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sólo se necesita un cuarto de la dosis del tratamiento preventivo

para el tratamiento de rescate.

Los antagonistas serotoninérgicos no son únicamente los

antieméticos empleados con más frecuencia en la prevención, sino

también los más usados en el tratamiento de rescat

e 189 .

Esto puede

deberse a que los antagonistas de la serotonina son, en la actuali-

dad, la única clase de antieméticos disponible por vía intravenosa

con un inicio de acción rápido sin efecto sedante. Como se ha

mencionado previamente, los antagonistas serotoninérgicos son

muy selectivos y tienden a bloquear casi todos los receptores dis-

ponibles. Por ello se presupone que cuando se ha utilizado ondan-

setrón en la profilaxis, resulta ineficaz en el tratamiento de recate

en las UCPA. Esto se ha confirmado en un estudio con 428 pacien-

tes realizado por Kovac y cols

. 190 .

Aun así, el ondansetrón se usa

mucho como tratamiento de rescate de primera línea tras profilaxis

previa aunque esto vaya en contra de las consideraciones teóricas

y de la evidencia disponible. Igualmente, se puede predecir que el

empleo de granisetrón en el rescate, otro antagonista serotoninér-

gico, sería ineficaz en los pacientes tratados con ondansetrón como

prevención de las NVPO, tal y como mostraron Candotti y cols

. 191 .

Por tanto, como norma, se asume que tras la administración de un

antiemético es más eficaz elegir un antiemético de otra clase en el

tratamiento de rescate. Esto lo corrobora un análisis secundario de

Habib y cols. que muestra que tras la profilaxis con ondansetrón y

droperidol, el tratamiento de rescate con prometazina es significa-

tivamente más eficaz que una dosis repetida del mismo fár­

mac

o 192 .

La dexametasona ha demostrado ser tan eficaz como ondan-

setrón en la prevención de las NVP

O 56 .

Clínicamente, parece tener

un inicio de acción retardado, como sugiere la observación de que

es más eficaz administrarlo al principio que al final del procedi-

mient

o 153 .

Sin embargo, Rusch y cols. consiguieron demostrar que

añadiendo dexametasona al tratamiento de rescate con ondan­

setrón o haloperidol, aumentaba la RRR durante un período de

24 hora

s 193 .

Como conclusión, los fármacos para el tratamiento de

rescate parecen tener la misma eficacia y, por ende, mejor eficiencia

en comparación a cuando se indican para el tratamiento preven-

tivo. Además, son necesarias dosis menores en el tratamiento de

rescate frente al preventivo y es preferible administrar fármacos

que no se hayan usado previamente.

Guía para el tratamiento

de las NVPO

La gran cantidad de información publicada supone un reto para el

anestesista, que debe desarrollar una estrategia válida para la pre-

vención y tratamiento de las NVPO. Por este motivo, se han elabo-

rado guías de consenso. Sin embargo, el hecho de que un grupo de

individuos esté de acuerdo en un contenido no garantiza que éste

sea infalible. Por ejemplo, algunas guías indican el NNT de varias

intervenciones como si este dato permitiese una comparación de

la eficacia farmacológica entre distintos ensayos aunque metodo-

lógicamente no sea correcto (v. más arriba para apreciar las dife-

rencias entre eficacia y eficiencia).

Por tanto, mejor que resumir las distintas guías, esta

última sección describe un manejo racional de la prevención y

el tratamiento de las NVPO basado en los conocimientos actua-

les descritos en este capítulo. Debe interpretarse como una guía

para los clínicos y no como unas normas rígidas ya que existen

distintas aproximaciones igual de válidas. Llegados a este punto

sería útil una regla de tres: 1) considerar la necesidad de pre-

vención, 2) titular las medidas de prevención (lo que incluye

modificar la técnica anestésica) de acuerdo con las necesidades

de los pacientes y 3) seguimiento del paciente y empleo de tra-

tamientos de rescate sin demora que actúen sobre mecanismos

distintos.

Considerar la importancia de la prevención

Viene marcada por el riesgo del paciente, el problema médico

potencial asociado, y las perspectivas y valores tanto del paciente

como del personal sanitario. Se recomienda estimar el riesgo del

paciente con una escala validada, es decir con la escala de Apfel y

cols. o la de Koivuranta y cols. para los adultos y la de Eberhart y

cols. para los niño

s 4,5,69 .

Aunque no sean perfectas, proporcionan

una mejor predicción que los antecedentes de NVPO o el tipo de

intervenció

n 38 .

Titular según las necesidades del paciente

Pacientes con poca necesidad de medidas preventivas

En general, está poco justificado el empleo de antieméticos profi-

lácticos cuando el riesgo es bajo (p. ej., 10-20%)

( fig. 76-14 ) 56 .

La

razón de esto es que la eficacia en pacientes con bajo riesgo es baja,

de manera que hay que tratar a muchos para que se beneficie uno

sólo y se exponen así innecesariamente a antieméticos, y a sus

efectos secundarios (p. ej., sedación, cefalea, prolongación del QT,

torsades de pointes). Sin embargo, como ya se ha mencionado, su

uso puede estar justificado si el paciente lo solicita o si existen

dudas sobre las complicaciones que podrían surgir si se produjesen

vómitos.

Pacientes que requieren algunas medidas de prevención

Cuando el riesgo es moderado, suelen indicarse una o dos

medidas antieméticas pero no necesariamente han de ser fárma-

cos. Una opción puede ser un anestésico total (TIVA con propo-

fol, aire y fentanilo) o el empleo de 4mg de dexametasona o

ambos tras una inducción anestésica suplementado con medidas

que minimicen el uso de opiáceos (AINE, lidocaína, ketamina a

bajas dosis).

Pacientes en los que se deben tomar grandes medidas

de prevención

En pacientes de alto o muy alto riesgo, la medida más adecuada

sería evitar la anestesia general y minimizar los opiáceos periope-

ratorios (p. ej., bloqueo de nervio periférico, anestesia espinal

) 79 .

Sin

embargo, si se necesita un anestésico general, se recomienda un

TIVA con 4mg de dexametason

a 56

y un antiemético adicional

(p. ej., prometazina 12,5 a 25mg, dimenhidrinato 31,25 a 62,5mg

o metoclopramida 25 a 50mg). La elección del segundo fármaco

no es relevante porque la mayoría de los fármacos tienen eficacias

similare

s 104

y la evidencia indirecta sugiere que las intervenciones

con mecanismo diferentes son aditivas, es decir, funcionan de

manera independient

e 56 .

Evidentemente, el TIVA puede sustituirse

por un anestésico inhalado con un antiemético adicional, pero esto

elimina una de las opciones de rescate si las NVPO acontecen en

la UCPA. Esto es especialmente cierto en el caso de los antagonistas

serotoninérgicos, que podrían ser un tratamiento eficaz de rescate

sin efectos sedantes.

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Cuidados postoperatorios

VI