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sedantes intravenosos, como las benzodiazepinas, las butirofenonas

y los barbitúricos, reducen el FSC y la PIC. La ketamina aumenta el

FSC y debe evitarse su uso en la mayoría de los casos. Se pueden

utilizar opiáceos si la respiración del paciente está controlada.

Esteroides

Los esteroides reducen el edema vasogénico que rodea a los tumores

cerebrales y reducen el edema del octavo par craneal y la pérdida de

audición asociados con las meningitis bacteriana

s 145

. Los esteroides

no tienen papel alguno en el tratamiento de las lesiones cerebrales

traumáticas o del edema cerebral globa

l 146

. Si se administran esteroi-

des, se deben tomar precauciones para evitar las úlceras gástricas.

Control de la temperatura

Se debe evitar la hipertermia en los pacientes con lesiones cerebrales.

El aumentode unos pocos grados de la temperatura corporal aumenta

de manera importante la lesión del SNC en los pacientes con lesiones

craneales y otras causas de lesión cerebral. El ritmo del metabolismo

aumenta entre un 5 y un 7% por cada °C. Para disminuir la tempe-

ratura del cerebro deben emplearse fármacos antipiréticos (parace-

tamol) y dispositivos de enfriamiento. La hipotermia reduce el ritmo

metabólico cerebral. Por ejemplo, a 30°C, el ritmo del metabolismo

cerebral es el 50% de los valores controle

s 147

. La inducción de hipo-

termia antes de producirse una lesión isquémica cerebral puede man-

tener períodos prolongados de FSC inadecuado antes de que se

produzcan lesiones en el SNC. Existen algunas evidencias de que la

hipotermia inducida tras una lesión mejora la evolución neuroló-

gic

a 148

. La disminución de la temperatura corporal a 35°C disminuye

las lesiones del SNC a largo plaz

o 149 .

Las temperaturas por debajo de

los 33°C se asocian con un aumento de la morbilidad y la mortalidad

debido al aumento del ritmo metabólico, las hemorragias y las infec-

ciones. La hipotermia debe utilizarse únicamente si el paciente se

encuentra paralizado y anestesiado, para evitar los escalofríos.

Control de la glucemia

La hiperglucemia tras un traumatismo craneal se ha asociado a una

mala evolución neurológica en adultos y niño

s 150,151 .

En modelos

animales se ha observado que la hiperglucemia aumenta las lesio-

nesdelSNC,debidoposiblementeaqueproduceacidosisláctic

a 152–154 .

Cuando se utiliza la insulina suficiente para mantener valores

próximos a la normoglucemia, se observan menores defectos neu-

rológicos que en los animales con hiperglucemi

a 155 .

También hay

que evitar la hipoglucemia. La administración de soluciones con

dextrosa únicamente debe efectuarse en pacientes con lesiones cra-

neales si existen signos claros de hipoglucemia y sólo en cantidad

suficiente para mantener la normoglucemia.

Control de las convulsiones

Las convulsiones producen un aumento de las necesidades metabóli-

cas del cerebro y aumentan el FSC, el volumen sanguíneo cerebral y

la PI

C 156

. En pacientes paralizados, se debe obtener un EEG para

documentar la ausencia o la presencia de convulsiones. Las convulsio-

nes han de tratarse de forma agresiva mediante anticonvulsivantes.

Barbitúricos

Los barbitúricos reducen el FSCy el metabolismo cerebral. El tiopental,

de 1 a 5mg/kg enbolo intravenoso, reduce laPICdurante 5-10minutos.

El pentobarbital, 3mg/kg o más en bolo de carga por vía intravenosa,

seguido de la infusión continua de 1 a 2mg/kg/h, resulta eficaz para

reducir la PIC. Suelen ser necesarios niveles sanguíneos de 20 a 40mg/l

para lograr una disminución importante de la PIC. Para lograr una

disminución más aguda se precisan concentraciones más elevadas. A

estas dosis, el metabolismo y la excreción de los barbitúricos pueden

alterarse, por lo que los niveles sanguíneos han de controlarse estre-

chamente. La depresión miocárdica y la hipotensión son complicacio-

nes comunes del tratamiento con barbitúricos. Por tanto, la función

cardiovascular debe ser vigilada estrechamente y se deben tomar las

medidas necesarias para mejorar la función cardíaca y la presión arte-

ria

l 157

. Aunque la administración de barbitúricos reduce la PIC, puede

que no mejore la supervivencia o la evolución neurológic

a 158–160 .

Lidocaína

Un bolo i.v. de lidocaína a dosis de 1mg/kg puede minimizar los

aumentos de la PIC producidos por las estimulaciones nocivas de

la vía respiratoria (p. ej., con la aspiración endotraqueal).

Estado epiléptico en los niños

El estado epiléptico se define como una actividad convulsiva conti-

nua motora de más de 20 minutos de duración o como episodios

repetidos de convulsiones sin períodos de despertar intercurrentes.

Aunque no resulta infrecuente que no se encuentre causa alguna, las

causas identificables más frecuentes son las infecciones (meningitis

o encefalitis) y las alteraciones metabólicas (toxinas, traumatismos

craneales y lesiones hipóxicas e isquémicas). Como la actividad

convulsiva aumenta en el estado epiléptico, el metabolismo cerebral

y de la musculatura esquelética y el consumo de oxígeno aumentan,

lo que puede poner al niño en riesgo de hipoxia celular. Durante una

convulsión, la obstrucción de la vía respiratoria y las excursiones

ineficaces de la pared torácica y del diafragma pueden limitar la

ventilación y empeorar la hipoxemia y la hipercapnia.

El tratamiento de las convulsiones comienza con el restable-

cimiento de la vía respiratoria, la administración de oxígeno y una

ventilación adecuada. Para detener la actividad convulsiva se deben

administrar fármacos anticonvulsivantes por vía intravenosa. Entre

los anticonvulsivantes utilizados con más frecuencia se encuentran

el lorazepam, el fenobarbital, el paraldehído y la fenitoína.

El lorazepam es un fármaco rápido y fiable para la interrup-

ción de las convulsiones. Se administra en bolos intravenosos de

0,1mg/kg, o puede aplicarse por vía rectal si no es posible obtener

un acceso intravenoso. También se utiliza el fenobarbital, en bolos de

5 a 10mg/kg (dosis máxima de 20mg/kg). La principal complicación

del lorazepam cuando se administra a dosis elevadas es la depresión

respiratoria. Dicha depresión respiratoria se ve exagerada cuando el

fenobarbital es utilizado en combinación con lorazepam. La fenitoína

puede administrarse también por vía intravenosa a dosis de hasta

20mg/kg, pero debe hacerse con lentitud para evitar la depresión

cardiovascular. El paraldehído puede administrarse por vía rectal a

dosis de 0,3ml/kg. Por último, el tiopental sódico por vía intravenosa

a dosis de 1 a 4mg/kg termina con la mayoría de las convulsiones

intratables; pero a dosis más elevadas se produce apnea y existe riesgo

de vómitos y de aspiración del contenido gástrico. Una vez que las

convulsiones se encuentran bajo control, debe establecerse su causa.

Muerte cerebral

La definición más frecuente de la muerte es el cese irreversible de

la función cardiorrespiratoria (v. tambié

n cap. 88)

. Sin embargo,

con la aparición de los trasplantes de órganos y la necesidad de

órganos, la muerte se ha convertido en algo peor definido. El pro-

blema es que es posible mantener la función cardiopulmonar de

forma indefinida, aun tras haber cesado la actividad cerebral. Por

tanto, la muerte cerebral es la definición clínica y legal de muerte,

«el cese permanente de la función cerebral».

Los criterios de muerte cerebral comprenden la ausencia

irreversible de funciones cerebrales y del tronco encefálico. Dicha

ausencia de funciones cerebrales se define como la ausencia de

respuesta mediada corticalmente a estímulos externo

s 161 .

La ausen-

cia de funciones del tronco encefálico se define como la ausencia

de reflejos troncoencefálicos, como la ausencia de respuesta pupilar

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Anestesia pediátrica

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