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1922

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

beneficiosas en los donantes después de determinar la muerte

neurológica.

El éxito de los trasplantes de órganos se basa en una estra-

tegia de equipos muy especializados en los que cooperan las orga-

nizaciones de obtención, los coordinadores de trasplantes, el

personal de enfermería y los médicos de muchas especialidades.

Con excepción del trasplante renal, la mayoría de los trasplantes

de órganos sólidos se llevan a cabo en centros médicos terciarios

que pueden cubrir todas las necesidades médicas, logísticas y de

experiencia técnica necesarias para mantener un programa de tras-

plantes satisfactorio. Las subespecialidades médicas aportan cada

vez más profesionales dedicados al campo del trasplante. Además

de los cirujanos, casi todos los centros principales disponen de

hepatólogos y nefrólogos dedicados al trasplante.

La anestesia para el trasplante de riñón y páncreas se realiza

por la mayoría de los anestesiólogos, mientras que en la mayoría

de los centros principales existe un equipo de anestesia específico.

Sin embargo, en los centros más pequeños, el volumen de los tras-

plantes o el personal pueden no ser suficientes como para justificar

un equipo de anestesia específico para el trasplante hepático. En

consecuencia, a menudo se recurre a los anestesiólogos con expe-

riencia en cirugía hepática mayor o en cirugía cardiotorácica para

administrar la anestesia en estos casos complejos y difíciles. La

American Society of Anesthesiologists y la United Network for

Organ Sharing (UNOS) están preparando nuevas directrices res-

pecto a la cobertura anestésica perioperatoria.

En este capítulo se revisarán las consideraciones anestésicas

relativas a los trasplantes de riñón, hígado, páncreas e intestino en

pacientes adultos. El trasplante de órganos sólidos en los niños no

se tratará aquí

(v. cap. 72 ).

Cuidado de los donantes de

órganos tras la determinación

de la muerte neurológica

La mayoría de los posibles donantes de órganos de cadáver son

personas que, estando sanas o relativamente sanas, sufrenunamuerte

cerebral y no tienen neoplasias extracraneales ni infecciones no tra-

tables. Menos del 5% de las muertes satisfacen estos criterios y sólo

el 10-20% de las personas candidatas llegan a ser realmente donantes

de órganos. Además, una proporción significativa de posibles donan-

tes de órganos se pierde debido a la exclusión por causas médicas

(p. ej., sepsis, neoplasia maligna, infección incurable) o por la impo-

sibilidad de obtener el consentimiento para la donació

n 6,7

. Por lo

general, los órganos de donantes de más edad (

>

60 años) tienen una

supervivencia menor que los de donantes más jóvenes, pero si se

aplican unos criterios de selección adecuados, la supervivencia del

injerto a largo plazo se aproxima a la de los donantes más jóvene

s 8 .

Para intentar satisfacer la necesidad de más órganos, éstos se

están trasplantando de donantes con criterios ampliados (aquellos

que no se consideran ideales por una demografía o afecciones

médicas subyacentes [p. ej., edad, hipertensión]) o con períodos de

isquemia prolongados. Los datos de los resultados para todos los

órganos sólidos no concuerdan con los estudios realizados en el

trasplante de órgano, pues describen una calidad postrasplante del

injerto similar o inferior.

Sin embargo, los conflictos éticos que rodean a la definición

de muerte cerebral en los distintos contextos socioculturales han

sido un obstáculo en materia de trasplante

s 9

. En Estados Unidos y

en Europa Occidental se ha logrado un acuerdo en la comunidad

científica en cuanto a la definición de muerte cerebral. No obstante,

existe y seguirá existiendo una discusión considerable sobre los

conceptos y definiciones de muerte y de su definición lega

l 10 .

Además, estos aspectos se complican por los efectos de las diferen-

cias culturales, ya que los conceptos y definiciones de la muerte no

son fácilmente transferibles de unas culturas a otras. Muchas cul-

turas occidentales se han comprometido con la donación de órganos

de cadáver y la intensidad de la discusión en ellas es muy distinta

de la que existe, por ejemplo, en Japón o en Taiwán, por ejemplo.

Determinación y declaración de muerte

cerebral (neurológica)

Existe un acuerdo uniforme sobre la exploración neurológica de las

personas adultas con muerte cerebral (también denominadas

donantes tras la determinación de la muerte neurológica), salvo en

lo que se refiere a la prueba de apnea (v.

cap. 88 ).

Sin embargo, la

estandarización de los procedimientos para el diagnóstico demuerte

cerebral varía mucho de unos países a otro

s 11 .

En América, tanto del

Norte como Central y del Sur, suelen aplicarse los criterios propues-

tos por la American Academy of Neurology en 199

5 11,12

, establecidos

a partir de los criterios de Harvard, publicados en 196

8 12 .

En Europa,

los criterios de evaluación clínica de la muerte cerebral también son

bastante uniformes; la diferencia principal radica en el número de

médicos que se necesitan para confirmar el diagnóstico.

Para declarar la muerte cerebral han de cumplirse varios

requisitos. En el momento de la exploración, el paciente debe estar

comatoso y carente de movimientos espontáneos y de respuesta a los

estímulos dolorosos. Es necesario confirmar la falta de actividad del

tronco del encéfalo mediante la evaluación de los reflejos troncoen-

cefálicos

( tabla 57-1

) y la prueba de apnea. Hay que excluir las causas

posibles de disfunción cerebral reversible (p. ej., hipotermia, efectos

residuales de fármacos). Para la prueba de apnea se preoxigena al

paciente con oxígeno al 100% durante 10 minutos y se confirma que

la Pco

2

se encuentra dentro de los límites normales (35-45 mmHg).

A continuación, se desconecta al paciente del respirador y se admi-

nistra oxígeno a un flujo alto con una pieza en T. Después de 7-10

minutos se realiza una gasometría arterial. Un valor de Pco

2

superior

a 60 mmHg confirma la falta de control de la ventilación por el

tronco del encéfalo y constituye un resultado positivo de la prueba

de apnea. Durante este procedimiento no deben observarse signos

de esfuerzo respiratorio espontáneo. También pueden utilizarse otras

pruebas de confirmación, como el Doppler transcraneal, la electro-

encefalografía y los potenciales provocados auditivos.

Tratamiento intraoperatorio

Los órganos no sólo se extraen en grandes centros médicos sino que,

en realidad, lamayoría proceden de pequeños hospitales sin afiliación

académica. Por tanto, todos los anestesiólogos pueden encontrarse

ante un paciente en estado de muerte cerebral y con las consiguientes

alteraciones fisiopatológicas. Además, la logística de la recogida de los

Tabla 57-1

 Reflejos del tronco del encéfalo que deben hallarse ausentes en

la muerte cerebral

Reflejo pupilar a la luz.

Reflejo corneal.

Reflejo oculocefálico (respuesta de «ojos de muñeca»).

Reflejo oculovestibular (respuesta calórica).

Reflejos nauseoso y tusígeno.

Respuesta motora facial.