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concentración de hemoglobina postoperatoria mínima más baja, los

antecedentes de enfermedad vascular clínicamente grave, la angiogra-

fía preoperatoria durante las 48 horas previas a la DCP, la duración

más prolongada de la DCP, las transfusiones de hematíes y el uso de

componentes hemáticos distintos a los eritrocitos. Los pacientes con

NOI fueron sometidos a DCP más prolongadas y no se observaron

diferencias entre los valores de presión arterial preoperatorios y los

postoperatorios. Se produjeron 9 casos de NOI bilateral; en 5 pacien-

tes (29%) no se observó edema en la papila óptica, por lo que pudieran

tratarse de una NOIP y no de una NOIA. La relación excavación-

papila fue pequeña (<0,3) en 5 pacientes con NOI (29%).

Kalyani y cols. hicieron un estudio retrospectivo de casos de

NOI tras 9.701 cirugías cardíacas realizadas a lo largo de un período

de 9 años en un único centr

o 8 .

De los 11 pacientes (0,11%) con NOI

de esta serie no pudieron determinarse factores de riesgo específicos.

Traumatismos

(v. tambié

n cap. 62)

Cullinane y cols. revisaron de modo retrospectivo los historiales

médicos de más de 18.000 pacientes de un único centro, que habían

sufrido un traumatismo entre 1991 y 199

8 109

. De estos pacientes,

350 precisaron reposición masiva de fluidos, mediante la adminis-

tración de más de 20 l de líquidos durante las primeras 24 horas

tras el ingreso. El volumen de reposición osciló entre los 21 y los 50 l

(media 33 ± 8 l) en las primeras 24 horas. La incidencia de NOI

fue del 2,6% (9 pacientes). Cuatro pacientes presentaron un cuadro

de ceguera bilateral. No constan datos sobre las exploraciones del

fondo de ojo. La edad media fue de 34±13 años. Los pacientes

sufrieron acidosis, con concentraciones séricas de lactato de 2,5-

17,5 mEq/l. El hematocrito medio más bajo fue de 7,5-28% (media

20±8%); los productos hemáticos utilizados consistieron en 9-39 unidades de concentrados de hematíes (media de 22±1 unidades).

Todos los pacientes sufrieron coagulopatías y síndrome de dificul-

tad respiratoria aguda que precisó concentraciones elevadas de

oxígeno inspirado y presión teleespiratoria positiva (media de

29±9 cmH

2

O). Todos los pacientes presentaron un síndrome de res­

puesta inflamatoria y el 66% sufrieron un síndrome compartimental

en alguna localización corporal alejada del ojo. El tiempomedio hasta

la detección de la pérdida visual fue de 36 días, porque los pacientes

precisaron sedación y ventilación mecánica prolongadas.

Irrigación del nervio óptico

La NOI afecta a la porción anterior del nervio óptico en la NOIA o

a la región posterior a la región retrolaminar del ojo en la NOIP. La

lesión isquémica es supuestamente de origen vascular, pero no ha sido

demostrada de modo concluyente. La anatomía y la irrigación de las

porciones anterior y posterior del nervio óptico son diferente

s 26,87 .

La

fisiopatología de la NOIP se conoce aún menos que la de la NOIA.

La porción anterior del NO es proximal a la lámina cribosa,

un tejido colágeno elástico a través del cual pasan el nervio óptico,

la arteria central de la retina y la vena central de la retina para

introducirse en la papila óptica. En dicha porción anterior del NO

se encuentran la capa de fibras nerviosas superficiales y la región

prelaminar. Esta región es un tejido grueso que compone la mayor

parte del volumen de la papila óptic

a 110 .

La capa de fibras nerviosas

superficiales está formada por los axones de las células gangliona-

res retinianas y es anterior al plano que se extiende a través del

nervio óptico desde la membrana peripapilar de Bruch. La región

prelaminar se encuentra justo por detrás, adyacente a la coroides

peripapilar. La región laminar es una zona de transición compuesta

por columnas de células gliales y láminas de tejido conjuntivo

denso. En la porción anterior del nervio óptico predominan los

astrocitos y en la porción posterior o retrobulbar son más abun-

dantes los oligodendrocitos y la microglía. Las fibras nerviosas

atraviesan las fenestraciones de la lámina cribosa. La región retro-

laminar es la porción posterior del nervio óptico y se compone de

vainas meníngeas y axones mielinizados. El diámetro del NO en

esta zona aumenta hasta alcanzar los 3 mm.

La capa de fibras nerviosas superficiales recibe su irrigación

principalmente de las arteriolas retinianas, aunque en las regiones

temporales puede recibir parte de las arterias ciliares posteriores. La

región prelaminar es perfundida por ramas centrípetas de la coroides

peripapilar y por vasos del círculo de Zinn-Haller

( fig. 80-3

), elemento

este último que no se halla presente en todos los ojo

s 87 .

La contribu-

ción coroidea a la irrigación de esta región es un tema controvertido.

La región laminar recibe el flujo principalmente por ramas centrípe-

tas de las arterias ciliares posteriores cortas y, en menor medida, por

el círculo de Zinn-Haller. En las regiones laminar y prelaminar

pueden establecerse anastomosis capilares longitudinales que propor-

cionan una protección adicional frente a las lesiones isquémicas,

aunque su importancia funcional no se conoce con exactitud.

La porción retrolaminar posterior del nervio óptico, que se

ve afectada en la NOIP

( fig. 80-4

), posee dos fuentes de irrigación

principales. La fuente más importante, presente en todos los nervios

ópticos, es el sistema vascular centrípeto periférico, que está formado

por ramas recurrentes de la coroides peripapilar y del círculo de

Zinn-Haller. Las ramas piales de la arteria central de la retina y otras

arterias orbitarias, la arteria oftálmica y las arterias ciliares poste-

riores también participan en la irrigación de esta zona. Las ramas

de los vasos piales discurren por los septos del nervio. El sistema

vascular centrífugo axial está formado por pequeñas ramas deriva-

das de la porción intraneural de la arteria central de la retina y no

se encuentra presente en todos los ojos, por lo que las diferencias

2596

Cuidados postoperatorios

VI

Figura 80-3

 Vista superior del origen, el curso y las ramas de la arteria

oftálmica, incluidas las arterias ciliares posteriores. ACI, arteria carótida

interna; ACPL, arteria ciliar posterolateral; ACPM, arteria ciliar posteromedial;

ACR, arteria central de la retina; AO, arteria oftálmica; Art. hip. sup. ant,

arteria hipofisaria superoanterior; CZ, círculo de Zinn y Haller; RCol, ramas

colaterales; RRec, ramas recurrentes.

(De Pillanut LE, Harris A, Anderson DR,

Greve EL [eds.]:

Current Concepts on Ocular Blood Flow in Glaucoma.

La Haya,

Países Bajos, Kugler, 1999)

.