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fisiopatológicos son más intensos. Por ello, las arritmias podrían ser

también un reflejo de la intolerancia a estos trastornos hemodiná-

micos en los pacientes con enfermedades cardíacas conocidas o

latentes. La embolia gaseosa puede asimismo provocar arritmias

cardíacas.

Problemas relacionados

con la colocación del paciente

La colocación del paciente (v. cap. 26) depende del lugar en que se

vaya a efectuar la intervención. Para la cirugía pélvica y abdominal

baja se inclina el cabecero de la mesa quirúrgica hacia abajo, mien-

tras que para la cirugía abdominal alta se prefiere inclinar el cabe-

cero hacia arriba. A menudo se coloca al paciente en posición de

litotomía. Estas posturas pueden ser responsables de cambios fisio-

patológicos o de lesiones durante la laparoscopia o contribuir a su

desarrollo. El grado de inclinación necesario influye directamente

en la magnitud de los mismos.

Efectos cardiovasculares

En las personas normotensas, la posición en Trendelenburg

aumenta la presión venosa central y el gasto cardíaco. La respuesta

refleja de los barorreceptores al ascenso de la presión hidrostática

consiste en vasodilatación sistémica y bradicardia. Aunque estos

reflejos pueden alterarse durante la anestesia general, las modifica-

ciones hemodinámicas inducidas por esta posición siguen siendo

poco importantes durante la laparoscopi

a 69,76

. No obstante, los

cambios del volumen sanguíneo central y de la presión son mayores

en los pacientes con patología coronaria, sobre todo cuando la

función ventricular es defectuosa, lo que puede dar lugar a un

aumento peligroso de las necesidades de oxígeno del miocardi

o 32 .

La posición de Trendelenburg también puede afectar a la circula-

ción cerebral, sobre todo cuando el espacio libre intracraneal es

escas

o 136 ,

y provocar una elevación de la presión venosa intraocular

(que puede agravar un glaucoma agudo

) 121 .

Aunque la presión

intravascular aumente en la parte superior del tronco, la posición

con la cabeza hacia abajo reduce las presiones transmurales en las

vísceras de la pelvis, lo que amortigua la pérdida de sangre pero

aumenta el riesgo de embolia gaseos

a 32,56

.

Con la cabeza en posición elevada, la disminución del

retorno venoso conlleva un descenso del gasto cardíaco y de la

presión arterial medi

a 69,76,82

. Este descenso del gasto cardíaco se

complica con los cambios hemodinámicos inducidos por el neu-

moperitoneo. Cuanto mayor es el grado de inclinación, mayor será

el descenso del gasto cardíaco.

En la posición con la cabeza alta se produce estasis venosa

en las piernas, que podría ser todavía mayor en la posición de

litotomía con las rodillas flexionada

s 32 .

Como el neumoperitoneo

incrementa aún más la acumulación de sangre en los miembros

inferiore

s 80,99

, debe evitarse cualquier factor adicional que contri-

buya a la disfunción circulatoria. Las piernas deben estar apoyadas

libremente sin apretarlas demasiado con las cinchas de sujeción, y

ha de evitarse la presión en el espacio poplíteo.

Cambios respiratorios

La posición de Trendelenburg facilita el desarrollo de atelectasias.

Una inclinación pronunciada con la cabeza hacia abajo reducirá la

capacidad residual funcional, el volumen pulmonar total y la dis-

tensibilidad pulmonar, alteraciones que son más importantes en los

pacientes obesos, ancianos o debilitados. En las personas sanas no

se observan cambios importante

s 32 .

La posición con la cabeza alta

suele considerarse más favorable para la respiració

n 30,32

.

Lesiones nerviosas

La compresión nerviosa es una complicación posible cuando el

paciente se coloca en Trendelenburg. Debe evitarse también la

extensión excesiva del brazo. Los refuerzos de sujeción en el

hombro han de utilizarse con sumo cuidado para no comprimir el

plexo braquial. Tras la laparoscopia se han descrito neuropatías de

las extremidades inferiores (p. ej., neuropatía peronea, meralgia

parestésica o neuropatía femoral)

137,138 .

El nervio peroneo común

es especialmente vulnerable y debe ser protegido cuando se coloca

al paciente en posición de litotomía. Una permanencia muy pro-

longada en esta última posición, como la que se requiere en algunas

laparoscopias quirúrgicas, puede producir un síndrome comparti-

mental en la extremidad inferior.

Beneficios y consecuencias

postoperatorias

de la laparoscopia

La elección de una intervención laparoscópica implica la asunción

de que sus múltiples beneficios postoperatorios compensan las

consecuencias intraoperatorias del neumoperitoneo descritas en

las secciones anteriores. En comparación con la laparotomía, la

recuperación es mejor y más rápida, la fatiga postoperatoria es

meno

r 139,140

y es habitual encontrar una mayor sensación de bien-

estar, reflejo del mejor mantenimiento de la homeostasi

s 3,139

.

Respuesta al estrés

En los pacientes que van a ser intervenidos de colecistectomía, el

abordaje laparoscópico permite reducir la reacción de fase aguda

que se observa tras la colecistectomía abierta. La concentración

plasmática de proteína C reactiva y de interleucina-6, que reflejan

la magnitud de la lesión hística, son significativamente menores

tras la laparoscopia, en comparación con la laparotomí

a 3,139,141-143 .

La respuestametabólica (p. ej., hiperglucemia, leucocitosis) también

es menor en la laparoscopia, por lo que el balance nitrogenado y la

función inmunitaria se conservan mejo

r 144-147 .

La laparoscopia

evita la exposición prolongada y la manipulación de los intestinos,

y disminuye la magnitud de la incisión peritoneal y del trauma-

tismo. Por tanto, el íleo y el ayuno postoperatorios, la duración de

la infusión intravenosa y la estancia hospitalaria son significativa-

mente menore

s 2,3,141,147-149 .

La duración del íleo postoperatorio no

se acorta tanto como se había descrito comparado con la laparoto-

a 150 .

Las implicaciones económicas de estos factores son obvias

y beneficiosa

s 151-153 .

Sorprendentemente, aunque la laparoscopia permite reducir

el traumatismo quirúrgico, la respuesta endocrina no difiere de

forma significativa de la que se observa tras la colecistecto­

mía abierta y las concentraciones plasmáticas de cortisol y

catecolamina

s 3,139,154,155 ,

las concentraciones urinarias de los meta-

bolitos del cortisol y las catecolamina

s 141 ,

y las necesidades anes­

tésica

s 3

son similares en ambos procedimientos. La anestesia

combinada general y epidural para la colecistectomía laparoscó-

pica no conlleva una reducción de la respuesta al estrés en compa-

1958

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV