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El inicio de la ventilación con presión positiva puede producir

hipotensión arterial sistémica, que suele responder a la infusión de

10-20ml/kg de cristaloides, coloides o sangre. La PVC debe medirse

cuando se necesita una PEEP de 10cmH

2

O o superior. La medición

de la presión arterial intravascular y la PVC ayuda a detectar los

efectos perjudiciales de la ventilación mecánica y de la presión posi-

tiva en la vía respiratoria sobre el sistema cardiovascular.

T

ratamiento

farmacológico

complementario

:

sedantes

y

analgésicos

.

La sedación a menudo es necesaria en los niños cons-

cientes para que cooperen con la ventilación mecánica. La cantidad de

sedación depende de la edad, del tamaño, de la enfermedad subyacente

del niño y del grado de soporte respiratorio que éste precisa. Algunos

lactantes pueden encontrase gravemente deprimidos y no necesitar se-

dación. La sedación facilita la respiración del paciente «en fase» con el

ventilador, lo que reduce la presiónmáxima en la vía respiratoria y elimi-

na la tos y la fatiga, que pueden producir escapes pulmonares de gas. La

infusión continua de fentanilo (de 1 a 2

m

g/kg/h) proporciona analgesia

y sedación. Sin embargo, si se precisa mantener la misma sedación en

días posteriores, puede ser necesario aumentar el ritmo de infusió

n 94 .

Como tratamiento complementario a la administración de opioides

pueden emplearse otros fármacos, como el lorazepam (0,1-0,2mg/kg,

administrado por vía intravenosa cada 4-6 horas) o una infusión de

midazolam(0,05-0,2mg/kg/h). Estos fármacos poseenmínimos efectos

cardiovasculares, siempre que el volumen intravascular sea adecuad

o 95 .

Sin embargo, la administración de lorazepam a neonatos prematuros

durante varios días puede producir hipotensión que responde a corti-

coides como resultado de la acumulación del fármaco en el organismo.

La semivida del lorazepam es de aproximadamente 72 horas en los lac-

tantes prematuros. La administración del fármaco cada 4-6 horas pro-

duce acumulación del mismo en la sangre y los tejidos.

Los fármacos bloqueadores neuromusculares aumentan la

distensibilidad de la pared torácica, reducen el consumo de oxí-

geno

96

y facilitan la ventilación mecánica. Estos medicamentos

deben usarse siempre en conjunción con fármacos con efecto

amnésico, ansiolítico y analgésico.

Los relajantes musculares utilizados con mayor frecuencia en

las UCIP son el pancuronio y el vecuronio (v. también cap. 19). La

dosis habitual de pancuronio es de 0,1mg/kg administrados por vía

intravenosa cada hora u hora y media, o de 40 a 100

m

g/kg/h en

forma de infusión. La taquicardia es un efecto secundario no deseado

que aparece con el pancuronio en adultos, pero es deseable en los

lactantes y los niños porque ayuda a mantener el gasto cardíaco. El

vecuronio (de 0,08 a 0,2mg/kg, seguido de una infusión de 60 a

150

m

g/kg/h) causa menos taquicardia que el pancuronio; el cisatra-

curio (de 0,1 a 0,2mg/kg, seguido de una infusión de 60 a 120

m

g/

kg/h) a menudo resulta útil porque su eliminación no depende de

la función renal o hepática. Si estos fármacos se administran durante

más de un día, se deben pautar períodos regulares de descanso para

evitar la acumulación sérica del fármaco y la parálisis prolongada.

R

etirada de

la ventilación mecánica

.

Los criterios para

la retirada están mal definidos. En general, dicha retirada del so-

porte respiratorio debería comenzar cuando el niño se encuentre

estable desde el punto de vista de su sistema cardiovascular y esté

despierto y alerta. La ventilación mecánica no debería retirarse

cuando exista un riesgo importante de sufrir descompensación

cardíaca aguda. También es mejor esperar hasta que se hayan co-

rregido otros trastornos como la anemia grave, la hipoglucemia o

hiperglucemia, la hipernatremia, la hipocloremia o la malnutrición,

ya que estos trastornos metabólicos pueden alterar la capacidad del

niño para prescindir de la ventilación mecánica. Antes de retirar la

ventilación, el niño ha de ser capaz de generar al menos –20 cmH

2

O

de presión en la vía respiratoria (fuerza inspiratoria) y de inspirar al

menos 10ml/kg de aire con su máximo esfuerzo (capacidad vital).

En los ventiladores limitados por presión o por tiempo-volumen, la presión inspiratoria máxima debe reducirse cuando la

distensibilidad mejora, ya que de lo contrario puede producirse un

neumotórax y/o un neumomediastino.

Las frecuencias del ventilador no suelen reducirse hasta que

la gasometría sea estable, la concentración de oxígeno inspirado

sea inferior a 0,6, la PEEP necesaria sea inferior a 10 cmH

2

O y la

presión máxima en la vía respiratoria sea menor de 30-35 cmH

2

O.

Se debe comprobar que todos los efectos residuales de los

fármacos bloqueadores neuromusculares han desaparecido y que

existe un nivel mínimo de sedación. El bloqueo neuromuscular

puede revertirse mediante la administración intravenosa de neos-

tigmina (0,05-0,07

m

g/kg) y de glicopirrolato (0,01mg/kg); la pre-

sencia de una función neuromuscular aceptable debe confirmarse

con un estimulador nervioso periférico. Cuando todos estos facto-

res están controlados, la frecuencia del ventilador se reduce gra-

dualmente a lo largo de un período de horas o días.

La retirada ha de continuar mientras la gasometría se man-

tenga dentro de un rango aceptable y la situación clínica del niño le

permita tolerarla. Según aumenta la proporción de ventilación

espontánea, el incremento del trabajo respiratorio puede empeorar

la situación del niño. La taquicardia, la hipertensión o la hipoten-

sión, la taquipnea, el aumento del trabajo respiratorio y la ansiedad

son todos signos de alarma. Si aparecen estos problemas se debe

suspender el proceso de retirada y reinstaurar un soporte ventilato-

rio adicional. Resulta esencial tomar gasometrías frecuentes y obser-

var la situación clínica del paciente a lo largo del proceso de retirada

de la ventilación. Si el niño padece una enfermedad pulmonar resi-

dual con reducción de la distensibilidad pulmonar, la reducción de

la CRF y el aumento de la hipoxemia pueden retrasar la retirada.

Estos problemas potenciales pueden minimizarse utilizando niveles

mínimos de CPAP o PEEP (de 5 a 10cmH

2

O) durante la retirada.

La CRF es parecida en los lactantes sometidos a ventilación mecá-

nica con una PEEP de 2 cmH

2

O y tras extubación traquea

l 97 .

La extubación traqueal debe llevarse a cabo por un profesio-

nal experto en intubación traqueal, por si es precisa la reintubación.

Una vez que se lleva a cabo la extubación traqueal, no es infre-

cuente que el paciente necesite un aumento del 20% de la Fio

2

. Se

debe animar a los pacientes mayores a que respiren de una forma

profunda, tosan y eliminen las secreciones tan frecuente como sea

posible. La espirometría de incentivación, la movilización precoz y

la fisioterapia torácica pueden tener un papel significativo en la

recuperación de la insuficiencia respiratori

a 98

.

Antes de considerar la extubación traqueal, es esencial evaluar

con cuidado el tipo y el volumen de las secreciones traqueales. Unas

secreciones abundantes y espesas pueden ser difíciles de eliminar

por parte del paciente tras la extubación. Lo mejor es programar la

extubación traqueal cuando se dispone de todo el personal, para que

sea posible la observación cuidadosa y poder obtener con rapidez

una radiografía de tórax. Si el proceso de retirada de la ventilación

y de extubación han sido planificados y ejecutados cuidadosamente,

la necesidad de reintubación es relativamente infrecuente.

V

entilación

de

alta

frecuencia

.

La ventilación de alta

frecuencia proporciona volúmenes menores que el espacio muerto

anatómico con frecuencias respiratorias altas (150-300respiraciones/

minuto). Para la ventilación de alta frecuencia pueden utilizarse con

eficacia diversos tipos de ventiladores: de chorro de alta frecuencia, el

ventilador oscilatorio de alta frecuencia (HFOV) y el interruptor de

fluj

o 99 .

Cada una de estas máquinas difiere en su diseño técnico, en sus

aplicaciones clínicas y en el mecanismo del intercambio de gase

s 100 .

Los HFOV se utilizan con frecuencia en neonatos y niños

con enfermedades pulmonares graves e insuficiencia respiratoria.

La utilización de los HFOV ha reducido el número de lactantes que

antes hubieran requerido oxigenación con membrana extracorpó-

rea (ECMO

) 101,102

. El HFOV también ha resultado eficaz en el tra-

tamiento de niños con enfermedad homogénea intersticial y

alveolar agud

a 103 .

Esta forma de ventilación resulta menos eficaz en

2434

Anestesia pediátrica

V