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monitorización cruenta o cara para detectar embolias de cantidades

pequeñas de gas. Al aumentar el tamaño de la embolia (2ml/kg de

aire) pueden aparecer taquicardia, arritmias cardíacas, hipotensión,

elevación de la presión venosa central, alteración de los tonos cardía-

cos (p. ej., soplo en rueda de molino), cianosis y alteraciones electro-

cardiográficas del corazón derecho, aunque rara vez se encuentran

todos ello

s 58 .

El edema pulmonar también puede ser un signo precoz

de embolia gaseos

a 54 .

Aunque la pulsioximetría ayuda a reconocer la

hipoxemia, la capnometría y la capnografía son más útiles para esta-

blecer el diagnóstico precoz de embolia gaseosa y determinar su

magnitud. En los casos de embolia, la Petco

2

disminuye debido a la

disminución del gasto cardíaco y al crecimiento del espacio muerto

fisiológico, con el consiguiente incremento de la

a-ETCO

2

. El des-

censo de la Petco

2

puede venir precedido por un aumento inicial

secundario a la excreción pulmonar de CO

2

, que se ha absorbido

hacia la sangr

e 53 .

La aspiración de gas o de sangre espumosa en una

vía venosa central confirma definitivamente el diagnóstico. Sin

embargo, no parece que en estas intervenciones se justifique el esta-

blecimiento sistemático previo de una vía venosa central.

El tratamiento de la embolia por CO

2

consiste en la interrup-

ción inmediata de la insuflación y la eliminación del neumoperito-

neo. La camilla del paciente se colocará en decúbito lateral izquierdo

y con el cabecero hacia abajo (posición de Durant). La cantidad de

gas que discurre por las cavidades cardíacas derechas hacia la circu-

lación pulmonar es menor cuando el paciente se encuentra en esta

posición, ya que la espuma se desplaza en sentido lateral y caudal,

separándose del infundíbulo del ventrículo derecho. La interrupción

del N

2

O permite ventilar con oxígeno al 100% para corregir la

hipoxemia y reduce el tamaño de la burbuja y sus consecuencia

s 53 .

La hiperventilación aumenta la eliminación de CO

2

y debe instau-

rarse a causa de la expansión del espacio muerto fisiológico. Si estas

sencillas medidas resultan ineficaces, puede introducirse un catéter

venoso central o de arteria pulmonar para aspirar el gas. En caso de

ser necesario, se iniciará la reanimación cardiopulmonar. El masaje

cardíaco externo puede ayudar a fragmentar el émbolo de CO

2

en

burbujas más pequeñas. La gran solubilidad de este gas en la sangre

y la rápida absorción consiguiente a partir del torrente circulatorio

explican la inmediata desaparición de los signos clínicos de la

embolia por CO

2

con el tratamient

o 48 .

No obstante, la embolia de

CO

2

puede ser mortal. La circulación extracorpórea se ha usado con

éxito en el tratamiento de las embolias masivas por CO

2 50 .

Si se

sospecha una embolia gaseosa cerebral, deberá considerarse seria-

mente la posibilidad de utilizar oxígeno hiperbáric

o 54 .

Riesgo de aspiración del contenido gástrico

Los pacientes a los que se practica una laparoscopia se encuadran

dentro del grupo de riesgo para desarrollar un síndrome de aspi-

ración ácida (v. también cap. 40). Sin embargo, el aumento de la

PIA produce modificaciones del esfínter esofágico inferior que per-

miten mantener un gradiente de presión a través de la unión gas-

troesofágica,loquecontribuyeareducirelriesgoderegurgitació

n 59,60

.

La posición cabeza abajo debería ayudar a evitar que el líquido

regurgitado penetrase en las vías respiratorias.

Problemas hemodinámicos

durante la laparoscopia

Los cambios hemodinámicos que pueden producirse durante la

laparoscopia se deben a los efectos combinados del neumoperito-

neo, la posición del paciente, la anestesia y la hipercapnia secunda-

ria al CO

2

absorbido. Además de estos cambios fisiopatológicos,

pueden encontrarse aumentos reflejos del tono vagal y arritmias.

Repercusiones hemodinámicas

del neumoperitoneo en los pacientes sanos

La insuflación peritoneal con una PIA superior a 10mmHg produce

importantes alteraciones hemodinámica

s 61,62

que se caracterizan por

disminución del gasto cardíaco con elevación de la presión arterial

y aumento de las resistencias vasculares pulmonares y sistémicas. La

frecuencia cardíaca no varía o se incrementa sólo ligeramente. El

descenso del gasto cardíaco es proporcional al incremento de la

PI

A 63 .

No obstante, también se ha descrito que el gasto cardíaco

puedeaumenta

r 64

opermanecerestableduranteelneumoperitone

o 65,66 .

Estas discrepancias pueden deberse a diferencias en la velocidad a la

que se introduce el CO

2

, a la PI

A 67

, a la progresión de la inclinación

del paciente, a los intervalos entre la insuflación y el registro de los

datos, a los procedimientos de evaluación hemodinámica utilizados

o a las técnicas anestésicas. Aun así, en la mayoría de los estudios se

observa un descenso del gasto cardíaco (10-30%) durante la insufla-

ción peritoneal, tanto cuando el paciente se encuentra con la cabeza

hacia abaj

o 68,69

como si mantiene hacia arrib

a 70,71

. Estos efectos

adversos del neumoperitoneo se confirmaron en estudios en los que

se realizó un cateterismo de la arteria pulmona

r 69,71

, bioimpedancia

eléctrica torácic

a 68,70

, eco-Doppler esofágic

o 72

o ecocardiografía

transesofágic

a 73,75

. Los valores intraoperatorios normales de la satu-

ración venosa de oxígeno (Sv¯o

2

) y de las concentraciones de lactato

indican que los pacientes sanos toleran bien los cambios del gasto

cardíaco que se producen durante el neumoperitone

o 71,76 .

El gas­

to cardíaco, que disminuye poco después de comenzar la insuflación

peritoneal, aumenta más tarde, probablemente a causa del estrés

quirúrgic

o 70,71

. El deterioro hemodinámico se produce sobre todo al

comienzo de la insuflación peritoneal.

Es probable que el mecanismo de disminución del gasto car-

díaco sea multifactorial

( fig. 58-4

). Primero tiene lugar un aumento

transitorio del retorno venoso con PIA bajas (

<

10mmHg) para dis-

minuir a continuació

n 77,78

. El ascenso de la PIA comprime la cav

a 79 ,

con la consiguiente acumulación de sangre en las pierna

s 80

y un

incremento de la resistencia venos

a 77,78 .

El descenso del retorno

venoso, paralelo al descenso del gasto cardíac

o 63 ,

se confirma por la

reducción del volumen telediastólico ventricular izquierdo medido

con ecocardiografía transesofágic

a 74 .

Sin embargo, las presiones de

llenado del corazón se elevan durante la insuflación peritonea

l 69,71

. El

aumento paradójico de estas presiones puede explicarse por la mayor

presión intratorácica asociada al neumoperitone

o 70,81,82

. La presión en

la aurícula derecha y la presión de enclavamiento de la arteria pul-

monar no se consideran ya índices fiables de las presiones de llenado

cardíaco durante el neumoperitoneo. El hecho de que las concentra-

ciones de péptido natriurético auricular se mantengan bajas a pesar

del aumento de la presión de enclavamiento capilar pulmonar durante

el neumoperitoneo respalda la idea de que la insuflación abdominal

interfiere con el retorno venos

o 83 .

La reducción del retorno venoso y

del gasto cardíaco puede atenuarse aumentando el volumen circula-

torio antes de practicar el neumoperitoneo

( fig. 58-5 ) 77,84

. La elevación

de las presiones de llenado se logra administrando líquidos o incli-

nando al paciente para colocarlo en una posición con la cabeza lige-

ramente baja antes de iniciar la insuflación, evitando la acumulación

de sangre mediante un sistema de compresión neumática secuencial

intermitent

e 85

o vendando sus piernas con vendas elástica

s 86 .

Noparece que la fracciónde eyeccióndel ventrículo izquierdo,

valorada mediante ecocardiografía, disminuya de forma significa-

tiva cuando la PIA asciende hasta 15mmH

g 73,74

. Sin embargo, todos

los estudios publicados confirman un aumento de la resistencia

vascular sistémica durante el neumoperitoneo. No puede conside-

rarse que este aumento de la poscarga sea simplemente una res-

puesta simpática refleja frente a la disminucióndel gasto cardíac

o 73,82 .

En los estudios que no constataron descensos del gasto cardíaco, la

Anestesia para la cirugía laparoscópica

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58

Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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