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Desarrollo bioquímico

Hacia las 24 semanas de la gestación, el epitelio cuboideo alveolar se

va aplanando y los neumocitos de tipo I se convierten en las células

de revestimiento y de apoyo para los alveolos. Las células de tipo II,

de mayor tamaño, que fabrican y almacenan el surfactante, también

se desarrollan en esta etapa. El surfactante aparece inicialmente a las

23 o 24 semanas de la gestación en los seres humanos y aumenta su

concentración en las últimas 10 semanas de vida gestaciona

l 58

. El

surfactante es liberado a los alveolos alrededor de la 36.ª semana de

gestación, permitiendo de este modo la vida extrauterina.

Transición respiratoria: de la placenta al pulmón

Hacia las 24 semanas de la gestación, los pulmones están prepara-

dos para el intercambio gaseoso extrauterino. Sin embargo, deben

producirse varios cambios circulatorios y mecánicos significativos

poco después del nacimiento para que el intercambio gaseoso en

el pulmón sea adecuado.

La ventilación comienza a acoplarse con la perfusión en las

primeras horas de vida. Al principio existe un cortocircuito de

derecha a izquierda a nivel intrapulmonar a través de zonas atelec-

tásicas del pulmón, así como un cortocircuito de izquierda a derecha

a través del ductus arterioso y cierto cortocircuito de derecha a

izquierda a través del agujero oval. La Pao

2

resultante de 50 a

70 mmHg indica la existencia de un cortocircuito de derecha a

izquierda que es tres veces el que existe en los adultos normales.

La transición desde la respiración y circulación fetal a la

neonatal es dinámica. Tras el nacimiento, el lecho vascular pulmo-

nar puede seguir constriñéndose en respuesta a la acidosis, el frío

o la hipoxia. Si se produce constricción arterial pulmonar, el cor-

tocircuito de derecha a izquierda de sangre desaturada a través del

agujero oval y del ductus arterioso aumenta, reduciendo así el flujo

sanguíneo pulmonar. La persistencia de esta vasoconstricción pul-

monar activa se denomina hipertensión pulmonar persistente del

recién nacido o circulación fetal persistente. También se produce

en pacientes con hernia diafragmática congénita, aspiración de

meconio y sepsi

s 59 .

Mecánica respiratoria

Para ventilar los pulmones, los músculos respiratorios deben vencer

las fuerzas estático-elásticas y dinámico-resistentes intrínsecas de

los propios pulmones. Los cambios en estas fuerzas opuestas

durante el desarrollo posnatal afectan al volumen de los pulmones,

al patrón respiratorio y al trabajo respiratorio.

Distensibilidad pulmonar frente a edad

Los cambios en la distensibilidad pulmonar que se producen con

la edad son el resultado de las variaciones de la estructura alveolar

y de la cantidad de elastina y surfactante. Al nacer, la distensibilidad

es baja debido a la presencia de precursores alveolares de paredes

gruesas y de cantidades reducidas de elastina. Un déficit de surfac-

tante (como p. ej., en la enfermedad de la membrana hialina)

reduce aún más la distensibilidad pulmonar. Ésta mejora durante

los primeros años de vida como resultado del desarrollo conti-

nuado de los alveolos y de la elastina.

Caja torácica

La caja torácica de los lactantes es menos rígida, ya que las costillas

están formadas por cartílago. Además, la configuración cuboidea

del tórax de los lactantes permite una menor recuperación elástica

que la caja torácica de los adultos, aplanada en sentido dorsoventral.

Los adultos tienen una mayor proporción de fibras de contracción

lenta, altamente oxidativas y resistentes al cansancio en los múscu-

los intercostales y en el músculo diafragma. Mientras que los adultos

poseen un 65% de estas fibras en los músculos intercostales y un

60% en los músculos diafragmáticos, los neonatos sólo cuentan con

un 19-46% de estas fibras en los músculos intercostales y un 10-25%

en los músculos diafragmático

s 60 .

Por tanto, los lactantes son más

vulnerables al cansancio muscular y presentan menor estabilidad

de la caja torácica. El efecto neto de la caja torácica distensible y de

los pulmones poco distensibles sería el colapso alveolar y el menor

volumen pulmonar en reposo (capacidad residual funcional [CRF]).

A pesar de esta tendencia al colapso pulmonar, los niños mantienen

una mayor CRF dinámica por mecanismos como la elevada fre-

cuencia respiratoria, el freno laríngeo y la estabilización de la caja

torácica con aumento del tono intercostal durante la espiració

n 61 .

Vía respiratoria superior

Las vías respiratorias superiores de los niños y de los adultos pre-

sentan numerosas diferencias anatómicas que afectan a su capaci-

dad para mantener una vía respiratoria permeable. La posición más

anterior y cefálica de la laringe en los niños explica las ventajas de

la «posición de olfateo» para la ventilación con mascarilla o la intu-

bación endotraqueal. La extensión extrema del cuello puede de

hecho obstruir la vía respiratoria. En el adulto, la parte más estrecha

de la vía respiratoria se encuentra a la altura de las cuerdas vocales.

La vía respiratoria de los niños menores de 5 años es más estrecha

a nivel del cartílago cricoides, ya que la laringe posterior ocupa una

posición más cefálica que la laringe anterior, lo que hace que el

anillo cricoideo sea elíptico en vez de circular. La laringe posterior

desciende al nivel del adulto a los 5 años de eda

d 62,63 .

Un tubo endo-

traqueal (TET) que atraviese con facilidad las cuerdas vocales de un

niño pequeño puede provocar daños isquémicos a la vía respiratoria

más distalmente. El estrechamiento cricoideo y la gran flexibilidad

de los cartílagos traqueales proporcionan un adecuado sello alrede-

dor de un TET sin manguito. Los niños menores de 5 años rara vez

precisan TET con manguito, aunque algunos profesionales utilizan

regularmente tubos con manguitos en estos paciente

s 64,65

.

Capacidad de cierre

Las propiedades elásticas del pulmón se correlacionan también

estrechamente con la capacidad de cierre. El volumen de cierre es

el volumen pulmonar al que las vías terminales comienzan a colap-

sarse, y se atrapa gas por detrás de las vías cerrada

s 66 .

Los grandes

volúmenes de cierre aumentan el espacio muerto de ventilación y

pueden dar lugar a atelectasias y cortocircuitos de sangre de derecha

a izquierda. Los tejidos elásticos ayudan a mantener abiertas las

vías respiratorias, de modo que cuanto más estroma elástico exista

en las de pequeño calibre, menor será el volumen pulmonar preciso

para cerrar las vías respiratorias pequeñas no cartilaginosas. El

volumen de cierre es pequeño en la adolescencia tardía y relativa-

mente grande en los ancianos y en los más jóvenes. Los niños

superan las complicaciones de sus grandes volúmenes de cierre y

las atelectasias secundarias respirando con rapidez y a través de

una actividad constante y del llanto. El volumen de cierre se con-

vierte en un problema significativo en lactantes que permanecen

inactivos, sedados o anestesiados.

Fuerzas de resistencia

Los neonatos presentan una pequeña vía respiratoria con una alta

resistencia o una baja conductancia (conductancia=1/resistencia).

El calibre de las pequeñas vías respiratorias no aumenta de forma

significativa hasta después de los 5 años; por ello, los niños peque-

ños presentan elevadas resistencias basales y son especialmente

vulnerables a las enfermedades que provocan un mayor estrecha-

miento de las vías respiratorias (es decir, con constricción de la

musculatura lisa, edema o inflamación de la vía respiratoria). La

resistencia elevada normal de la vía respiratoria de los neonatos y

los niños pequeños ayuda a mantener la CRF.

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Anestesia pediátrica

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