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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

accidental la cavidaduterina. En 1989 se divulgaron ampliamente cinco

de estos casos, que produjeron cuatro fallecimientos debidos a dicha

técnic

a 6

. En otro trabajo, la inserción uterina de una fibra de cuarzo

recubierta (con circulación coaxial de un gas refrigerante) produjo una

embolia de gas inmediata, masiva y morta

l 36 .

El láser y su sonda de

contacto no fueron los responsables directos de la lesión, pero se pre-

fiere utilizar un líquido (suero salino) como refrigerante durante la

histeroscopia. Si se tiene que utilizar un gas refrigerante, el CO

2

produce

menos lesiones en caso de embolia que el nitrógeno o el aire. Si la

distensión uterina se realiza con suero salino en lugar de con gas, es

posible que se produzca una sobrecarga de líquidos similar a la que

aparece en la cirugía transuretral de próstat

a 37 .

Durante la resección de un tumor traqueal con láser

deNd:YAG

también se ha descrito una embolia gaseosa venos

a 38,39 ,

al igual que

durante varios tipos de procedimientos laparoscópicos y endoscópi-

co

s 40,41 .

El mal funcionamiento del refrigerante del láser durante la

ablación laparoscópica de endometriosis en la Universidad de Califor-

nia, San Francisco, produjo un enfisema aéreo subcutáneo completo,

del que la paciente se recuperó tras una evolución benigna. Durante

la cirugía laparoscópica con insuflación de CO

2

se debe inducir una

hiperventilación mecánica, y ajustarla para compensar la absorción

intraabdominal de CO

2

y el desplazamiento cefálico del diafragma. Se

recomienda realizar una monitorización continua del CO

2

en la vía

respiratoria para detectar las embolias o la hipercapnia

Transferencia de energía a localizaciones

inadecuadas

Todas las longitudes de onda de los láseres disponibles para usomédico

se transmiten a través del aire y se reflejan bien por las superficies

metálicas pulidas. Si se dispara el láser en un momento inadecuado, se

puede transmitir una luz láser lesiva a través de la herida hasta lugares

donde no se desee producir ablación quirúrgica, o por el quirófano e

incidir en los ojos del personal. Entre las posibles situaciones dramá-

ticas están el incendio de los paños quirúrgicos por el láse

r 42,43

y, de

especial relevancia para los anestesiólogos, la irradiación accidental del

tubo endotraqueal durante la cirugía de la vía respiratoria.

Protección ocular

Las normas del ANSI y el sentido común obligan a proteger los ojos

del personal del quirófano y del paciente durante la cirugía con láser

(v. cap. 65 ).

La energía infrarroja errática liberada de un láser de CO

2

puede producir con rapidez lesiones corneales grave

s 44

, mientras que

los láseres de argón,

KTP:Nd

:YAG o rubí pueden quemar la retin

a 45 .

Los párpados del ojo no operado de los pacientes se deben cerrar

con esparadrapo y después tapar con un recubrimiento de punto o

metálico, humedecido con suero salin

o 46-48

. El personal del quirófano

debe llevar gafas de seguridad o lentes específicas para la longitud

de onda del láser concreto que se esté utilizando. Si se utiliza un filtro

inadecuado no se obtiene protección. Las gafas de seguridad debe-

rían proporcionar protección envolvente contra la luz reflejada. Para

los láseres de CO

2

cualquier lente de cristal o de plástico transparente

será suficiente, porque estos materiales son opacos a la radiación

infrarroja lejana. Las gafas convencionales pueden ser suficientes,

pero no las lentes de contacto. Los otros láseres precisan la utilización

de filtros de color cuya longitud de onda y densidad óptica estén

reguladas. Los láseres de Nd:YAG requieren unas gafas especiales

teñidas de verde, que dificultan la valoración de la piel del paciente,

o de lentes claras, que tienen un revestimiento opaco especial para

los infrarrojos cercanos. Los láseres de argón o kriptón precisan unos

filtros con lentes ámbar o naranja, y los de

KTP:Nd

:YAG requieren

un filtro rojo. Puesto que todos los láseres, excepto el CO

2

infrarrojo

lejano, producen haces que atraviesan el vidrio, todas las ventanas

del quirófano se tienen que cubrir durante estas intervenciones, y se

deben colocar señales de aviso especialmente diseñadas, tal y como

se describe en la norma ANSI Z136.3.

Incendio del tubo endotraqueal

Una temida complicación de la utilización del láser en la cirugía de la

vía respiratoria es el incendio del tubo endotraqueal. La incidencia

estimada de esta complicación durante dichas intervenciones es del

0,5-1,5

% 49,50 .

Una encuesta realizada a otorrinolaringólogos no obtuvo

datos sobre la incidencia de incendios, pero sí demostró que los incen-

dios del tubo endotraqueal, los balones y las lentinas inducidos por el

láser eran responsables de la mayoría (41%) de las complicaciones

perioperatorias, seguidos por las sinequias laríngeas postoperatorias

(19%) y las quemaduras faciales inducidas por el láser o relacionadas

con él (11%

) 51 .

La serie más amplia publicada (retrospectiva) de proce-

dimientos de láser de CO

2

en la vía respiratoria documentó seis incen-

dios en dicha localización en 4.416 casos (incidencia del 0,14%

) 52 ,

lo

que la confirma como la complicación más frecuente relacionada con

el láser en pacientes sometidos a este tipo de intervención. Debido a la

proximidad del tubo endotraqueal a campos quirúrgicos en torno a

la laringe, la posibilidad de incendio o de otras complicaciones de la vía

respiratoria es evidente. Los dispositivos de electrocirugía también han

causado incendios de la vía respiratoria, cuando las fugas del circuito

respiratorio aumentan la concentración de oxígeno en la vecindad del

electrocauterio. Muchos de estos incendios, si se tratan de forma apro-

piada, producen mínimas o nulas lesiones a los paciente

s 49,53,54 ,

pero

existe la posibilidad de que ocurran complicaciones catastrófica

s 55,56 .

Como se ha descrito previamente, la elevada tasa de energía

aplicada puede hacer que cualquier material de hidrocarburos, como

los tejidos, el plástico o la goma se incendien y ardan, sobre todo en

una atmósfera enriquecida en oxígeno. Los incendios pueden pro-

ducirse por la iluminación directa por el láser, por su reflejo, o por

partículas incandescentes de tejido que salten desde el campo qui-

rúrgic

o 57

. En principio, la mayoría de los incendios sólo se localiza

en la superficie externa del tubo endotraqueal, donde pueden pro-

ducir una destrucción térmica local. Si el incendio pasa desaperci-

bido y progresa al interior del tubo, el gas enriquecido con oxígeno,

combinado con el flujo de vaivén del gas debido a la ventilación,

producirá una llama similar a un soplete, desplazando el calor y los

productos tóxicos de la combustión hacia el parénquima pulmonar

( fig. 67-7 )

. La perforación y el desinflado desapercibido del balón del

tubo pueden permitir también que el gas enriquecido con oxígeno

pase al campo quirúrgico y aumente la posibilidad de que se pro-

duzca un incendio devastador tras un disparo del láser.

Para disminuir la incidencia de incendios de la vía respiratoria

se han utilizado tres estrategias: reducir la inflamabilidad del tubo

endotraqueal, retirar los materiales inflamables de la vía respiratoria al

utilizar una cánula metálica de ventilación de flujo Venturi o la extu-

bación intermitente con o sin apnea, y la reducción del contenido de

oxígeno disponible al mínimo necesario paramantener una saturación

arterial razonable. Todas estas estrategias se describen más adelante.

Inflamabilidad relativa: influencia

de la composición del tubo

Dado que todos los tubos endotraqueales habituales son potencial-

mente inflamables, se han estudiado en detalle los riesgos relativos