acabando por los riñones

en los casos de donación multivisceral. Para garantizar una calidad

óptima de los órganos es esencial que la comunicación entre el

anestesiólogo y los equipos quirúrgicos, a menudo diferentes (p. ej.,

equipo de órganos abdominales o de órganos torácicos), sea la

mejor posibl

e 13 .

En Estados Unidos, varias iniciativas sobre el trata-

miento del donante revisan de forma crítica las prácticas actuales

que constituyen un estándar de asistencia y desarrollan nuevos algo-

ritmos terapéuticos que sean uniformes. En varios países de Europa

occidental ya se han usado con éxito algoritmos terapéuticos.

Durante el pinzamiento transversal pueden administrarse

vasodilatadores tales como fentolamina o alprostadilo (extracción

pulmonar), con el fin de reducir la resistencia vascular sistémica y

permitir una distribución homogénea de la solución conservante.

Para que la exposición intraabdominal e intratorácica sea óptima

deben utilizarse relajantes musculares no despolarizantes de acción

prolongada. La bradicardia con relevancia clínica de los pacientes

en estado de muerte cerebral no responde a la atropina, por lo que

es necesario disponer de un cronotropo de acción directa como el

isoproterenol. Los pacientes con muerte cerebral declarada no per-

ciben el dolor, por lo que no es necesaria la analgesia. No obstante,

pueden utilizarse anestésicos volátiles o narcóticos para facilitar la

estabilidad hemodinámica. Las modificaciones de la frecuencia

cardíaca y de la presión arterial que pueden ocurrir como conse-

cuencia de la estimulación quirúrgica se deben a que los reflejos

medulares permanecen intactos. Aunque a menudo estas alteracio-

nes hemodinámicas se controlan fácilmente mediante fármacos

vasoactivos por sí solos, es probable que el anestesiólogo se sienta

más cómodo aumentando la cantidad del anestésico volátil que está

administrando en respuesta a esos cambios.

Por último, se puede pedir al anestesiólogo que extraiga

sangre para varias pruebas previas al trasplante. El volumen varía

según las distintas organizaciones de consecución de órganos,

aunque en general oscila entre 60 y 200ml en los adultos.

Donantes de órganos en situación

de muerte cardíaca

Un procedimiento relativamente reciente para aumentar el suminis-

tro de órganos consiste en usar donantes de órganos que están en

situación de muerte cardíaca y que antes se denominaban donantes

de órganos sin latido cardíaco. Esta técnica se introdujo inicialmente

en la década de 1960 y se abandonó con posterioridad, y sólo se ha

reintroducido en fechas recientes, cuando los centros médicos vol-

vieron a explorar esta fuente de posibles donantes para órganos abdo-

minales (en especial, riñones

) 16 .

En Estados Unidos, el uso de órganos

procedentes de donantes en situación de muerte cardíaca aumentó

de manera constante en la última década, y estos donantes represen-

tan en la actualidad alrededor del 7% de los trasplantes renale

s 17 .

En

1993, el número de donantes de órganos sin latido cardíaco en dicho

país fue de 42 y su cifra ascendió a 167 en 2001 y a 561 en 200

5 18 .

Los responsables de obtención de órganos y los hospitales

desarrollaron métodos para permitir la donación de órganos como

posible opción para los familiares de los enfermos que podrían

catalogarse como donantes de órganos tras la muerte cardíaca.

A diferencia de los donantes con muerte cerebral, en los que la

función cardíaca, la circulación y la oxigenación tisular se conser-