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Las

variaciones anatómicas

en la circulación del nervio óptico

podrían predisponer a los pacientes al desarrollo de una NOI. La

localización de las potenciales zonas divisorias del riego en la circu-

lación anterior y posterior y las alteraciones del mecanismo de auto-

rregulación, incluso en los pacientes sano

s 92 ,

son factores importantes

que hoy en día no se pueden predecir desde el punto de vista clínico.

Existen pocos estudios en el ser humano acerca de la relación entre

la presión de perfusión y los cambios en el flujo sanguíneo en el

nervio óptico. Los estudios realizados en seres humanos muestran,

por lo general, un flujo sanguíneo conservado a las presiones de

perfusión que se emplean en la clínica e incluso con valores inferio-

res; pero estos estudios han centrado su atención sobre todo en la

porción anterior del nervio óptic

o 92,114 .

En los estudios que emplea-

ron la flujometría Doppler mediante láser, la profundidad de pene-

tración del instrumento de medición resulta un factor crítico. Las

mediciones pueden haber estado más próximas a los vasos sanguí-

neos retinianos que a la cabeza del nervio óptico, por lo que no se

habría medido la circulación del nervio óptico. En la actualidad no

es posible medir el flujo sanguíneo en la región retrolaminar del

nervio óptico del ser humano. En los estudios realizados en animales

se muestra la conservación del flujo sanguíneo en varias regiones del

nervio óptico, incluida la región retrolaminar, incluso con una

presión arterial media tan baja como de 40 mmH

g 113

.

Hayreh y cols. postularon la hipótesis de que la NOIA está

relacionada con una secreción excesiva de sustancias vasoconstricto-

ras cuyo efecto se traduciría en una disminución de la perfusión del

nervio óptico hasta niveles peligrosamente bajo

s 134

. Sin embargo,

basaron dicha teoría en el desarrollo de NOIA en pacientes que habían

sufrido una hemorragia masiva. Los agentes

vasopresores

se utilizan

para mantener la presión arterial en circunstancias tales como tras la

cirugía cardíaca y cuando existe una disminución del tono vasomotor.

En los pacientes sometidos a cirugía a corazón abierto, Shapira y cols.

han encontrado una asociación entre el uso prolongado de adrenalina

o una cirugía de derivación prolongada y el desarrollo de NO

I 6

. Lee y

La

m 120

han descrito un caso de NOI en un paciente tras una cirugía

de fusión de las vértebras lumbares durante la que se empleó una

infusión de fenilefrina (Neo-Synephrine) para mantener la presión

arterial. Más adelante presentaron una serie de cuatro casos de NOI

en pacientes gravemente enfermos con enfermedades sistémicas

importantes que precisaron la utilización de fármacos ionotrópicos y

vasopresores para mantener la presión arterial y el gasto cardíac

o 135 .

Sin embargo, no se conoce que los receptores

a

-adrenérgicos se loca-

licen en el nervio óptico y la barrera hematoencefálica impide la

entrada de fármacos administrados por vía sistémica, excepto posible-

mente en la región prelaminar del nervio óptico. Por tanto, el papel del

uso de vasopresores en la NOI sigue siendo desconocido y en la actua-

lidad no se pueden establecer recomendaciones claras con respecto al

riesgo de sufrir una NOI.

Diversos estudios han mencionado entre los

antecedentes

médicos

la hipertensión arterial, la diabetes, la enfermedad arterial

coronaria o la enfermedad cerebrovascular, pero estos factores no

están presentes en todos los pacientes que han sufrido una NOI.

Además, aunque la hipertensión arterial y la enfermedad arterial

coronaria son factores que suelen encontrarse casi siempre en los

pacientes que van a someterse a cirugía de IDC, sólo algunos de

ellos presentan NOI. No existe ningún estudio de casos-controles

que muestre una asociación entre estos factores y el desarrollo de

una NOI en los pacientes sometidos a cirugía raquídea. Existen

series de casos que muestran que muchos pacientes que han sufrido

una NOIP perioperatoria poseen pocos factores de riesgo cardio-

vascula

r 107 .

En un estudio prospectivo realizado con pacientes no

intervenidos no se encontró ninguna asociación entre el desarrollo

de una NOI y la presencia de afección de la arteria carótida

136 .

La

creencia de que la NOI perioperatoria se relaciona con la ateros-

clerosis se podría basar en que los vasos del nervio óptico respon-

derían de forma anómala a los cambios en la presión de perfusión

(es decir, se demostraría una alteración de la autorregulación). Esta

asociación no se ha estudiado en seres humanos, y los datos de los

experimentos con animales son escasos y no concluyente

s 112 .

Se han descrito casos de NOIA en pacientes que utilizaban

fármacos para el tratamiento de la

disfunción eréctil

. La relación

causa-efecto ha sido motivo de debat

e 137 ,

pero debido a la posibi-

lidad de que aumenten el riesgo y al impacto desconocido sobre

los fenómenos que acontecen en el período perioperatorio, parece

prudente interrumpir el uso de estos fármacos 1-2 días antes de las

intervenciones quirúrgicas.

Debido a la estrecha relación anatómica del seno esfenoidal

y de las celdillas etmoidales con la órbita y el nervio óptico y a la

fragilidad de estos huesos, la

cirugía nasal y de los senos paranasales

asocia un riesgo de producir lesiones oculares. La hemorragia

retrobulbar puede producirse tras la lesión intraoperatoria de la

frágil pared lateral de las celdillas etmoidales, la lámina papirácea.

Se han descrito casos aislados de ceguera tras cirugía endoscópica

sinusa

l 138

debido a que el nervio óptico puede verse dañado de

modo directo durante la cirugía, aunque es más frecuente la lesión

indirecta del mismo causada por la compresión ejercida por el

hematoma retrobulbar, que puede dar lugar a un cuadro de NOI.

Con frecuencia se observa paresia de los músculos extraoculares

(sobre todo del recto interno) y ptosis; pudiendo existir un sín-

drome compartimental ocular que precise una descompresión qui-

rúrgica inmediata para conservar la visió

n 70 .

El pronóstico del

hematoma retrobulbar es malo, ya que sólo un caso cursó con

ceguera tempora

l 139 ,

mientras que en el resto de los casos la ceguera

fue permanente. Los anestesistas deben vigilar atentamente para

descartar la aparición de una hemorragia retrobulbar, en cuyo caso

se debe proceder a la descompresión quirúrgica inmediata.

En resumen, la patogenia de la NOI perioperatoria todavía

no se conoce por completo. En los pacientes que se van a someter

a cirugía a corazón abierto, cirugía raquídea y cirugía de la cabeza

y del cuello con frecuencia se encuentran presentes múltiples fac-

tores que podrían contribuir al desarrollo de la NOI. Un paciente

puede presentar variaciones anatómicas o alteraciones de los meca-

nismos de autorregulación del nervio óptico, pero estas anomalías

no se pueden detectar en la actualidad antes de la intervención. Los

factores preexistentes y los intraoperatorios pueden interaccionar

de modo imprevisible y dar lugar a una NOI. Los profesionales

deben conocer el mayor riesgo de sufrir una pérdida de visión

asociado con la cirugía raquídea prolongada con el paciente en

posición de decúbito prono y en el que se espera que sufra pérdidas

de sangre importantes. Aunque factores como la presión arterial o

la reposición de fluidos son motivos de preocupación en el contexto

de una cirugía raquídea prolongada, son necesarios más estudios

para tener un mejor conocimiento de los mecanismos que condu-

cen a la aparición de una NOI en el período perioperatorio.

Pronóstico, tratamiento y prevención

Por desgracia no existe un tratamiento de eficacia probada para la

NOI. Existen pocos casos publicados sobre el resultado del trata-

miento de la NOI perioperatoria. Williams y cols

. 102

han revisado

los intentos terapéuticos. La acetazolamida es un hipotensor ocular

que puede mejorar el flujo sanguíneo de la cabeza del nervio óptico

y la retin

a 140 .

Los diuréticos como el manitol o la furosemida dis-

minuyen el edema. En la fase aguda, los esteroides pueden reducir

el edema axonal, pero en el período postoperatorio aumentan el

riesgo de infección de la herida quirúrgica. Dado que la eficacia de

los esteroides no está probada, su uso debe considerarse con cautela.

El aumento de la presión de perfusión ocular o de la concentración

de hemoglobina puede ser útil cuando la NOI aparece en presencia

de una disminución significativa de la presión arterial y de la con-

centración de hemoglobina. Si se sospecha un aumento de la

presión venosa ocular puede resultar útil mantener la cabeza en

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Cuidados postoperatorios

VI