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Anestesia pediátrica

Charles J. Coté

Puntos clave

2325

1.

Durante las primeras semanas de vida, los neonatos son

vulnerables a la llamada circulación transicional, es decir,

cambiar de la circulación de tipo adulto a la circulación de

tipo fetal. Factores como la hipoxia, la hipercapnia, la

acidosis, la infección, la hipotermia y la prematuridad

incrementan la probabilidad de un aumento brusco de la

presión en la arteria pulmonar dando lugar al cortocircuito

de sangre de los pulmones a través de un agujero oval

permeable o del conducto arterioso, que puede reabrirse,

en particular en los primeros 10 días de vida.

2.

El corazón del neonato tiene reducida la masa celular

dedicada a la contractilidad, por lo que los ventrículos

son menos distensibles. Esta distensibilidad reducida da

lugar a una sensibilidad a la sobrecarga de volumen,

poca tolerancia a la poscarga (es decir, el desarrollo de

fracaso biventricular) y un gasto cardíaco dependiente

de la frecuencia. Además, los reducidos depósitos de

calcio en neonatos aumentan la susceptibilidad del

miocardio a la depresión por agentes anestésicos

potentes. Esto hace también al neonato dependiente del

calcio exógeno (calcio iónico sanguíneo) y vulnerable al

efecto inotrópico negativo de la hipocalcemia, en

particular la causada por la infusión de hemoderivados

con citrato como el plasma fresco congelado.

3.

Las vías respiratorias neonatales se diferencian de las del

adulto en cinco aspectos: la lengua es más grande, la

laringe está localizada más alta en el cuello, la glotis tiene

una forma diferente y forma un ángulo sobre la entrada

laríngea, las cuerdas vocales están en ángulo y la zona

más estrecha es la región subglótica a nivel del cartílago

cricoides. Es por esta razón por lo que las palas rectas

son más útiles que las curvas en los neonatos y el motivo

de que se utilicen tubos endotraqueales sin manguito.

4.

La filtración glomerular y la función tubular están

inmaduras pero se desarrollan con rapidez en el período

neonatal; los niveles adultos se alcanzan

aproximadamente a los 2 años de edad. La frecuencia con

la que la medicación que se excreta por el riñón (p. ej.,

antibióticos) puede administrarse durante el primer mes

de vida en particular cambia con rapidez. En este período

se requiere prestar una atención especial para evitar la

toxicidad inducida por fármacos (p. ej., ototoxicidad) que

se produce por niveles plasmáticos excesivos.

5.

En el momento del nacimiento existe una inmadurez de

la capacidad metabólica del hígado. Algunas enzimas del

citocromo P450 (reacciones de fase I) están desarrolladas

del todo, mientras que otras están al 50% de los valores

adultos. Las reacciones de fase II, que transforman los

fármacos en hidrosolubles, no suelen estar activas en los

neonatos. Algunas de estas reacciones no alcanzan la

madurez hasta el año de vida. Esta inmadurez hepática

puede tener importantes implicaciones clínicas en cuanto

a la capacidad de los neonatos para excretar algunos

fármacos, por ejemplo las benzodiazepinas

.

6.

La disfunción cardíaca producida por la sobredosis de

fármacos anestésicos es peligrosa en especial para

neonatos y lactantes por una combinación de factores,

incluidos la inmadurez del miocardio, la escasez de los

depósitos de calcio en el miocardio neonatal y el

«aspecto relacionado con el sistema» de los

vaporizadores de halotano y sevoflurano. Éstos tienen

diferentes capacidades para administrar concentraciones

alveolares mínimas (CAM) máximas; es decir, se puede

administrar hasta 6 veces la CAM de halotano a un recién

nacido mientras que sólo se pueden administrar múltiplos

de 2,5 CAM con sevoflurano. Por tanto, la parada

cardíaca inducida por fármacos anestésicos es una

función del diseño del vaporizador y de la vulnerabilidad

del miocardio neonatal a la depresión cardíaca inducida

por anestésicos, especialmente cuando se cambia de una

respiración espontánea a ventilación controlada.

7.

El remifentanilo es un potente opiáceo único en

neonatos. A diferencia de casi cualquier otro fármaco

utilizado en recién nacidos, la semivida es más corta, en

lugar de más larga, en neonatos que en niños de más

edad. Esto permite inducir o detener con rapidez un

efecto opioide intenso, siendo más fácil incluso en

neonatos que en pacientes de más edad. Es obvio que es

importante prestar una atención especial a la bradicardia

inducida por opioides y a la rigidez de la pared torácica.

8.

Los lactantes, que fueron prematuros, menores de

60 semanas de edad después de la concepción

presentan un riesgo potencial de apnea postoperatoria,

y los que están anémicos (es decir, hemoglobina

<

10mg/dl) tienen un riesgo especialmente elevado. La

edad gestacional y la edad después de la concepción en

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