Table of Contents Table of Contents
Previous Page  2603 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 2603 / 2894 Next Page
Page Background

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

arteria cerebral posterior y la arteria cerebral media, en especial en

los pacientes con una enfermedad cerebrovascular preexistent

e 159 .

Pronóstico, tratamiento y prevención

La recuperación visual de la ceguera cortical puede ser prolongada,

pero es probable que los pacientes antes sanos muestren un grado de

recuperación considerable. Cuando se acompaña de signos neuroló-

gicos focales, el tratamiento debería dirigirse a impedir la progresión

hacia un accidente cerebrovascular. La elección de las medidas

óptimas para evitar las lesiones neurológicas durante la cirugía car-

díaca sigue siendo controvertida. Se han propuesto varias técnicas

para reducir la manipulación aórtica y la embolización intraoperato-

ria

s 57,58

. La correcta eliminación del aire y de la materia particulada

del corazón durante las cirugías valvulares puede reducir el riesgo de

embolismo. En los pacientes menores de 70 años sin signos de enfer-

medad cerebrovascular, el empleo de un filtro en la vía arterial durante

una DCP disminuye de manera significativa el número de microém-

bolos detectables mediante ecografía Doppler transcraneal. La fre-

cuencia de aparición de cambios neuropsicológicos sutiles y de

cambios neurológicos (incluido el nistagmo) también se redujo. No

se detectaron alteraciones visuales entre los pacientes del estudi

o 160 .

El mantenimiento de una presión de perfusión sistémica adecuada

puede evitar los episodios de hipoperfusión en los pacientes con

enfermedad cerebrovascular, pero en ningún estudio se han relacio-

nado la pérdida de visión y la presión de perfusión durante una

cirugía a corazón abierto. El desarrollo de las técnicas de Doppler

intracraneal puede permitir una detección mejor de los episodios

embólicos. En la actualidad todavía no se dispone de ningún agente

neuroprotector de eficacia clínica probada. La cirugía cardíaca en la

que no se realice una derivación reduciría, aunque no eliminaría por

completo, el riesgo de sufrir complicaciones embólica

s 161

.

Glaucoma agudo

El glaucoma agudo por cierre angular es un cuadro bien conocido

descrito pocas veces tras una anestesia general. Lo más frecuente

es que la enfermedad aparezca de forma espontánea en mujeres y

en la población de edad avanzada. Entre los factores de riesgo se

incluyen con frecuencia la predisposición genética, la presencia de

una cámara anterior plana y el aumento del grosor del cristalino.

La incidencia de la enfermedad alcanza su máximo a los 55-

65 año

s 162 .

Se han publicado tres series de pacientes quirúrgicos.

Gartner y Billet encontraron 4 casos de glaucoma agudo por cierre

angular en un total de 3.437 pacientes estudiados (0,1%) que se

sometieron a una anestesia raquídea o genera

l 163 .

Más adelante,

Wang y cols. describieron 5 casos en un total de 25.000 pacientes

estudiados, lo que se corresponde con una incidencia del 0,02

% 164 .

La serie de Fazio y cols. es la que ha encontrado la incidencia más

elevad

a 165 .

Estos autores detectaron 9 casos (dos bilaterales) en un

total de 913 pacientes sometidos a anestesia raquídea o general, lo

que corresponde a una incidencia del 1%. En ninguno de estos

estudios se encontró una relación entre el glaucoma agudo y una

técnica anestésica o un agente anestésico en particular.

El glaucoma agudo por cierre angular produce daños glauco-

matosos en el nervio óptico cuando el paso del humor acuoso de la

cámara posterior a la cámara anterior se ve impedido por la aposi-

ción del iris contra la superficie anterior del cristalino. La pupila se

encuentra en midriasis media, con un bloqueo pupilar asociado.

Debe sospecharse el diagnóstico en todo paciente con ojo rojo, dolo-

roso y visión nublada o borrosa. El cuadro suele acompañarse de

cefaleas, náuseas y vómitos. La clínica suele ser bilateral. Este cuadro

debe diferenciarse de una erosión corneal que, si bien cursa también

con dolor, no presenta signos pupilares, elevación de la PIO, pérdida

de visión subjetiva ni cefale

a 2

. Puede que los síntomas no aparezcan

hasta horas o días después de la cirugía. El glaucoma agudo es una

urgencia que debe tratar un oftalmólogo de manera inmediata. El

tratamiento consiste en la administración de antagonistas

b

-adre-

nérgicos, agonistas

a

-adrenérgicos, inhibidores de la anhidrasa car-

bónica, agonistas colinérgicos y esteroides. También debe pautarse

analgesia sistémica según sea necesario. Más adelante debe realizarse

una iridectomía periférica para crear una vía de comunicación per-

manente entre la cámara anterior y la cámara posterio

r 162

.

Cambios visuales tras resección

prostática transuretral

La asociación entre la resección prostática transuretral (RPTU) y

las alteraciones visuales se conoce desde hace casi 40 años (v. cap.

55 ) 166 .

Estos cambios pueden ocurrir de modo aislado o como parte

de un síndrome causado por la absorción excesiva del líquido de

irrigación (generalmente glicina al 1,5%) caracterizado por la pre-

sencia de hiponatremia, edema cerebral, convulsiones, coma e insu-

ficiencia cardíaca por sobrecarga volumétric

a 167

. Aunque la práctica

de la RPTU se encuentra en retroceso por restricciones económicas

y reguladoras y por el desarrollo de alternativas no invasiva

s 168

,

todavía se producen complicaciones. La absorción del líquido de

irrigación es la fuente principal de las complicaciones no relaciona-

das con la cirugía. Entre los factores que favorecen la absorción de

líquido se incluyen la duración de la resección, el número de senos

venosos prostáticos abiertos, la presión hidrostática del líquido de

irrigación y la presión venosa en la «interfase sangre-líquido de irrigación»

169 .

Sin embargo, Hamilton-Stewart y Barlow ponen en

duda el papel del tiempo quirúrgico, ya que no han encontrado que

en las resecciones más prolongadas se produzca una mayor absor-

ción. Durante una resección prostática, las venas y la cápsula pros-

táticas se exponen antes en las próstatas de menor tamaño, de modo

que una mayor absorción durante una resección de poca duración

es equivalente en cuanto a la cantidad de líquido absorbido a una

menor absorción durante una resección más prolongad

a 170

. Sin

embargo, se puede absorber una gran cantidad de líquido incluso

cuando el cirujano cree que no ha abierto muchos senos venosos,

por lo que la absorción no se puede estimar ni predecir.

Signos y síntomas

Las alteraciones visuales pueden producirse durante la resección,

varias horas después o, con menor frecuencia, en el segundo día

del postoperatorio, cuando el paciente despierta del coma relacio-

nado con la RPT

U 171 .

La gravedad de los signos y los síntomas

iniciales es variable, desde defectos visuales leves hasta la pérdida

total de la percepción de la luz. La queja inicial puede ser la visión

de halos o una visión con un tono azulad

o 172 .

Entre los signos

objetivos que pueden observarse se incluyen la midriasis pupilar

arreactiva a la luz, una PIO normal, una motilidad ocular extrín-

seca normal y una funduscopia normal sin signos de papiledem

a 172 .

Estas alteraciones visuales pueden desaparecer a las pocas horas o

persistir durante más de 80 hora

s 171 .

No se han descrito casos de

pérdida de visión permanente.

Mecanismos de la disfunción visual

Entre los mecanismos propuestos para explicar las alteraciones

visuales se incluyen el edema cerebra

l 173

, la toxicidad causada por

la glicina sobre la retina y la corteza cerebra

l 172 ,

la toxicidad por

Pérdida de visión postoperatoria

2603

80

Sección VI

Cuidados postoperatorios