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Anestesia general

La anestesia general con intubación endotraqueal y ventilación con-

trolada constituye la técnica más segura, por lo que es la recomen-

dada en los pacientes hospitalizados y en las intervenciones

laparoscópicas de larga duración. Durante el neumoperitoneo, la

ventilación controlada debe ajustarse de forma que se mantenga una

Petco

2

entre 35 y 40mmHg. En nuestra experiencia, ello requiere

un aumento no mayor del 15-25% de la ventilación minuto, salvo

cuando se desarrolla un enfisema subcutáneo por CO

2

. En los

pacientes con EPOC o con antecedentes de neumotórax espontáneo

o enfisema bulloso puede ser preferible aumentar la frecuencia res-

piratoria en vez del volumen corriente, para evitar una mayor insu-

flación alveolar y reducir el riesgo de neumotórax. La infusión de

vasodilatadores como nicardipin

a 89,132 ,

agonistas de los receptores

a

2

-adrenérgico

s 71,95-97

y remifentanil

o 66

disminuye las repercusiones

hemodinámicas del neumoperitoneo y podría facilitar el trata-

miento de los pacientes con cardiopatías (v.

tabla 58-1

). Aparente-

mente, la contribución real del óxido nitroso a las NVPO es menor

de lo que se había pensad

o 206

. Si bien no estaría contraindicado en

la colecistectomía laparoscópic

a 208

, la omisión del N

2

O mejora las

condiciones quirúrgicas en las intervenciones intestinales y colóni-

ca

s 274

. No parece que la elección de la técnica anestésica influya de

forma importante en la evolución de los paciente

s 275-277

. Sin embargo,

el propofol produce menos efectos secundarios postoperatorio

s 278- 280 ,

aunque su empleo en la transferencia laparoscópica en fase de

pronúcleos se asocia conmenores proporciones de embarazo clínico

y en progresión que cuando se utiliza isofluran

o 281

. Hay que moni-

torizar la PIA, manteniéndola lo más baja posible, para reducir los

cambios hemodinámicos y respiratorios, sin permitir que supere los

20mmHg. La elevación de la PIA puede evitarse si se mantiene un

plano anestésico profundo. No está claro si se necesita una relaja-

ción muscular profunda para la laparoscopi

a 282

. La fluidoterapia

perioperatoria abundante disminuye los cambios hemodinámicos

debidos al neumoperitone

o 77,84

y las NVPO, y mejora la recupera-

ción postoperatori

a 216-218

. Debido a la posibilidad de que aumente el

tono vagal reflejo durante la intervención, deberá disponerse de

atropina inyectable por si fuera necesaria.

La mascarilla laríngea produce una incidencia menor de

molestias faríngeas, por lo que puede proponerse como alternativa

a la intubación endotraqueal

283-287

(v. también cap. 40) incluso

aunque este sistema no proteja a las vías respiratorias frente a la

aspiración del contenido gástric

o 288,289

. Por otra parte, sí permite

una ventilación controlada y una monitorización exacta de la

Petco

2

, aunque la disminución de la distensibilidad toracopulmo-

nar durante el neumoperitoneo hace que, con frecuencia, las pre-

siones en las vías respiratorias superen los 20 cmH

2

O. La mascarilla

laríngea ProSeal puede ser una alternativa, al garantizar que la vía

respiratoria permanezca sellada con valores de presión de hasta

30 cmH

2

O 290,291 .

La anestesia general puede llevarse a cabo con seguridad en

los pacientes que respiran espontáneamente sin intubación, evi-

tando la irritación de la faringe y la administración de relajantes

musculares. Esta técnica anestésica debe limitarse a intervenciones

breves, con una PIA baja y grados de inclinación de la camilla

menore

s 292 .

En estos casos, la ventilación con mascarilla laríngea

podría mejorar la seguridad de la anestesi

a 283,286,293

y, por tanto, es

la técnica recomendada.

Anestesia local y regional

La anestesia local ofrece varias ventajas: recuperación más rápida,

menor incidencia de náuseas y vómitos postoperatorios, diagnós-

tico precoz de las complicaciones y menos cambios hemodinámi-

cos (v. caps. 20, 41 y 42

) 294,295 .

Sin embargo, este tipo de anestesia

requiere una técnica quirúrgica precisa y suave, y puede producir

gran ansiedad en el paciente, así como aumentar el dolor y las

molestias durante la manipulación de las vísceras pélvicas y abdo-

minales. Por todo ello, la anestesia local se complementa de forma

sistemática con sedación intravenosa. El efecto combinado del neu-

moperitoneo y la sedación puede conducir a hipoventilación, con

desaturación de oxígeno de la sangre arteria

l 296

. Los procedimien-

tos laparoscópicos complejos no deben efectuarse bajo anestesia

local.

Las técnicas anestésicas regionales, como la epidural y la

raquídea, combinadas con una posición de Trendelenburg, puede

utilizarse en las laparoscopias ginecológicas sin que se produzcan

alteraciones importantes de la ventilació

n 18,297,298

. La colecistecto-

mía laparoscópica se ha llevado a cabo con buenos resultados

usando anestesia epidural en pacientes con EPO

C 299,300 .

Este tipo

de anestesia disminuye la respuesta metabólic

a 301 .

En conjunto, los

beneficios y desventajas de las anestesias epidural y local son los

mismos. La anestesia regional tiene la ventaja de que disminuye la

necesidad de sedantes y opiáceos, mejora la relajación muscular y

puede proponerse en intervenciones laparoscópicas salvo en las de

esterilización. Por sí sola, la anestesia epidural únicamente mejora

de manera incompleta el dolor a punta de dedo en el hombro

debido a la irritación del diafragma y a las molestias secundarias a

la distensión abdomina

l 302 .

Para la laparoscopia quirúrgica se

precisa un bloqueo sensitivo amplio (T4-L5), lo que también puede

causar molestias. La administración epidural de opiáceos, clonidina

o ambos puede contribuir a una analgesia adecuad

a 302 .

No se han

estudiado los efectos hemodinámicos del neumoperitoneo bajo

anestesia epidural. La anestesia regional puede proporcionar un

alivio adecuado del dolor y las molestias en la laparotomía sin gas,

evitando la mayoría de los efectos secundarios del neumoperitoneo

con CO

2 246,303 .

Recuperación y monitorización

postoperatoria

La monitorización hemodinámica postanestésica debe mantenerse

en la URPA (v.

cap. 75).

Los cambios hemodinámicos inducidos

por el neumoperitoneo y, más en concreto, el aumento de la resis-

tencia vascular sistémica, persisten después de la eliminación del

gas. Es concebible que el estado hiperdinámico que se desarrolla

después de la laparoscopia pueda dar lugar a una situación hemo-

dinámica precaria en los pacientes con enfermedades

cardíaca

s 87,125 .

A pesar de la reducción de la disfunción pulmonar postope-

ratoria, la Pao

2

sigue disminuyendo tras la colecistectomía

laparoscópic

a 3,156,192 .

Tras la laparoscopia se observa un aumento de

la demanda de oxígeno. Aunque se tiende a pensar que la laparos-

copia es una intervención quirúrgica menor, debe administrarse

oxígeno en el postoperatorio, incluso a los pacientes sano

s 304 .

Por último, es importante prevenir y tratar los vómitos, las

náuseas y el dolor, sobre todo tras intervenciones laparoscópicas

ambulatorias.

Resumen

La laparoscopia conlleva múltiples ventajas postoperatorias, entre

ellas una agresión traumática menor, menos dolor, menos disfun-

ción pulmonar, una recuperación más rápida y una estancia hos-

pitalaria más breve. Estas ventajas son las que se señalan

sistemáticamente y explican el éxito creciente de estos procedi-

mientos, que ahora se proponen para muchas intervenciones qui-

rúrgicas. Durante el neumoperitoneo se producen cambios

1962

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV