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Anestesia pediátrica
V
Proporcionar una anestesia segura en niños depende de una per-
fecta comprensión de las diferencias fisiológicas, farmacológicas y
psicológicas que existen entre niños y adultos. Se debe prestar una
atención especial a los lactantes prematuros y a los niños con mal-
formaciones congénitas. En este capítulo se describe cómo las
características especiales de los pacientes pediátricos influyen en la
realización de una anestesia segura.
Consideraciones del desarrollo
La organogénesis se produce durante las 8 semanas siguientes a la
concepción; la funciónde los órganos se desarrolla durante el segundo
trimestre y el feto gana peso, sobre todo a expensas de músculo y
grasa, durante el tercero. Cualquier lesión o trastorno fisiológico o
farmacológico durante los primeros tres meses puede provocar una
organogénesis anómala, en el segundo trimestre puede causar un
desarrollo anómalo de la función de los órganos y en el tercer trimes-
tre la formación de órganos más pequeños o una reducción de la
grasa y lamasamuscular. Las lesiones y los trastornos pueden deberse
a infecciones virales congénitas, exposición a fármacos (terapéuticos
o recreativos), insuficiencias nutricionales (calóricas o vasculares) u
otras enfermedades maternas. Una predisposición genética a malfor-
maciones del desarrollo puede producir efectos adversos. Tales inte-
rrupciones en el crecimiento y el desarrollo normales pueden causar
diferentes anomalías fisiológicas, que varían desde un simple parto
prematuro a una infinidad de malformaciones congénitas.
Un niño pretérmino es el que nace antes de 37 semanas de
gestación; un niño posmaduro es el que nace después de la semana 42.
Cualquier neonato con un peso inferior a 2.500g se considera un niño
de bajo peso. Si se hace una gráfica con el peso y la edad gestacional se
puede clasificar al niño en tres categorías: pequeño, apropiado o grande
para su edad gestacional
( fig. 72-1). Los niños pequeños o grandes para
su edad gestacional suelen tener problemas o dificultades en el desa-
rrollo asociados con alguna enfermedad materna
( tabla 72-1 ). Una
cuidadosa exploración física y neurológica al nacer permite estimar de
un modo bastante exacto la edad gestacional. El anestesiólogo debe
tener en cuenta este tipo de evaluación para poder prever posibles
problemas potenciales. Una historia perinatal que detalle los problemas
acaecidos en el embarazo (p. ej., drogadicción, infecciones maternas,
eclampsia, diabetes) o durante y después del parto (p. ej., sufrimiento
fetal, aspiración de meconio, intubación tras el parto) es valiosa para
determinar posibles complicaciones anestésicas y consideraciones
específicas para el tratamiento anestésico. En las semanas posteriores
al nacimiento se miden el peso, la altura y el perímetro cefálico y se
trazan sobre las curvas de desarrollo estándar; las desviaciones de lo
normal (es decir, cuando cruzan las líneas de desarrollo) suelen indicar
una grave alteración fisiológica. El anestesiólogo debe consultar la
gráfica de crecimiento para evaluar el desarrollo del niño.
El sistema cardiovascular
El sistema cardiovascular experimenta enormes cambios fisiológicos
y de maduración durante el primer año de vida. En el útero, la mayor
el momento de la cirugía son factores de riesgo
independientes. El uso de anestesia regional en estos
pacientes puede reducir, pero no eliminar, la incidencia
de apnea postanestésica. La apnea postoperatoria ha
sido asociada a todos los agentes inhalatorios, incluido
el desflurano y el sevoflurano.
9.
Las pruebas de laboratorio preoperatorias son mínimas
en la mayoría de los pacientes pediátricos. El único
grupo de niños que requiere medidas de rutina de
hemoglobina lo forman los lactantes menores de
6 meses de edad para evaluar la gravedad del nivel
mínimo de hemoglobina fisiológica (en especial en los
que fueron prematuros con un posible riesgo de apnea)
y pacientes de más edad en los que cabe esperar que se
produzca una pérdida significativa de sangre. La
radiografía de tórax preoperatoria no suele estar
indicada. Los niños sometidos a quimioterapia con
antraciclinas, aquellos con cardiopatías congénitas y los
neonatos con riesgo de anomalías cardíacas asociadas
pueden requerir una ecocardiografía preoperatoria. En
niños sometidos a quimioterapia se debería obtener un
perfil hematológico reciente, que incluya el recuento de
plaquetas. Los pacientes en tratamiento anticomicial se
suelen beneficiar de la valoración preoperatoria para
asegurar sus niveles terapéuticos.
10.
La regulación de la temperatura es un problema
particular de los neonatos y los lactantes. Debido al
elevado cociente superficie corporal-peso, son
especialmente vulnerables a la hipotermia
intraoperatoria. Se deben realizar todos los esfuerzos
necesarios para mantener caliente el quirófano. El
uso de dispositivos de calentamiento, tales como las
mantas de aire caliente, calentar las soluciones
quirúrgicas para aplicarlas en la piel y transportar al
paciente en un medio adecuado y bien cubierto pueden
ayudar a evitar los peligros de la hipotermia.
Figura 72-1
En la gráfica se representa el peso al nacer y la edad
gestacional, y se determina si el niño es pequeño, grande o se ajusta a su
edad gestacional. Los bebés que son pequeños o grandes para su edad
gestacional tienen mayores probabilidades de padecer diferentes trastornos,
como anomalías metabólicas, del desarrollo, infecciosas o estructurales, así
como de adicción farmacológica y síndrome de abstinencia.
(Modificada
de Battaglia FC: Intrauterine growth retardation.
Am J Obstet Gynecol
106:1103-1114, 1970, con autorización.)