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de estudios prospectivos. Sin embargo, merece la pena profundizar

en una serie de posibles factores de riesgo. Myers y cols. descubrie-

ron que la

duración de la cirugía

y la

pérdida de sangre estimada

eran mayores en los pacientes que sufrieron ceguera postoperatoria

tras una cirugía raquídea en comparación con los pacientes no

afectado

s 9

. Por tanto, los pacientes que vayan a someterse a cirugías

en las que se espera que la duración vaya a ser larga deben ser

considerados como de riesgo alt

o 116 .

Puede ser aconsejable realizar

las intervenciones de fusión raquídea por etapas, en especial los

casos de cirugía anterior y posterior. Por supuesto, esta decisión no

debe ser tomada por el anestesista, pero debe considerarse discutir

el tema con el cirujano en los casos apropiados. Es de esperar que

las reintervenciones de la cirugía de fusión raquídea sean más

prolongadas y cursen con una mayor pérdida de sangre.

La

hipotensión intraoperatoria

ha sido considerada por

numerosos autores como un factor de riesg

o 71,117 ,

aunque, dado que

no siempre se produce y como en los pacientes anestesiados es

frecuente cierto grado de hipotensión, la hipotensión por sí misma

podría no tratarse de un factor causa

l 6,118-120 .

En un estudio reali-

zado por Cheng y cols. con pacientes sometidos a cirugía raquídea

en el que se encontraron 24 casos de pérdida de visión postopera-

toria, tan sólo en 2 se produjo una hipotensión intencionad

a 65

. En

un estudio retrospectivo de casos-controles realizado por Myers y

cols. sobre pacientes sometidos a cirugía de fusión vertebral se

mostró que los niveles de hipotensión y anemia fueron parecidos

entre los pacientes que sufrieron una NOI tras la cirugía y los que

no presentaron tal complicació

n 9

. En el registro sobre pérdida de

visión postoperatoria de la ASA, que contiene las series más exten-

sas de pérdida de visión tras cirugía raquídea, se observa una gran

variación en las disminuciones de la presión arterial intraoperato-

rias entre los pacientes con NOI; en el 33% de los casos la presión

arterial sistólica más baja fue superior a 90 mmHg; mientras que

en el 20% el valor más bajo fue inferior o igual a 80 mmHg. La

presión arterial sistólica o la presión arterial media fueron un

20-39% menores que los valores basales en alrededor del 57% de

los pacientes y el 25% de los pacientes presentaban valores un

40-49% por debajo de los valores basales preoperatorios. La hipo-

tensión inducida fue utilizada en el 27% de los paciente

s 10

.

De modo similar, el estudio retrospectivo de casos-controles

de Shapira y cols. realizado sobre 602 pacientes sometidos a cirugía a

corazón abierto en un solo centro durante un período de 2 años

encontró que la presión de perfusión intraoperatoria más baja fue

similar en los pacientes afectados y los pacientes normale

s 6

. El estudio

más extenso de casos-controles de Nuttall y cols. no hace referencia

a las presiones arteriales durante la DCP, pero no observó diferencias

en la presión arterial previa o posterior a la DCP entre los pacientes

que sufrieron una NOI y los pacientes no afectado

s 7

. Durante la

cirugía a corazón abierto, la hipotermia empleada en la DCP, y otras

alteraciones sistémicas como el síndrome inflamatorio sistémico,

podrían desempeñar un papel en el desarrollo de una NOI, pero la

contribución de estos mecanismos todavía no se ha estudiado.

La hipotensión puede disminuir la presión de perfusión del

nervio óptico y producir lesiones isquémicas, ya sea por variacio-

nes anatómicas de la circulación o por alteraciones del mecanismo

de autorregulación y la incapacidad para compensar de manera

adecuada la disminución de la presión de perfusión. Resulta difícil

definir con exactitud el grado de hipotensión que es potencial-

mente nocivo, debido a la falta de datos en la literatur

a 116

.

La

pérdida de sangre

puede ser importante en los casos descri-

tos de NOI perioperatoria. Resulta evidente que en general los pacien-

tes sufrieron una pérdida considerable de sangre y una disminución

intraoperatoria de la concentración de hemoglobina. Los protocolos

de la AS

A 121

sobre las transfusiones de sangre a pacientes quirúrgicos

en la práctica clínica sugieren que, en general, no es necesaria una

transfusión si los niveles de hemoglobina son superiores a 8 g/dl

(v. cap. 45). La Society of Thoracic Surgeons y la Society of Cardio-

vascular Anesthesiologists, que revisaron los estudios disponibles que

recomendaban dicho proceder en la cirugía cardíaca en particular,

han publicado recientemente un protocolo parecid

o 122

.

Diversos autores opinan que el hecho de permitir que los

niveles de

hemoglobina

desciendan, lo que es común durante la anes-

tesia, supone un riesgo de sufrir NO

I 71,102 ;

sin embargo, sigue siendo

controvertido el tema de si se deben modificar los protocolos en las

intervenciones quirúrgicas, como en la cirugía raquídea, cardíaca o

de otro tipo. En dos estudios retrospectivos de casos-controles se

analizó la posible relación entre la disminución de la hemoglobina/

hematocrito y la aparición de NOI. Myers y cols

. 9

determinaron que

los niveles más bajos de hematocrito no diferían entre los enfermos

que presentaron NOI y los que evolucionaron sin complicaciones. En

un estudio sobre pacientes sometidos a cirugía cardíaca, Nuttall y

cols

. 7

encontraron resultados diferentes. La presencia de una concen-

tración mínima de hemoglobina postoperatoria más baja se asoció

débilmente con el desarrollo de NOI (cociente de posibilidades, 1,9;

P

<0,047). También observaron que 13 de los 17 pacientes de su estudio

que sufrieron una NOI presentaban un valor mínimo de hemoglo-

bina postoperatoria inferior a 8,5 g/dl, en comparación con el grupo

control, en el que dichos valores se encontraron en 14 de los 34 inte-

grantes del grupo. Este estudio no especifica el tipo de NOI sufrida

por los pacientes, posee numerosas comparaciones estadísticas y un

tamaño muestral escaso. Debido a las diferencias existentes entre los

pacientes sometidos a cirugía raquídea y los sometidos a cirugía a

corazón abierto, existen dudas acerca de la posibilidad de extrapola-

ción de otros tipos de cirugía diferentes a la cardíaca. Aunque la

pérdida de visión tras una cirugía cardíaca es una complicación

temida, aunque rara, la posibilidad de que exista una relación entre

la pérdida de sangre, la concentración de hemoglobina y la pérdida

de visión no fue considerada en los protocolos para realizar transfu-

siones sanguíneas a los pacientes sometidos a cirugía cardíac

a 122

.

En una

hemorragia

incoercible donde el volumen de sangre no

pueda mantenerse, la disminución del aporte de oxígeno al nervio

óptico podría dar lugar a una NOIA o a una NOI

P 123

. Se desconoce

hasta qué niveles debe descender la concentración de hemoglobina o

durante cuánto tiempo debe mantenerse esta reducción para que se

produzca esta complicación. Sin embargo, la presencia de una hemo-

rragia recurrente y profunda se ha descrito en numerosas publicacio-

nes. El argumento de que la pérdida de sangre con un volumen

intravascular mantenido (hemodilución) es perjudicial carece de base

científica. Se ha demostrado, en experimentos realizados con mini-

cerdos, que el flujo sanguíneo en la cabeza del nervio óptico, medido

con Doppler láser, se mantuvo durante la hemodilución isovolumé-

trica con una disminución del hematocrito del 30%. Además, la

tensión de oxígeno medida en la superficie vítrea aumentó en un

15

% 124

. En gatos, la hemodilución produjo una disminución no sig-

nificativa en el transporte de oxígeno coroide

o 125

y un aumento de la

tensión de oxígeno prerretinian

a 126

. Los voluntarios sanos toleraron

unos niveles de hemodilución muy grandes (hemoglobina de 50 g/l)

sin sufrir alteraciones en el transporte del oxígeno sistémic

o 127

. El

ensayo aleatorizado, prospectivo, multicéntrico realizado por Hebert

y cols. proporcionó datos que justifican el uso clínico de una estrategia

liberal para realizar transfusiones (hematocrito más bajo) en los

pacientes gravemente enfermo

s 128

. Los efectos de la combinación de

hipotensión y hemodilución sobre la hemodinámica y el transporte

de oxígeno en el nervio óptico no han sido estudiados.

Se han descrito casos de NOIA y NOIP en el marco de

reposi-

ciones masivas de líquidos

, así como numerosos casos tras cirugías

realizadas con el paciente en

posición de decúbito prono

, lo que suscita

la posibilidad de que la posición por sí misma contribuya a las altera-

ciones hemodinámicas venosas en el nervio óptico. En los pacientes

que vayan a ser sometidos a cirugía raquídea en la posición de decúbito

prono, cuando sea posible, es aconsejable colocarles la cabeza a nivel

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Cuidados postoperatorios

VI