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pulmonares graves. Sin embargo, la laparotomía sin gas dificulta

la exposición quirúrgica y aumenta la dificultad técnic

a 229,233,234 .

La combinación de elevación de la pared abdominal y un neumo-

peritoneo con CO

2

a baja presión (5mmHg) podría mejorar las

condiciones quirúrgicas.

Laparoscopia durante el

embarazo y en los niños

Las intervenciones quirúrgicas no obstétricas más frecuentes

durante el embarazo son las realizadas en los anejos, la apendicec-

tomía y la colecistectomía, y todas ellas son susceptibles de llevarse

a cabo con laparoscopia (v.

cap. 59 ) 235 .

La laparoscopia plantea

varios problemas durante el embarazo. La cirugía abdominal

aumenta el riesgo de aborto o de parto prematuro. Sin embargo, en

todos los estudios publicados sobre laparoscopias realizadas entre

la 4.ª y la 32.ª semanas de la edad gestacional estimada, los emba-

razos llegaron a término sin complicacione

s 236-240 .

Otro motivo de

temor es el riesgo de lesionar al útero grávido, lo que puede evitarse

utilizando puertas de entrada alternativas para las agujas de Veress

y los trocares. El neumoperitoneo con CO

2

induce una acidosis

fetal significativa. La frecuencia cardíaca y la presión arterial fetales

aumentan, pero estos cambios son mínimo

s 241 .

Si la Paco

2

materna

se mantiene en cifras normales, ni la insuflación ni la extracción

del gas afectarán a la presión de perfusión placentaria, al flujo

sanguíneo, al pH ni a las tensiones de los gases en la sangre del

fet

o 242 .

La capnografía permite ajustar la ventilación durante la

laparoscopia de las pacientes embarazada

s 243 .

Los cambios hemo-

dinámicos inducidos por el neumoperitoneo son similares en las

mujeres gestantes y no gestante

s 244 .

Las siguientes recomendacio-

nes permiten aplicar con seguridad la laparoscopia a las mujeres

embarazada

s 236 :

1. Para minimizar el riesgo de parto prematuro y conseguir un

campo quirúrgico intraabdominal adecuado, la intervención

debe hacerse durante el segundo trimestre, en especial antes

de la 23.ª semana de gestación.

2. Los tocolíticos ayudan a detener el parto prematuro, pero su

valor profiláctico es dudoso.

3. La laparoscopia abierta debería ser la técnica de abordaje

abdominal con el fin de evitar lesiones del útero.

4. La monitorización fetal puede hacerse con ecografía

transvaginal.

5. La ventilación mecánica debe ajustarse a fin de mantener

una alcalosis materna fisiológica.

La laparoscopia sin gas es una alternativa que permite evitar

los posibles efectos secundarios del neumoperitoneo con CO

2

y a

veces puede efectuarse con anestesia epidura

l 245,246 .

La laparoscopia se utiliza a menudo en lactantes y niños (v.

cap. 72)

, pero es necesario conocer los cambios fisiopatológicos

inducidos en ellos mediante esta técnica para adaptar su monito-

rización y la técnica anestésic

a 247 .

El neumoperitoneo con CO

2

induce los mismos cambios de la mecánica respiratoria que los

descritos en los adulto

s 248-250 .

La Paco

2

y la Petco

2

aumentan

durante el neumoperitoneo, pero la Petco

2

puede inducir a veces

una sobrevaloración de la Paco

2 251 .

El perfil y la magnitud de la

absorción del CO

2

comparada con la V˙ co

2

metabólica son simila-

res en los lactantes y los niños y con los registrados en los adulto

s 252 .

Los cambios hemodinámicos que se observan en los niños también

son similares a los de los adulto

s 253-257 .

El neumoperitoneo en los

niños provoca oliguria o anuria que es reversible tras la extracción

del ga

s 258 .

En todo caso, persiste la controversia sobre los beneficios

(p. ej., mejoría de la analgesia y de la recuperación postoperatoria)

de la apendicectomía laparoscópica, que constituye la indicación

más frecuente de esta técnica en la infanci

a 259-261 .

Complicaciones

de la laparoscopia

Debido al continuo desarrollo de intervenciones endoscópicas más

complejas, es importante considerar los riesgos y los beneficios de

estos procedimientos. Aunque los beneficios de la estrategia lapa-

roscópica están bien comprobados, el conocimiento de la inciden-

cia de complicaciones es más impreciso, y a menudo deriva de

estudios retrospectivos.

La experiencia de los laparoscopistas ginecológicos tiene ya

bastantes años, por lo que se dispone de revisiones relativamente

amplias

262,263

. Los índices de mortalidad varían entre 1 por 10.000

y 1 por 100.000 casos. El número de complicaciones graves que

obligan a practicar una laparotomía es de 2-10 por 1.000 casos. De

ellas, las lesiones intestinales son responsables del 30-50% y en la

mitad de las ocasiones no se diagnostican durante la laparoscopia.

Las complicaciones vasculares suponen otro 30-50%. Las quema-

duras eran las responsables del 15-20% de las complicaciones

publicadas. Aunque los índices de mortalidad han disminuido, los

de complicaciones aumentaron ligeramente en las últimas revisio-

nes, quizá como consecuencia de la mayor complejidad de las

laparoscopias efectuadas en los últimos años.

Se han publicado revisiones a gran escala de complicaciones

tras la colecistectomía laparoscópica

152,264-268 .

La mortalidad global

se cifra en torno a 0,1-1 por 1.000 caso

s 268 ,

y en el 1% de los pacien-

tes fue necesaria la conversión en una laparotomía. La perforación

intestinal ocurrió en alrededor de 2 por 1.000 casos, con lesiones

del colédoco en 2-6 por 1.000 casos y hemorragias significativas en

2-9 por 1.000 casos. La colecistectomía laparoscópica se asoció con

una mayor frecuencia de complicaciones quirúrgicas menores,

mientras que en la colecistectomía abierta se observaba una tasa

mayor de complicaciones generales menores. La colecistectomía

laparoscópica conlleva una curva de aprendizaje, de forma que la

experiencia se asoció a una disminución del tiempo operatorio y

de los índices de complicaciones menores o moderadas. Algunas

de estas complicaciones podrían prevenirse mediante la laparosco-

pia abiert

a 269 .

La lesión de un gran vaso (p. ej., aorta, vena cava inferior,

vasos ilíacos) produce situaciones de urgencia, pero también puede

desarrollarse un hematoma retroperitoneal de manera insidiosa

con una pérdida de sangre significativa sin que se aprecie un

derrame peritoneal importante, lo que hace que el diagnóstico se

retrase. Durante la laparoscopia ginecológica, las complicaciones

son más frecuentes en el momento de la creación del neumoperi-

toneo y de la introducción de los trocares, mientras que en la

cirugía gastrointestinal están más relacionadas con el procedi-

miento quirúrgico propiamente dich

o 152,270,271 .

Las lesiones provo-

cadas por las agujas de Veress suelen ser menos graves que las de

los trocares, e incluso pueden pasar inadvertidas. La lesión no

diagnosticada del aparato gastrointestinal y la formación de absce-

sos subhepáticos pueden conducir a complicaciones sépticas

potencialmente mortale

s 272 .

El índice de infecciones postoperato-

rias (p. ej., de la herida quirúrgica o respiratorias) parece ser nota-

blemente menor tras la laparoscopia que después de una

laparotomí

a 273 .

Aunque todos estos episodios están relacionados

con la cirugía, el anestesiólogo debe ser consciente de estas com-

plicaciones y del momento en que pueden aparecer, y debe estar

1960

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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