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enfermedad de las pequeñas vías respiratorias, suele existir una mezcla

de obstrucciones totales y parciales, lo que da lugar a un cuadro no

homogéneo de colapso y sobredistensión. Las zonas de colapso con-

tribuyen al cortocircuito intrapulmonar de derecha a izquierda, y las

zonas de sobredistensión aumentan el espacio muerto. Si la sobredis-

tensión afecta a todo el pulmón, disminuirá la distensibilidad y aumen-

tará el trabajo respiratorio. El cuadro clínico y radiológico variará con

los diferentes grados de colapso y sobredistensión pulmonar.

En resumen, todas las causas de insuficiencia respiratoria

comparten una fisiopatología similar, es decir, la presencia de ate-

lectasias con una CRF reducida y cortocircuito de la sangre intra-

pulmonar de derecha a izquierda, o bien la sobredistensión alveolar

con aumento del espacio muerto y reducción de la eliminación de

CO

2

(o ambas cosas). El aumento del trabajo respiratorio asociado

a todas las causas de disfunción respiratoria puede dar lugar a

cansancio y a un patrón respiratorio que complique aún más el

proceso inicial. Si el aumento del trabajo respiratorio no es detec-

tado y tratado con rapidez, puede dar lugar a cuadros de apnea,

hipoxia y parada cardíaca en los niños más pequeños.

Tratamiento de la insuficiencia respiratoria

El tratamiento de la insuficiencia respiratoria consiste en obtener una

vía respiratoria permeable, aumentar la concentración de oxígeno

inspirado, aliviar la obstrucción de la vía aérea, tratar las infecciones,

corregir la sobrecarga de volumen, optimizar todos los sistemas extra-

pulmonares e instaurar ventilación mecánica. La administración de

surfactante exógeno, la ventilación de alta frecuencia, las estrategias

de ventilación mecánica con protección para el pulmó

n 75

, la inhala-

ción de NO, la posición en decúbito prono, la ventilación líquid

a 76

y

la oxigenaciónmediantemembranas extracorpóreas (ECMO) pueden

ser tratamientos eficaces en contextos clínicos concretos.

Los lactantes y los niños pequeños a menudo precisan ayuda

para mantener la permeabilidad de la vía respiratoria. Entre las

maniobras específicas para ello se encuentra el mantener al niño en

una posición semiincorporada para evitar la aspiración o el reflujo

gastroesofágico, así como para minimizar los efectos de la disten-

sión abdominal. Suele ser apropiado mantener la cabeza del niño

en una posición media y minimizar la flexión excesiva del cuello.

Se puede conseguir un aumento en la concentración de

oxígeno inspirado utilizando mascarillas ajustadas de anestesia. Las

gafas nasales de oxígeno a menudo resultan útiles, pero pueden

causar agitación al niño, perdiendo todo efecto beneficioso sobre

el aumento de la Fio

2

. Existen otras alternativas menos invasivas,

como la liberación de oxígeno al ambiente, las mascarillas espacia-

doras, las tiendas de laringitis y las cajas cefálicas, que por lo general

son mejor toleradas por los niños.

La resolución de una obstrucción de la vía respiratoria supe-

rior puede lograrse colocando una mascarilla laríngea, un TET, rea-

lizando una traqueostomía o colocando un tubo orofaríngeo o

nasofaríngeo. La epinefrina racémica inhalada y los esteroides admi-

nistrados por vía intravenosa a menudo disminuyen el edema

subglótic

o 77,78

; los antibióticos reducen la inflamación infecciosa, y

los

b

-agonistas y los fármacos anticolinérgicos inhalados relajan la

musculatura lisa bronquia

l 79 .

En los pacientes con neumonitis se

deben realizar cultivos para bacterias, virus u hongos, y se deben

tratar con los antibióticos adecuados. El edema pulmonar se trata

limitando la ingesta de líquidos y administrando diuréticos y fár-

macos cardiotónicos o vasoactivos. Una buena nutrición por vía oral

Cuidados intensivos pediátricos y neonatales

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Sección V

Anestesia pediátrica

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

Alteración del control de la ventilación

Traumatismos craneales

Hemorragias intracraneales

Aumento de la presión intracraneal secundario a tumores,

edema, hidrocefalia, síndrome de Reye, etc.

Infecciones del sistema nervioso central

Trastorno de Ondine

Intoxicación por fármacos

Estado epiléptico

Trastornos neuromusculares

Lesiones de la médula espinal alta

Poliomielitis

Síndrome de Guillain-Barré

Enfermedades neurodegenerativas (p. ej., síndrome de

Werdnig-Hoffmann)

Distrofias musculares y miopatías

Miastenia gravis

Botulismo

Tétanos

Lesiones del nervio frénico

Alteraciones estructurales

Cifoescoliosis grave

Tórax inestable

Tumores intratorácicos grandes

Neumotórax o neumomediastino

Derrames pleurales grandes, hemotórax, empiemas

Distensión abdominal grave

Obesidad grave (síndrome de Pickwick)

Obstrucción de la vía respiratoria

Vía respiratoria superior

Anomalías congénitas

Tumores: intrínsecos o extrínsecos

Epiglotitis

Crup (laringotraqueobronquitis)

Cuerpos extraños

Edema postintubación, tejido de granulación o

cicatrización

Parálisis de las cuerdas vocales

Quemaduras

Anillos vasculares

Vía respiratoria inferior

Asma

Bronquiolitis

Cuerpos extraños

Enfisema lobular

Fibrosis quística

Trastornos alveolares

Neumonías

Infecciosas: bacterianas, virales, fúngicas,

Pneumocystis

Químicas: aspiración, hidrocarburos, inhalación de humo

Edema pulmonar: cardiogénico, casi-ahogamiento, síndrome

de permeabilidad capilar

Atelectasias masivas

Toxicidad por oxígeno

Contusión pulmonar

Hemorragia pulmonar

Cuadro 74-4

 Causas de insuficiencia respiratoria en los niños