oftálmica, cirugía sobre los huesos faciales o procedimientos en los
dientes. Estos bloqueos no los suele realizar el anestesiólogo y por
tanto no los describiremos aquí.
Otros procedimientos
Anestesia regional intravenosa
La anestesia regional intravenosa (bloqueo de Bier) nunca ha sido
muy popular en la población pediátrica. En la actualidad, la técnica
está anticuada, aunque sigue usándose en algunas instituciones,
sobre todo para reparaciones de fracturas (a menudo en los servi-
cios de urgencias
) 273-275 .La técnica es la misma que en los adultos.
La extremidad se exanguina, con una venda de Esmarch o simple-
mente gracias al efecto de la fuerza de gravedad. Se coloca un
torniquete alrededor de la porción proximal del brazo y se hincha
hasta un valor de 2-3 veces la presión sistólica antes de retirar la
venda de Esmarch; posteriormente se inyecta 1ml/kg de lidocaína
0,5% (sin superar los 3mg/kg). En los adolescentes puede usarse
prilocaína. Los niños toleran bastante mal el dolor generado por el
torniquete hinchado y esta técnica ha sido responsable de algunos
casos mortales en el pasado.
Infiltraciones locales y anestesia tópica
Anestesia de superficie
La anestesia tópica ha logrado un papel establecido desde hace
15 años gracias a la disponibilidad de pomadas anestésicas con
mezclas de anestésicos locales, como las cremas EMLA y TAC, y el
gel de lidocaína-epinefrina-tetracaína. Estas cremas, cuando se
aplican sobre la piel y se mantienen en su sitio con un apósito
estéril, pueden proporcionar una analgesia completa de la piel y de
las estructuras subcutáneas. La duración de la aplicación puede
variar de una formulación a otra. Permiten realizar de forma indo-
lora canalizaciones venosas y la mayoría de las técnicas en las que
sea necesaria una punción, como punciones lumbares y reparación
de laceraciones cutánea
s 276-278. Recientemente se han desarrollado
dispositivos y técnicas nuevas para acortar la latencia necesaria
hasta alcanzar una analgesia eficaz: iontoforesi
s 279,280 ,sistemas acti-
vados por calor, sistemas de alta presión para suministrar las
aguja
s 281,282y dos técnicas aún en desarrollo, la electroporación
cutánea mediante la aplicación de corrientes de alta frecuencia, y
la sonoforesis, mediante la aplicación de ondas de ultrasonidos.
La anestesia de superficie de la laringe mediante pulveriza-
dores de anestésicos locales ha estado contraindicada en los niños
durante mucho tiempo, pero actualmente se ha establecido la efi-
cacia y la seguridad de la técnic
a 28, siempre que se administren
dosis bajas de lidocaína al 5% (esto es, 8mg en los lactantes de
<
10 kg y 16mg en los lactantes
>
10 kg). La anestesia tópica puede
lograrse instilando lociones oculares que contengan un anestésico
local (oxibuprocaína) o mediante pomadas/lociones o soluciones
viscosas sobre la mucosa de la boca y las encías. Debe vigilarse que
la dosis administrada no supere los máximos permitidos, además
de evitar que el niño trague inadvertidamente soluciones concen-
tradas de anestésicos locales, especialmente en los lactantes.
Habones intradérmicos
Los habones intradérmicos se utilizan de forma rutinaria en los
adultos para anestesiar la piel que recubre estructuras más profun-
das a las que se va acceder. La técnica se emplea menos a menudo
en la población pediátrica, salvo para anestesiar el punto de punción
de un bloqueo regional en niños no anestesiados. Consiste en la
introducción de una aguja intradérmica del calibre 25, 27 o 30,
prácticamente tangencial a la piel con el bisel hacia abajo sin pene-
trar las capas subcutáneas. A continuación se inyecta una cantidad
pequeña (
<
0,5ml) de anestésico local (lidocaína al 0,5-1%, o pri-
locaína, con o sin epinefrina). La piel que recubre el habón adquiere
un aspecto de piel de naranja y la latencia de la anestesia de la zona
relevante es prácticamente inmediata. La única pega de esta técnica
es que la inyección es moderadamente dolorosa.
Infiltraciones locales y bloqueos de campo
Las infiltraciones de anestésicos locales (lidocaína, prilocaína, bupi-
vacaína, o levobupivacaína, con o sin epinefrina, o ropivacaína sin
epinefrina) mediante una inyección en abanico en la grasa subcu-
tánea y los músculos que rodean al foco quirúrgico (o los bordes
de una herida) proporcionan una analgesia adecuada para la cirugía
de partes blandas y para la sutura de heridas. Las precauciones
deben centrarse en la contaminación bacteriana y en las sobredosis,
especialmente en las heridas grandes o en las reinyecciones. En este
último caso, una consideración importante es que la concentración
plasmática de lidocaína después de la administración subcutánea
guarda una relación lineal con la dosis por kilo de pes
o 283 .Otras inyecciones
La instilación traqueal de anestésicos locales se emplea con regu-
laridad en los adultos para la intubación traqueal con el paciente
despierto y para prevenir el laringoespasmo, pero en los niños no
es tan habitual por los riesgos de toxicidad sistémica y de lesiones
potenciales de las cuerdas vocales.
La creciente generalización de la cirugía laparoscópica ha
generado la aparición de tipos de dolor abdominal distintos. La
inyección intraperitoneal de anestésicos locales dio lugar a resulta-
dos contradictorios en estudios realizados en adultos. La técnica
no se ha evaluado en los niños, tanto en términos de seguridad
como de eficacia, y se recomienda precaución sobre sus aplicacio-
nes potenciales.
La inyección intraarticular de anestésicos locales propor-
ciona una analgesia consistente de las cápsulas articulares. La
técnica puede usarse para procedimientos diagnósticos o terapéu-
ticos (inyección de articulaciones dolorosas), pero casi nunca la
realizan los anestesiólogos y su eficacia es inconstante.
Conclusión
La importancia de la anestesia regional ha aumentado considera-
blemente durante las 3 últimas décadas. Los bloqueos representan
una alternativa terapéutica importante para prevenir y tratar el
dolor, tanto durante el período intraoperatorio como en el posto-
peratorio, y en especial para la cirugía ambulatoria (procedimien-
tos de punción única) y como analgesia de larga duración (mediante
técnicas con catéter). Con los años se ha ido produciendo un
cambio, desde los bloqueos neuroaxiales hacia los bloqueos peri-
féricos, para disminuir la incidencia de efectos adversos y permitir
un alta hospitalaria precoz. Las técnicas con catéteres periféricos
se están convirtiendo en una práctica rutinaria, y algunos pacientes
pueden ser tratados en sus domicilios. La expansión de la anestesia
regional se ha visto favorecida por el desarrollo de dispositivos
diseñados específicamente para los niños, y por los adelantos en
técnicas que permiten localizar con más precisión los troncos ner-
viosos sin necesidad de que colabore el paciente. La neuroestimu-
lación es hoy en día la técnica de referencia para la localización de
nervios y plexos, pero la guía ecográfica es una técnica emergente
que está pugnando con la neuroestimulación por la supremacía
en este campo. El creciente número de artículos relacionados con
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Anestesia pediátrica
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