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El diagnóstico de las cardiopatías congénitas puede hacerse

en base a la exploración física, al electrocardiograma (ECG), a la

radiografía de tórax y al ecocardiograma. Ocasionalmente puede

realizarse un cateterismo cardíaco como parte del tratamiento

intervencionista o como medio diagnóstico. La resonancia magné-

tica (RM) se utiliza para definir la anatomía de las cardiopatías

congénitas antes de la cirugía cardíaca.

El tratamiento médico inicial de las cardiopatías congénitas

tiene como objetivo el alivio de la ICC, la mejoría de la perfusión

sistémica y el mantenimiento o la mejora del flujo pulmonar. El

ductus arterioso debe permanecer permeable en algunas situacio-

nes, como en el síndrome del corazón izquierdo hipoplásico, en la

estenosis o la atresia aórtica, la interrupción del arco aórtico o la

coartación aórtica neonatal sintomática. En muchos casos, las infu-

siones de PGE

1

mantienen al paciente con vida hasta poder llevar

a cabo una corrección quirúrgica complet

a 19

.

Insuficiencia circulatoria aguda en niños

La insuficiencia circulatoria aguda se caracteriza porque el flujo san-

guíneo sistémico es inadecuado para cumplir con las demandas

metabólicas del organism

o 20 .

En el síndrome clínico del shock se

incluyen los signos y síntomas debidos a una circulación inadecuada

y al intento de compensar la insuficiencia circulatoria. Los niños

compensan las situaciones de circulación inadecuada con la libera-

ción de catecolaminas endógenas y el aumento del tono autonómico

periférico. Los signos iniciales del shock suelen ser ansiedad o irrita-

bilidad, palidez y frialdad de las extremidades y taquicardia no expli-

cada. La taquipnea, una acidosis metabólica moderada, la oliguria y

la somnolencia son signos de perfusión periférica inadecuada, mien-

tras que la obnubilación, la respiración periódica y la apnea son signos

de alarma de una parada cardíaca inminente. La presión arterial no

suele ser un buen indicador de la adecuada perfusión en niños, ya

que la presión disminuye en las fases tardías de la enfermedad. La

capacidad de éstos para vasoconstreñir es tan eficaz que la presión

arterial central puede ser normal a pesar de la inminencia de un

colapso circulatorio. La insuficiencia circulatoria puede ser debida a

un fracaso de la bomba, hipovolemia intravascular, hipoglucemia e

hipocalcemia. La hipovolemia es el resultadode la pérdida de volumen

(de sangre, plasma, agua) o de una alteración de la RVS

( tabla 74-2 )

.

En los niños, la causa más frecuente de insuficiencia circu-

latoria es la hipovolemia. Estos niños presentan una reducción de

la precarga ventricular, una disminución del volumen latido y del

gasto cardíaco. Las causas de la hipovolemia aguda son la pérdida

de sangre (por traumatismos o hemorragia gastrointestinal [GI]),

la pérdida de plasma (síndrome de pérdidas capilares, hipoprotei-

nemia, quemaduras, peritonitis) o la pérdida de agua (vómitos,

diarrea y diuresis glucosúrica en la cetoacidosis diabética [CAD]).

Los niños con hipovolemia aguda suelen presentar una vasocons-

tricción periférica extrema con extremidades frías y mal perfundi-

das. Los pulsos periféricos pueden ser filiformes, con un tiempo de

relleno capilar prolongado, a no ser que el niño tenga fiebre.

La hipovolemia intravascular también puede deberse a una

reacción anafiláctica, el shock séptico o endotóxico, las lesiones medu-

lares y la ingestiónde fármacos vasodilatadores. En los casos que cursan

con vasodilatación, la perfusión periférica se suele mantener (a pesar

de existir hipotensión) y las extremidades permanecen caliente

s 20,21 .

El shock cardiogénico es relativamente poco frecuente en los

pacientes pediátricos. Cuando ocurre, sus etiologías más comunes

son cardiopatías congénitas con obstrucción del tracto de salida o

cortocircuito sistémico-pulmonar, aunque también puede deberse

a sepsis virales o bacterianas. En los niños, debe considerarse la

posibilidad de que exista una obstrucción al llenado o a la salida

(neumotórax por tensión, hemopericardio, neumopericardio o

derrame pericárdico). Por último, las miocardiopatías virales o

infiltrativas, la enfermedad de Kawasaki o del colágeno vascular y

los trastornos metabólicos como la hipoglucemia, la sepsis o la

uremia pueden provocar insuficiencia circulatoria refractaria e

insuficiencia primaria del mecanismo de bombe

o 22,24

. Arritmias

como las taquicardias auriculares paroxísticas o los bloqueos auri-

culoventriculares (AV) pueden precipitar también una insuficiencia

circulatoria en niños.

T

ratamiento

.

 La causa del shock puede identificarse con

frecuencia a partir de la historia clínica y de la exploración física.

Entre las medidas inmediatas que hay que instaurar se incluyen la

comprobación de la vía respiratoria, la administración de oxígeno,

el establecimiento de la vía aérea (en caso necesario) y una ventila-

ción adecuada. Se debe conseguir un acceso vascular con rapidez y

debe ser de tamaño suficiente para administrar con rapidez los

fluidos necesarios. Se debe canular un acceso venoso por vía per-

cutánea, pero la vasoconstricción periférica puede dificultar la

maniobra. La vía intraósea (i.o.) resulta útil para la administración

de líquidos y de fármacos en caso de no poder obtener un acceso

venoso con rapide

z 25 .

Para obtener una vía i.o. se coloca una aguja

rígida de bisel corto en el tercio proximal de la tibia

( fig. 74-1 )

o en

el extremo distal del fémur, tras la desinfección adecuada de la piel.

Existen agujas fabricadas específicamente para este propósito, pero

también sirven las agujas medulares de 18 G y las utilizadas para la

punción-aspiración de médula ósea. Se debe tener cuidado para

evitar la epífisis. Cuando la aguja i.o. se logra colocar de forma

adecuada, su eje queda anclado en la corteza, con el extremo de la

aguja en la cavidad medular. La corteza sujeta la aguja. Se pueden

aspirar con facilidad sangre y espículas óseas y es fácil la infusión

de líquidos sin distorsionar los tejidos blandos de la pierna. La vía

i.o. se utiliza para obtener muestras de sangre y para administrar

2422

Anestesia pediátrica

V

Figura 74-1

 Técnica de canulación intraósea.

Tabla 74-2

 Insuficiencia circulatoria: hipotensión

Presión venosa central baja: hipovolemia intravascular

Vasoconstricción:

pérdida de

volumen

Vasodilatación:

pérdida de

resistencias

Presión venosa central

normal o elevada:

cardiogénica

Pérdida de sangre Anafilaxia

Fallo de bomba

Pérdida de plasma Sepsis

Cortocircuitos

Pérdida de

volumen

extracelular

Intoxicación por

fármacos

Obstrucción del tracto de

salida, del tracto de entrada

Arritmias

Modificada de Crone RK: Acute circulatory failure in children.

Pediatr Clin North Am

27:525, 1980.