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los líquidos y los fármacos empleados tradicionalmente por vía

intravenosa en la reanimación. Debe obtenerse un acceso intrave-

noso habitual tan pronto como sea posible para evitar la aparición

de una osteomielitis. La canulación percutánea de la vena yugula

r 26,27

y subclavia es sencilla, pero se asocia con un riesgo bajo de punción

de la arteria carótida, hemotórax, neumotórax y perforación de la

vena cava superior o de la aurícula derecha. Cuanto menor sea el

tamaño del niño, mayor es el riesgo que comporta la canulación de

cualquier vena.

El tratamiento de la insuficiencia circulatoria va dirigido hacia

el aumento del gasto cardíaco y la normalización de la perfusión de los

órganos periféricos. Como los determinantes del gasto cardíaco son la

frecuencia cardíaca y el volumen latido, el aumento de cualquiera de

ellos puede resultar beneficioso. Si no existe taquicardia, se puede elevar

la frecuencia cardíaca, ya sea aumentando la vagólisis o mediante la

estimulación cardíaca

a

-adrenérgica (cronotropismo positivo). La

atropina (0,02mg/kg, hasta 1mg), el isoproterenol y la epinefrina son

los fármacos empleados con mayor frecuencia para este fin. Los niños

toleran bien una elevación de entre el 30 y el 50% en la frecuencia

cardíaca sobre los niveles de control y esto suele aumentar el gasto car­

díaco de forma sustancia

l 8

. El volumen latido puede ser aumentado

por el incremento de la precarga, el descenso de la poscarga, mejorando

la contractilidad o la combinación de los mencionados mecanismos.

Como la mayoría de los niños en shock se encuentran hipovo-

lémicos, el aumento de la precarga con solución isotónica de cristaloi-

des o de coloides suele ser efectiva. Un buen punto de partida consiste

en administrar 20ml/kg, infundidos en 2-10minutos. Se deben repetir

estos bolos hasta observar una mejoría de la perfusión o hasta haber

administrado 60ml/kg. Si con este volumen no se consigue mejoría

alguna, hay que descartar otras causas de shock, como la presencia de

pérdidas continuas, alteraciones miocárdicas, sepsis, anafilaxia u

otra

s 20,21

. El volumen intravascular puede evaluarse mediante la explo-

ración física, una radiografía de tórax, una ecocardiografía y la colo-

cación de un catéter de presión venosa central (PVC) o arterial.

La ecocardiografía tiene la ventaja de ser rápida y no invasiva,

pero requiere de la disponibilidad inmediata de un equipo sofisti-

cado y de personal entrenado en la interpretación de los ecocardio-

gramas pediátricos. Pueden descartarse anomalías estructurales

cardíacas y es posible estudiar de forma cualitativa la función car-

díac

a 28 .

La hipovolemia también puede diagnosticarse mediante

ecografí

a 29 .

La mayoría de los lactantes y niños que precisan de una

evaluación continua y de soporte cardiovascular requieren un catéter

venoso central para administrar fluidos y medir la PVC. Aunque una

PVC de 5cmH

2

O es una estimación razonable de un volumen intra-

vascular adecuado, no existe una única PVC óptima. Diversos fac-

tores extracardíacos, como la distensibilidad pulmonar, el nivel de

presión positiva teleespiratoria (PEEP), la presión inspiratoria

máxima y el aumento de la presión abdominal, afectan a la PVC o

a la presión de llenado del ventrículo derecho; así, la PVC óptima de

cada paciente puede variar de forma considerable. Una vez que se

obtiene una PVC razonable, si no mejora la presión arterial o la

perfusión cutánea ni aumenta el volumen urinario se deben consi-

derar las causas cardiogénicas de insuficiencia circulatoria. Hay que

determinar la gasometría arterial, el hematocrito, los electrólitos en

suero, la glucemia y la calcemia. Es fundamental la corrección de la

acidosis, de la hipoxemia o de otros trastornos metabólicos. Se deben

obtener cultivos de sangre y de otros tejidos apropiados y se ha de

administrar una cobertura antibiótica de amplio espectro si se sos-

pecha la posibilidad de una sepsis. Una producción de orina de más

de 1ml/kg/h suele indicar la presencia de un flujo renal y un gasto

cardíaco adecuados. Los pacientes con una producción de orina de

menos de 0,5ml/kg/h deben ser evaluados en busca de insuficiencia

circulatoria, renal u obstrucción del flujo urinario.

Se puede mejorar la contractilidad miocárdica mediante la

corrección de la hipoxia, la acidosis, la hipoglucemia y la adminis-

tración de fármacos con efecto inotrópico positivo como las aminas

simpaticomiméticas (

b

-agonistas), xantinas y glucósidos cardíacos.

Los catéteres de arteria pulmonar se emplean con menor

frecuencia en niños que en pacientes adultos, ya que estos catéteres

a menudo son demasiado largos para el tamaño de la arteria pulmo-

nar, especialmente en los lactantes. La mayoría de los trastornos que

dan lugar a insuficiencia circulatoria en niños se asocian a fracaso

biventricular, no a fracaso ventricular izquierdo, como ocurre en los

adultos. Por consiguiente, las presiones de llenado del ventrículo

izquierdo reflejan la presión auricular derecha y la PVC es un indi-

cador adecuado de la presión de llenado del lado derecho e izquierdo.

Los catéteres de arteria pulmonar, cuando se utilizan, permiten al

equipo de la UCI la medición continua de la presión de la arteria

pulmonar y la medición intermitente del gasto cardíac

o 30,31

.

La reducción de la poscarga está a menudo indicada cuando

el «fracaso de la bomba» coexiste con una RVS elevad

a 32 .

La dis-

minución de la RVS permite al ventrículo bombear de una forma

más eficaz, aumenta el volumen latido y mejora la perfusión tisular.

Es posible lograr la reducción de la poscarga con un vasodilatador

directo (nitroprusiato sódico), un

b

-agonista (isoproterenol), un

inhibidor de la fosfodiesterasa III (milrinona) o un

a

-antagonista

(fentolamina o tolazolina). Los efectos de la reducción de la pos-

carga son a menudo impredecibles. Si la hipotensión asociada dis-

minuye de modo suficiente la perfusión coronaria, la eficacia

cardíaca puede verse reducida más que mejorada. Se debe disponer

de fármacos vasoconstrictores (fenilefrina o norepinefrina) para el

tratamiento inmediato de la hipotensión grave.

La vasoconstricción debe iniciarse cuando la anafilaxia y el

shock reciente caliente producen una vasodilatación inadecuad

a 20 .

Los fármacos vasoconstrictores producen un aumento del trabajo

miocárdico y del consumo de oxígeno, por lo que pueden empeorar

la descompensación miocárdica existente.

Farmacología cardiovascular en los niños

En el soporte farmacológico de la circulación se incluye la adminis-

tración de fármacos inotrópicos y cronotrópicos positivos, de vaso-

constrictores y vasodilatadores (reducción de la poscarga) y de

antiarrítmicos (v. caps. 2

y 72)

. Lamayoría de los fármacos utilizados

en la actualidad no han sido estudiados adecuadamente en niños,

de forma que las dosis recomendadas y los efectos esperados deben

extrapolarse de las dosis para adultos y de la experiencia clínica.

Los fármacos inotrópicos positivos se utilizan para aumentar

el gasto cardíaco de los pacientes con insuficiencia circulatoria. La

mayoría de los agentes inotrópicos también afectan a la frecuencia

cardíaca y al tono vasomotor. La taquicardia en los niños suele

tolerarse bien y con frecuencia es beneficios

a 20 .

En los neonatos,

cuyos ventrículos son relativamente poco distensibles y en los que

el volumen latido es menos variable, la taquicardia es una forma

importante de aumentar el gasto cardíaco. Como los fármacos que

aumentan la frecuencia cardíaca o la contractilidad también incre-

mentan el consumo de oxígeno miocárdico, se debe asegurar una

oxigenación arterial adecuada y tienen que existir suficientes sus-

tratos metabólicos al administrar estos fármacos. La respuesta car-

diovascular a las aminas simpaticomiméticas se ve atenuada en

presencia de acidosis grave y posiblemente de sepsis; son precisos

mayores ritmos de infusión de estos fármacos, que deben reajustarse

cuando la acidosis se resuelve. En la

tabla 74-3

se enumeran los

fármacos inotrópicos de uso frecuente. En los párrafos siguientes se

realizan breves comentarios acerca de su utilización en cuidados

intensivos pediátricos.

Epinefrina

La epinefrina se ha convertido en el tratamiento de primera elec-

ción de la hipotensión de múltiples etiologías, debido a sus efectos

estimuladores cardíacos.

Cuidados intensivos pediátricos y neonatales

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Sección V

Anestesia pediátrica

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