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Anestesia para la cirugía

laparoscópica

Jean L. Joris

Puntos clave

1951

1.

El neumoperitoneo con CO

2

provoca cambios

ventilatorios y respiratorios. El neumoperitoneo

disminuye la distensibilidad toracopulmonar. La Pa

co

2

aumenta (en un 15-25%) debido a la absorción de CO

2

desde la cavidad peritoneal. La capnografía refleja de

forma fiable este incremento, que se estabiliza tras 20 o

30 minutos.

2.

Los trastornos cardiorrespiratorios agravan el

incremento de la Pa

co

2

y aumentan el gradiente entre la

Pa

co

2

y la P

etco

2

en los pacientes graves.

3.

Cualquier incremento de la P

etco

2

superior al 25% o que

se produzca 30 minutos después del inicio de la

insuflación de CO

2

en el peritoneo deberá hacer pensar

en un enfisema subcutáneo por CO

2

, la complicación

respiratoria más frecuente de la laparoscopia.

4.

La insuflación peritoneal induce alteraciones

hemodinámicas que se caracterizan por el descenso del

gasto cardíaco, elevaciones de la presión arterial e

incrementos de las resistencias vasculares sistémicas y

pulmonares. Los cambios hemodinámicos se acentúan

en los pacientes cardíacos de alto riesgo.

5.

Las modificaciones fisiopatológicas de la hemodinámica

se pueden atenuar o prevenir optimizando la precarga

antes del neumoperitoneo y utilizando fármacos

vasodilatadores, agonistas

a

2

-adrenérgicos, opiáceos a

dosis altas y betabloqueantes.

6.

Durante el embarazo y en la infancia se observan

modificaciones fisiopatológicas similares. La laparoscopia

puede utilizarse en mujeres gestantes antes de la

vigésimo tercera semana de la gestación, siempre que

se prevenga la hipercapnia. Debería plantearse la

laparoscopia abierta para evitar daños en el útero.

7.

La laparoscopia sin gas puede ser útil para reducir las

modificaciones fisiopatológicas inducidas por el

neumoperitoneo con CO

2

pero, por desgracia, las

dificultades técnicas son mayores.

8.

La laparoscopia aporta numerosas ventajas en el

postoperatorio, permitiendo una recuperación más

rápida y una estancia hospitalaria más breve. Esas

ventajas explican el creciente éxito de la laparoscopia,

cuyo uso se propone para muchos procedimientos

quirúrgicos.

9.

Si bien ninguna técnica anestésica ha demostrado ser

clínicamente mejor que las demás, la anestesia general

con ventilación controlada parece ser la técnica más

segura para la laparoscopia quirúrgica.

10.

El mejor conocimiento de las repercusiones

intraoperatorias de la laparoscopia permite un control

seguro de los pacientes, que cada vez se presentan con

cuadros cardiorrespiratorios más graves y que se pueden

beneficiar de las múltiples ventajas postoperatorias que

ofrece esta técnica.

©

2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos

Las intervenciones quirúrgicas han mejorado y se han ido disminu-

yendo los traumatismos a los que se somete a los pacientes, la mor-

bimortalidad y la estancia hospitalaria, con la consiguiente reducción

de los costes de la asistencia sanitaria. La disponibilidad de mejores

equipos e instalaciones, junto con el mayor conocimiento y com-

prensión de la anatomía y de los cuadros patológicos, han permitido

el desarrollo de la endoscopia con fines diagnósticos y quirúrgicos.

Desde principios de la década de 1970, empezaron a diagnosticarse

y tratarse mediante laparoscopia diversos cuadros patológicos gine-

cológicos. Esta estrategia endoscópica se extendió a la colecistecto-

mía hacia finales de la década de 1980. Desde la descripción de las

primeras intervenciones de colecistectomía laparoscópic

a 1

, esta

técnica ha experimentado una expansión impresionante tanto en sus

campos de aplicación como en volumen. Enseguida se vio que la

laparoscopia proporcionaba múltiples beneficios en comparación

con las intervenciones abierta

s 2,3

y que se caracterizaba por un mejor

mantenimiento de la homeostasis. Ello generó un entusiasmo exce-

sivo, que explica los intentos de usar la laparoscopia en intervencio-

nes gastrointestinales (p. ej., cirugía colónica, gástrica, esplénica y

hepática), ginecológica (p. ej., histerectomía), urológica (p. ej., nefrec-

tomía, prostatectomía) y vascular (p. ej., aórtica).

El neumoperitoneo y las posiciones en las que es necesario

colocar al paciente durante la laparoscopia inducen cambios fisiopa-

tológicos que complican el tratamiento anestésico. Es importante que

el anestesiólogo comprenda las consecuencias fisiopatológicas del

aumento de la presión intraabdominal (PIA), ya que es el mejor